Pese a que todas las miradas apuntan al plano nacional y a quiénes, finalmente, serán los máximos representantes de cada espacio rumbo a la presidencia, en 2023 también se pondrán en juego 21 de los 23 sillones provinciales. Con una particularidad: el 40 por ciento de los gobernadores no podrá ser reelecto.

En concreto, son 9 los mandatarios provinciales que no estarán habilitados, por diferentes motivos, para presentarse a una nueva elección: Juan Schiaretti (Córdoba), Omar Perotti (Santa Fe), Rodolfo Suárez (Mendoza), Alberto Rodríguez Saá (San Luis), Omar Gutiérrez (Neuquén), Gustavo Bordet (Entre Ríos),Mariano Arcioni (Chubut) y Juan Manzur (Tucumán), que está de licencia.

No se trata de una elección cualquiera: 5 de las 6 provincias más pobladas (en Buenos Aires, Axel Kicillof está habilitado para ir por un mandato más) cambiarán de gobernador. Con el impacto político que eso conlleva.

Pero no todas lo harán por la misma razón. En siete de las nueve provincias solo está permitida una reelección. Y todos la cumplirán en 2023 tras ser electos en 2015. No es el mismo caso de Mendoza y Santa Fe, en donde no está permitido ir por un nuevo mandato de manera consecutiva por lo que Suárez y Perotti deberán dejar sus respectivos sillones tras una experiencia de cuatro años.

Tampoco vive la misma situación que el resto, Mariano Arcioni. Sucede que el mandatario provincial de Chubut asumió su rol en noviembre de 2017 tras el fallecimiento de Mario Das Neves. Y por haber sido electo como vice en 2015 no podrá volver a intentar ir por un nuevo mandato en el 2023.

El caso de Manzur es más conocido. Tras ser electo en 2015 y reelegido en 2019, el tucumano aceptó asumir como jefe del Gabinete de ministros en septiembre de 2021 y, de esa manera, dejó de estar al frente de la provincia del norte, donde además vive una puja política de peso con su vice y actual gobernador Osvaldo Jaldo.

Mientras los gobernadores salientes asimilan el impacto de la pérdida de poder (hoy ninguno se muestra con aspiraciones presidenciales), y evalúan cuáles serán los pasos a seguir, en Corrientes y Santiago del Estero viven a otro ritmo. Con el espíritu del chamamé y de la chacarera, respectivamente, ambas provincias manejan un propio calendario electoral a contra turno que los ubica liberados de una contienda electoral por el sillón provincial hasta 2025.