El Fondo no confía del todo en el blanqueo y pidió garantías contra el lavado de activos
El organismo con sede en Washington pidió que cualquier incentivo para usar plata no declarada sea coherente con los compromisos contra el lavado de dinero. En paralelo, destacó los resultados del plan de ajuste, pero no descartó otorgar un waiver si no se cumple la meta de reservas.
Mientras en Buenos Aires todavía no se habían oficializado los anuncios de Luis Caputo sobre la flexibilización del uso de dólares no declarados, en Washington el Fondo Monetario Internacional (FMI) se anticipó y marcó su postura. A través de su vocera Julie Kozack, el organismo dejó en claro que cualquier nueva medida deberá estar alineada con los compromisos asumidos en el acuerdo de Facilidades Extendidas. En otras palabras, el blanqueo que promueve el Gobierno no puede convertirse en una puerta abierta al lavado de dinero.
"Las autoridades se han comprometido a fortalecer la transparencia financiera y a alinear el marco de lucha contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo con los estándares internacionales", dijo Kozack en una conferencia de prensa que coincidió con una jornada lluviosa en la capital estadounidense. Fue una forma elegante de ponerle límites al margen de acción que se plantea el ministro de Economía para tentar a quienes esconden billetes en cajas de seguridad, colchones o valijas.
El mensaje se conoció una hora antes de los anuncios oficiales del Palacio de Hacienda, y no es casual: el Fondo estaba al tanto de los lineamientos generales de la iniciativa, pero aún no había recibido el detalle fino. “Sobre los anuncios relacionados con los activos no declarados, lo único que puedo decir por ahora es que seguimos de cerca la evolución del asunto”, señaló Kozack, reconociendo que el staff técnico todavía analiza los riesgos de que la medida sea utilizada por el narcotráfico o redes internacionales para lavar activos ilegales.
En los pasillos de Washington todavía resuena la frase que Kristalina Georgieva lanzó hace un mes, durante un foro parlamentario: “Me dijeron, no sé si es verdad, que hay más de 200 mil millones de dólares bajo el colchón y Dios sabe dónde. Si ese dinero se invierte en Argentina, imaginen lo que sería ese país”. Esa idea fue la que impulsó al equipo económico a acelerar medidas que permitan canalizar esos fondos hacia el sistema formal. Pero el FMI quiere garantías.
Pese a los reparos sobre este punto, Kozack no escatimó elogios al programa económico del gobierno de Javier Milei. “Las políticas de la administración siguen dando resultados impresionantes. Estos incluyen la implementación fluida del nuevo régimen, una disminución de la inflación mensual al 2,8% en abril y otro superávit fiscal, acumulando un 0,6% del PIB en lo que va del año”, enumeró. Fue una forma de reconocer los números, sin obviar los desafíos que aún persisten.
Uno de esos desafíos tiene fecha concreta: el 13 de junio, día en que el Banco Central debe exhibir una mejora de 5.962 millones de dólares en las reservas internacionales, respecto a lo que había en abril. El compromiso forma parte del acuerdo con el FMI, pero a menos de un mes del plazo, el objetivo parece lejos. Consultada sobre la posibilidad de un waiver –una especie de perdón técnico si no se cumple la meta–, la vocera evitó definiciones tajantes: “Nuestra colaboración con Argentina continúa. La primera revisión del programa nos permitirá evaluar el progreso y considerar nuevas políticas”.
Aunque Kozack no lo dijo con todas las letras, la posibilidad de una flexibilización está sobre la mesa. Si bien los números fiscales y la baja de la inflación juegan a favor del Gobierno, la falta de ingreso genuino de dólares es una señal de alerta. Y eso convierte al blanqueo en una apuesta riesgosa: puede ser una válvula de ingreso de divisas, pero también un frente de conflicto con el FMI si se ejecuta sin los resguardos adecuados.
El próximo punto de contacto oficial entre la Argentina y el Fondo será justamente la primera revisión del nuevo programa, donde se analizará no solo la meta de reservas sino también el impacto real del ajuste fiscal y la liberalización económica. Hasta entonces, cada paso que dé el equipo económico será seguido con lupa por el organismo multilateral que por ahora acompaña.