Es una de las legisladoras nacionales más jóvenes en el recinto de la Cámara de Diputados, referente del espacio “Jóvenes PRO”, se define como “hija política del 2001”, adoptó el municipio de Almirante Brown como su lugar para hacer política y allí fue concejala antes de recaer en el Congreso Nacional. Dice tener buen diálogo con todos los espacios políticos, algo que diferencia a los jóvenes que están ingresando al mundo de la rosca. “Veo a las generaciones más grandes enfrascadas más en tener razón que en hacer cosas para que avance el país”, afirmó.

En esta charla exclusiva con Data Clave, un repaso por las motivaciones de la juventud que vienen a ser la cara nueva de la política en los espacios de poder. Apuntó que el Gobierno vino con un discurso de unión pero que no lo está logrando y que eso será una de las grandes herencias a futuro. “A nuestra generación nos va a quedar esa responsabilidad de hacer una Argentina más unida, aunque tenga un costo”, señaló la diputada.

-Data Clave: ¿Por qué te interesaste en la política?

Camila Crescimbeni: La historia empieza cuando era bastante chica, en el 2001, además de ser un año importante por ser de Racing y salir campeones después de 35 años, lo que más me impactó fue la desigualdad social. Me acuerdo salir de la escuela y ver en la puerta un chico de mi misma edad cartoneando. En casa se habló mucho siempre sobre la desigualdad y la pobreza, mi padre es abogado y mi mamá psicóloga, más allá de sus profesiones siempre tocamos muchos estos temas. A partir de esa edad definí mi vocación social, a los 14 años elegí estudiar la carrera de Ciencia Política. Se me despertó la necesidad de transformar la realidad que me parecía muy desigual, el hecho de que dos personas de la misma edad por la familia en la que les tocó nacer tengan dos realidades tan distintas.

-DC: ¿Vos crees que en la política existe vocación para cambiar la realidad?

CC: Yo creo que la política se trata de eso. Pasa que en el medio hay intereses cruzados. Creo que generacionalmente, porque lo veo en otros espacios políticos también incluido el oficialismo, muy presente el 2001 y sobretodo una vocación de intentar puntos en común en la creación de una agenda para el desarrollo de la Argentina. Veo a las generaciones más grandes muy enfrascadas más en tener razón que en hacer cosas para que avance el país. Esto quizás tenga que ver con una generación más agrietada. No es fácil atravesar la grieta, muchas veces el votante te penaliza y te acusan de tibio si lo haces. Yo creo que no hay forma de desarrollar la Argentina sin consensos en políticas públicas, si no hay en el medio un trabajo en eso al final pierden todos los argentinos.

-DC: Se percibió algo de este dialogo en el debate del Aborto ¿Qué opinas?

CC: Si, todo lo que es agenda de igualdad de género tiene eso de encontrar puntos en común entre los espacios políticos, pero a su vez no resulta tan fácil replicarlo en otras políticas. Por ejemplo, Economía del Conocimiento tendría que haber sido una política de Estado y no haber tenido marchas atrás. Otro tema similar es la urbanización de los barrios populares. Para mi la política de cielos abiertos también debería tratarse de esta manera, ahí es donde veo que se hace más difícil. Pero como te digo, veo con buenos ojos que cuando nos sentamos a dialogar sin prejuicios salen cosas interesantes.

-DC: ¿Según lo que decis, cuando aparecen los temas sociales o económicos se agrieta el debate político?

CC: Sí porque están todos acostumbrados a que si estás de un lado o del otro tenes que pensar ortodoxamente de una manera. Eso creo que es lo que empantana la discusión, terminamos hablando de posiciones y no de problemas. Lo que tenemos que resolver los argentinos son los problemas que tenemos. 

-DC: ¿Por qué elegiste el PRO para ingresar a la política?

CC: Ingrese con Carlos Regazzoni en lo que vendría a ser un peronismo dentro del PRO. Había mucho prejuicio, porque venía de la Universidad de Buenos Aires, entre a trabajar en gestión de los polos educativos en las villas del sur de la Ciudad de Buenos Aires, polos de primer nivel. Desde ese entonces lo que me voló la cabeza fue lo que se decía del PRO y lo que en realidad era. A partir de eso decidí participar en lo simbólico, por esto que veía una gran distancia entre lo que se decía y lo que pasaba. Así fue que entré al partido y al espacio de la juventud.

DC: Ya que me diste el pie, ¿Qué opinas del peronismo?

CC: Creo que es parte del bagaje cultural argentino histórico. Creo que sigue siendo un factor de división entre los grandes, tengo la esperanza que en generaciones menores no sea una factor para enfrentar en veredas. Que pueda ser reconocido por su cosas buenas y malas como todo periodo político. Sobre todo la construcción de comunitividad, la idea de que se trabaja entre todos, la concepción que enfoca no solo al individuo sino a la sociedad, no me parece menor en una sociedad que suele caer en el “sálvese quien pueda”. Me parece importante concebir el futuro de todos de la mano, no se salva nadie solo. Es uno de los puntos que no me gustan de Argentina, hay como un egoísmo que ya ni nos damos cuenta, el ejemplo más claro lo ves cuando llegas a una esquina que nadie deja pasar a nadie. Eso se replica en todo, si podes sacar una ventaja se saca. Eso tomo de la mirada del político. Como también destaco del liberalismo político, que también milito dentro del PRO, la importancia de trabajar en las libertades y los derechos humanos. Las herencias políticas nos tiene que servir para iluminar nuestra historia, aprender de ellas, y para intentar hechos concretos. Es lo que más me gusta del PRO: Se enfoca salvajemente en resolver problemas. En encontrar soluciones argentinas a problemas argentinos.

-DC: Qué herencia les va a quedar pendiente como generación

CC: Tenía esperanza que este Gobierno generará un espacio de unión. No se si fue la pandemia pero no estaría sucediendo. Creo que ya no importa quien lo haga, pero alguien lo tiene que hacer. No nos podemos dar el lujo de no hablar sobre puntos en concreto. Vuelvo al tema de Economía del Conocimiento, si no nos ponemos de acuerdo se va a emplear en otros países limítrofes. Esperaría que tengamos una Argentina más unida, como no veo que vayamos hacia eso, creo que nos va a quedar esa responsabilidad a nosotros, aunque tenga un costo.

-DC: ¿La agenda del cuidado ambiental es un reclamo fuerte dentro de la juventud?

CC: Super fuerte. Y te diría que no es algo exclusivamente urbano. Es algo que tienen también los que reclaman contra la desigualdad social. Hay que ver en los que viven a la vera del Riachuelo o no tienen acceso al agua potable. Es una agenda muy presente, por suerte este año pudimos votar en el Congreso la Ley Yolanda que establece una capacitación ambiental para funcionarios.

-DC: Por último, algunos analistas que han reclamos a los referentes de estos últimos 20 años como Macri o Cristina deben dar un paso al costado, ¿qué pensas?

CC: No creo que haya que correr a nadie, no estoy de acuerdo con una mirada rupturista, o creer que uno tiene la razón solo por ser joven. Nos podemos pegar de frente contra la realidad. En Cambiemos aprendimos que hay que ser muy cuidadosos con las expectativas. La sociedad misma va pidiendo recambios. A su vez, la mirada de un proyecto de país requiere también de la experiencia. Sino nos quedamos en proyectos declarativos muy lindos para subir seguidores en redes pero lejos de la realidad. Hay una parte no tan glamorosa de la política que es pensar en cada uno de los temas que realmente nos complican, eso requiere mucho tiempo y saber de gestión, hay que encontrar el equilibrio entre el idealismo y la frescura de nuestra generación con la experiencia y los colores que la Argentina ya tiene.