Rodrigo de Loredo encendió una bomba política en Córdoba al difundir un video falso de Martín Llaryora utilizando inteligencia artificial. El diputado nacional radical imitó la estrategia de los libertarios, que semanas atrás habían manipulado la voz de Mauricio Macri para atacar a Silvia Lospennato en CABA. En este caso, replicó la fórmula con el gobernador cordobés, generando una ola de críticas incluso dentro de su propio espacio.

El propio De Loredo no escondió la maniobra: "El video es un nuevo formato, como una viñeta humorística. Con IA logramos que Llaryora diga la verdad", justificó en medios. Según explicó, el video tenía el etiquetado correspondiente y aclaraciones en el texto. Pero ni eso alcanzó para frenar la indignación que cruzó a toda la dirigencia.

X de Rodrigo de Loredo

Desde el bloque oficialista en la Unicameral, Miguel Sicialino fue tajante: "Es vergonzoso, inaceptable e inmoral. Constituye un delito". El legislador reclamó que la Justicia actúe de oficio y advirtió que ningún político, y menos un diputado nacional, puede manipular la voz o imagen de otra persona para inducir al rechazo con mentiras deliberadas.

Aunque el Gobierno provincial analizó judicializar el caso, optó por una respuesta política. La jugada más fuerte vino desde la Mesa Provincia-Municipios, que agrupa a intendentes de distintos colores. Allí firmó hasta Roberto Casiari, referente de los radicales cordobeses y cercano a De Loredo. "Manipular la imagen de Llaryora con fines políticos es una grave falta ética que daña la institucionalidad", señalaron. "En tiempos de incertidumbre, no hay lugar para la mentira fabricada ni la degradación por medios artificiales".

En esa línea, Marcos Torres, intendente de Alta Gracia por el peronismo, se sumó al repudio: "Frente a los problemas reales, hay diputados que usan la tecnología para agredir y desinformar, sin conocer el territorio ni la realidad de miles de familias". El mensaje fue claro: De Loredo está lejos de representar las urgencias locales.

Pero no todos en la UCR lo soltaron. En la Legislatura, Matías Gvozdenovich, jefe del bloque radical, defendió la maniobra: "Es raro que el PJ se sienta ofendido por un video. Solo se muestra el estado real de la provincia, y eso es lo que molesta". A su vez, Alejandra Ferrero cargó contra el peronismo provincial: "Matan con impuestos a los cordobeses y se indignan cuando se muestra su doble discurso".

A pesar de los apoyos internos, el golpe más duro para De Loredo llegó desde afuera. En el PRO, la movida cayó muy mal. Un dirigente cercano a Macri fue directo: "Estas cosas a Mauricio no le gustan. Hace 25 días los trolls de Milei le hicieron lo mismo en Buenos Aires con Lospennato, y ahora De Loredo lo repite. Si quiere jugar a ser el Gordo Dan, que se olvide del PRO".

El enojo amarillo no es menor: existía la chance de un acuerdo con De Loredo para revitalizar Juntos por el Cambio en Córdoba, que incluía la posibilidad de que Soher El Sukaría, cercana a Lospennato, ocupara un lugar clave en una boleta común. Ahora, esa chance se desinfló. Y hay algo más que preocupa: algunos en el PRO y en el peronismo cordobés creen que detrás del video podr��a estar la mano del asesor Santiago Caputo.

En el entorno del expresidente también se enteraron de que el entorno de De Loredo celebró el impacto del video y se jactó de que fue "mejor editado e incluso más imperceptible" que el que los libertarios difundieron contra Macri semanas atrás. 

Mientras tanto, en Córdoba el escándalo no afloja y el peronismo sigue presionando para que De Loredo borre el video y se disculpe públicamente. Por ahora, el radical se niega: "No hubo ningún engaño. Todo el mundo se da cuenta de que es IA".

El juego de alianzas se reconfigura a la par de la polémica. El video trucho dejó a De Loredo más cerca de los libertarios y cada vez más lejos de las alianzas que había empezado a construir. Incluso está dispuesto a resignar el primer lugar en la boleta con tal de ingresar en el armado más competitivo para las legislativas. Pero la movida con IA no solo agitó a la política cordobesa, también sacudió al radicalismo, que ahora se enfrenta a un nuevo dilema interno.