Cristina Fernández de Kirchner volverá a ocupar el centro de la escena partidaria este martes, cuando encabece a las 18 una reunión clave del Consejo Nacional del PJ en la histórica sede de Matheu 130, en la Ciudad de Buenos Aires. La convocatoria tiene un único objetivo: revisar las causas de la seguidilla de derrotas que viene cosechando el peronismo en los primeros turnos electorales del año, con un foco puesto en los desdoblamientos de los comicios provinciales, que generaron rispideces internas, sobre todo con el gobernador bonaerense Axel Kicillof.

El temario que lleva Cristina no es extenso pero sí filoso. La ex mandataria quiere abrir el debate sobre los seis traspiés electorales que el peronismo acumuló hasta ahora: las elecciones constituyentes de Santa Fe, las legislativas de Jujuy, Salta, San Luis, Chaco y CABA. En todas esas votaciones, el sello partidario salió debilitado. Y el diagnóstico que CFK propone es que la falta de una estrategia nacional coordinada, sumado a la fragmentación territorial, provocó un efecto dominó.

Uno de los puntos más calientes del encuentro será el análisis de los desdoblamientos de elecciones, una práctica que volvió con fuerza en este ciclo electoral y que, según la mirada del cristinismo, jugó en contra de los intereses del PJ. El caso testigo será el de la provincia de Buenos Aires, donde Kicillof decidió adelantar la votación al 7 de septiembre, separándola de las nacionales. Cristina intentó frenar esa jugada sin éxito, y desde entonces se multiplicaron las críticas internas. "Es inviable organizar una elección con dos sistemas distintos", se justificó el gobernador, que no logró calmar las aguas.

El malestar por la autonomía electoral bonaerense encendió una disputa más profunda: quién conduce y representa hoy al peronismo en su bastión histórico. Cristina, desde su rol como titular partidaria, quiere reordenar ese mapa. La reunión de este martes apunta a tomar el control del calendario provincial, marcar presencia en los próximos turnos electorales y evitar una nueva ola de tropiezos, como ocurrió en distritos donde el peronismo fue dividido y sin chances reales de competir. Una de las pocas excepciones fue la elección de Leandro Santoro en CABA, quien quedó segundo detrás del vocero presidencial Manuel Adorni.

El panorama que enfrenta el PJ en lo que resta del año es complejo. El próximo desafío será el 8 de junio en Misiones, donde el partido fue intervenido por decisión de CFK. Luego vendrán los comicios municipales del 29 de junio en Santa Fe, en un clima de fractura interna. El 31 de agosto, Corrientes elegirá gobernador y el candidato del peronismo será Martín “Tincho” Ascúa, el intendente de Paso de los Libres que recibió el respaldo de Cristina tras la normalización del PJ local.

La seguidilla continuará con dos turnos clave: las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre, y las nacionales del 26 de octubre, donde se aplicará el sistema de Boleta Única Papel (BUP). En cambio, en Buenos Aires se mantendrá el método tradicional. Esa diferencia en el modo de votación es solo la punta del iceberg de un conflicto más profundo por el rumbo del partido, el control territorial y el liderazgo del espacio.

La última parada electoral del año será el 26 de octubre en Santiago del Estero, donde se votará gobernador. Allí el peronismo no irá dividido: está integrado al esquema político del actual mandatario Gerardo Zamora, lo que anticipa una contienda con menos sobresaltos. Pero la preocupación de CFK pasa por el resto: necesita que el PJ deje de acumular derrotas para no llegar a 2025 con la moral por el piso. Esta tarde, en Matheu, empieza esa discusión.