El diputado nacional Máximo Kirchner tuvo un encuentro este mediodía con su par Germán Martínez para formalizar el traspaso de mando en la presidencia del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados. El Gobierno nacional tiene la misión de aglutinar a todos los sectores para lograr que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se aprobado en el Congreso.

La reunión entre pares no tuvo foto oficial y la centralidad estuvo en ofrecer sus miradas por los nuevos tiempos que avecinan para el oficialismo en la Cámara Baja que preside Sergio Massa. Martínez, a la salida, declaró: “Vengo a aportar en este momento, seguiremos trabajando juntos. Nos unen convicciones, un camino recorrido y por recorrer. No vengo a reemplazar a nadie, sino a continuar con la tarea iniciada en 2019”.

Alberto Fernández y Massa le encomendaron al oriundo de Santa Fe la misión de aglutinar a todos los espacios del Frente de Todos para que el entendimiento con el organismo multilateral de crédito tenga un consenso mayoritario de cara a la sociedad y que genere confianza en el staff del FMI. En el Gobierno son conscientes de que la renuncia de Máximo marcó un antes y un después en la tarea legislativa y, mucho más, en el sello del Frente de Todos.

Hasta el momento, el oficialismo contaba con expresiones minoritarias que adelantaron un rechazo a un eventual acuerdo con el Fondo, principalmente de las representaciones de los movimientos sociales, como el caso de los diputados Federico Fagioli, del Frente Patria Grande y Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista y Combativa. Ahora el temor está en que La Cámpora pueda generarle un revés al oficialismo en el Parlamento, que ya de por sí es la primera minoría por una mínima diferencia.

Según pudo averiguar Data Clave con fuentes cercanas a Máximo Kirchner, hay incertidumbre sobre lo que pueda llegar a significar su vida legislativa de ahora en más. No está claro cuál será su rol y tampoco cómo actuará quien además tenía un acuerdo explícito con Massa para garantizar la gobernabilidad en el bloque bajo. Algunas voces de La Cámpora empezaron a dar su versión de que "no hay margen" para desaprobar el acuerdo con el FMI.

El senador provincial Paco Durañona, ex intendente de San Antonio de Areco, conversó con Radio 10 y expresó que "evitar el acuerdo con el FMI y caer en default hubiera sido inviable. Este es el camino a transitar en los próximos dos años". Sus declaraciones se dan a poco de que le haya dicho a Data Clave que "el Frente de Todos dejó de ser un espacio novedoso y fresco" y que el espacio oficialista "no tiene discusiones puertas adentro". Sin embargo, destacó la actitud de Máximo por considerarla "coherente", y sostuvo que "seguramente a la hora de votar el acuerdo en Diputados estará a la altura de la responsabilidad institucional que el país necesita".

Como viene contando este medio, el renunciante jefe de la bancada oficialista, luego de frenéticas reuniones con la conducción de La Cámpora, les comunicó que daría un paso al costado en la conducción parlamentaria, a pesar de que la mesa chica de la agrupación y hasta su propia madre, Cristina Kirchner, le remarcaran su desaprobación. "Una cosa es la posición de Máximo y otra diferente es ejercer con responsabilidad el rol de representante", sostuvo otra fuente consultada por este portal, entendiendo que un mal visto al acuerdo podría generar un vacío de poder en el Frente de Todos y, sobre todo, en el Poder Ejecutivo.

La Cámpora sostiene que el acuerdo que el Presidente le instruyó cerrar a Martín Guzmán no es positivo y que podría generar en el corto o mediano plazo serias consecuencias políticas, económicas y sociales. Pero también entienden que la posición de Máximo fue drástica y que volvió a marcar externamente las fisuras que hay en el Frente de Todos.

La decisión del hijo de Néstor Kirchner tuvo consecuencias para su poder político. Además de contrariar discusiones internas de su agrupación, recibió críticas de pesos pesados. En el caso de Massa, con quien había aceitado su relación en el Congreso, le lanzó indirectamente por los medios que es momento de "tener una mirada de hombres de Estado" y "pensar por encima de las pelas y las diferencias", porque "una cosa es la discusión interna en un espacio de gobierno y otra son los temas en los que el país está en juego".

Otro que salió a jugar fuerte fue el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, un kirchnerista extremo con Cristina Kirchner y hoy muy ligado a las decisiones del presidente de la Nación: "Si no te gusta, esperemos a que vos seas presidente, qué querés que te diga. Lo único que falta es que yo le diga al Presidente que no lo acompaño porque no hace lo que yo quiero", dijo en C5n.

La lectura actual del Gobierno nacional, a pesar de los ruidos internos y de la discusión pública, es que contará con los votos necesarios para sellar el acuerdo. Juntos por el Cambio, con sus idas y vueltas, ya adelantó que votarán positivamente, aunque quieren leer la letra chica del acuerdo. En cuanto a Máximo, nadie sabe con certeza si dará el quórum y se irá o si aprobará el proyecto mostrando su desacuerdo en un discurso. Es algo que está por verse en la tarea legislativa y en la cintura de Martínez para contener a los sectores disconformes con el nuevo paso de Alberto Fernández y su equipo político.