El relato oficial se sigue sosteniendo sobre una ecuación cada vez más polémica: sueldos medidos en dólares. Según un informe que circula en los despachos de la Secretaría de Trabajo, sólo 2 de los 23 principales acuerdos paritarios firmados en el primer trimestre de 2025 estuvieron por encima de la inflación del período. Sin embargo, para el Gobierno eso no implica una pérdida salarial. De hecho, aseguran que “hubo una mejora del 10,55% en el poder de compra gracias al salto del dólar tras el fin del cepo”.

El documento, respaldado por los técnicos que responden al secretario Julio Cordero, plantea que el salario en dólares mejoró fuertemente desde diciembre. “Observamos un aumento del 111,9% si se toma la cotización del promedio mensual y del 118,9% si se toma la cotización al último día hábil del mes”, indica el escrito. Para sustentar el argumento, se apalancan en el nuevo acuerdo con el FMI por USD 20.000 millones, que supuestamente ayudaría a levantar restricciones cambiarias y “consolidar” el programa económico.

Pero puertas afuera, los gremios no ven lo mismo. “Es una opinión muy técnica que no refleja la realidad. Generar datos de alquimia financiera es una pantalla que no acompaña la realidad de los sectores que más sufrieron el ajuste”, lanzó Gerardo Martínez, de la UOCRA y la CGT, apuntando directamente a la maniobra de medir los sueldos en base al dólar. En la misma línea, agregó: “El Gobierno manipula la información. Si se mide ingreso y consumo, la cuenta da un retroceso del 5% en el poder adquisitivo de los registrados y del 16% en los no registrados”.

Los números que arroja el relevamiento oficial no dejan lugar a muchas dudas. En el primer trimestre, la inflación acumulada fue del 8,6%, mientras que los acuerdos salariales en la mayoría de los gremios no llegaron a cubrir ese porcentaje. Sólo los trabajadores plásticos, con una mejora del 11,4%, y los obreros de maestranza (SOM), con un 9,8%, lograron ganarle a la inflación. El resto quedó en el camino.

Entre los sindicatos que firmaron por debajo del IPC aparecen los encargados de edificios (9,1%), concesionarios de autos (7,8%), construcción (7,4%), bancarios (7,1%), comercio (5,2%), camioneros (4,6%), metalúrgicos (4,4%), alimentación (3,9%), sanidad (3,6%) y transporte automotor (3,5%), entre otros. En muchos casos, los acuerdos se habían sellado con antelación al salto del dólar y ahora los gremios se preparan para discutir cláusulas de revisión.

Pero la estrategia oficial no parece estar del lado de las correcciones. En Trabajo circula la idea de no homologar paritarias que superen los topes sugeridos por el ministro de Economía, Luis Caputo. Un aviso indirecto para los sindicatos que buscan reabrir negociaciones. “El escenario que se viene va a ser de más tensión. Nadie se va a conformar con un sueldo alto en dólares si la heladera está vacía”, confió a Infobae una fuente gremial tras una reunión de la CGT esta semana.

La CTA Autónoma, liderada por Hugo “Cachorro” Godoy, también hizo su propio análisis, en donde aseguran que los salarios del primer trimestre cayeron hasta 7% frente a la inflación, dependiendo del rubro. Y cuestionan directamente el nuevo marco que intenta instalar el oficialismo, donde el valor del dólar funciona como un colchón estadístico para maquillar la pérdida del salario real.

Mientras tanto, desde el Gobierno aseguran que el nuevo programa con el FMI permitirá seguir levantando restricciones y “normalizando” el mercado. Pero esa normalización tiene un efecto directo sobre los precios. Como se analizó en la última reunión cegetista, el salto de la divisa “va a trasladarse a los productos básicos y va a volver a castigar los bolsillos”. La discusión no es si el sueldo vale más o menos en billete verde, sino si alcanza para vivir. Por ahora, la respuesta de los gremios es unánime.

Según los datos del INDEC, el índice de precios al consumidor subió 3,7% en marzo, lo que elevó el acumulado trimestral a 8,6%. Con este ritmo, y ante la falta de actualización automática de muchas paritarias, se espera que en los próximos meses se intensifiquen los reclamos sector por sector, con el riesgo latente de que el conflicto gremial vuelva a tomar centralidad en la agenda pública.