El proyecto de etiquetado frontal de alimentos parece estar en su última etapa de tratamiento y sin embargo no hay en el horizonte una sanción a la vista. En medio de cruces y pases de facturas entre los bloques, las diferencias internas en los dos espacios mayoritarios empantanan la discusión.

Luego de un amplio consenso en el Senado, la aprobación en Diputados aparece desde un principio complicada. El lobby azucarero y los intereses de los diputados del norte, mayormente los tucumanos, al que brindó apoyo el propio presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, fue la primera señal contra un trámite rápido.

Tras varias reuniones informativas en plenario de comisiones, el oficialismo en su mayoría está decidido a avanzar con la media sanción del Senado sin modificaciones. Incluso a pesar de algunos diputados propios, entre ellos el presidente de la comisión de Salud, Pablo Yedlin, que reclama cambios.

Este fin de semana, la diputada radical Brenda Austin reavivó la polémica entre los bloques que más se enfrentan en la Cámara baja. La cordobesa acusó al oficialismo de “tener falta de claridad” sobre el tema y señaló que la iniciativa no prospera por las “marchas y contramarchas” en el bloque del Frente de Todos. “Creo que falta claridad de cuál es la posición que tiene el oficialismo sobre este tema”, dijo Austin en Radio Con Vos.

Estas declaraciones crisparon los ánimos en el Frente de Todos. El oficialismo acepta que haya distintas posturas al interior del bloque pero salió a contrarrestar los dichos de la oposición. La bancada sostiene que las diferencias al interior no son estos los motivos de la demora de un dictamen en comisión.

El primer punto es la falta de acuerdo para poder sacar un despacho en forma virtual, por el protocolo actual se requiere del aval de las cuatro comisiones que intervienen con sus presidentes y vices. Según fuentes parlamentarias en off, en Juntos por el Cambio las diferencias también son evidentes e incluso más fuertes contra el proyecto que en el Frente de Todos.

La realidad es que la amplia mayoría apoya y acompaña la media sanción del Senado, a excepción de Yedlin que pide cambios particulares y junto con otros diputados del NOA. En contrapartida, en Juntos por el Cambio hay varias bancas que se oponen y rechazan de plano. En el Frente de Todos aseguran que los cambios más “fuertes” vienen desde la bancada macrista.

En concreto, una de las críticas más visibles es expuesta por la diputada del PRO, Carmen Polledo, vicepresidenta de una de las comisiones es adecuar la legislación a la normativa vigente en el resto de los países del Mercosur. Esto fue reclamado incluso por funcionarios de la cancillería. Sin embargo, en el oficialismo aseguran que no hay una regla común en el resto de los países para replicar.

La iniciativa propuesta por los senadores de Mendoza, Anabel Fernández Sagasti y Julio Cobos, retoma la opción chilena, establece que aquellos productos con exceso de sodio, azúcar y grasas deberán llevar un sello de advertencia negro en sus envases, con el propósito de promover la alimentación saludable y combatir la malnutrición.

Legisladores por Tucuman aseguran que la medida que salió del Senado es “muy dura” y que podría afectar gravemente a la industria del azúcar. Una de las principales fuentes de trabajo en la provincia. En este sentido, están de acuerdo con adecuarse a una norma de etiquetado pero “intermedia” como en el caso de Brasil.