El Gobierno reconoció el plan secreto de la SIDE, pero niega espionaje contra críticos y medios
Tras la filtración del Plan de Inteligencia Nacional, el Ejecutivo admitió su existencia, pero negó que apunte a opositores o periodistas. La Casa Rosada, además, advirtió que difundir el documento puede constituir un delito federal.
El escándalo por la existencia de un documento secreto de la Secretaría de Inteligencia del Estado volvió a poner al Gobierno en el centro de la escena. El domingo, el diario La Nación publicó que el Plan de Inteligencia Nacional (PIN) habilitaría tareas de espionaje interno sobre ciudadanos que puedan “erosionar la confianza” en los funcionarios del oficialismo o “generar pérdida de confianza” en el plan económico. Frente a la polémica, desde la Oficina del Presidente reconocieron la existencia del PIN, pero rechazaron de plano que se trate de un mecanismo para espiar a periodistas, opositores o voces críticas.
La información publicada reveló que el documento, de carácter confidencial y de 170 páginas, está destinado a delinear los pasos estratégicos del sistema de inteligencia durante los próximos meses. Según el medio, el plan incluye la posibilidad de investigar a quienes cuestionen las políticas del presidente Javier Milei, con especial énfasis en actores que influyan en la opinión pública: periodistas, economistas, académicos o referentes sociales. El informe sugiere que los objetivos podrían ser definidos por su capacidad de debilitar el respaldo social al programa económico.
Desde el Ejecutivo salieron rápidamente a desmentir esa interpretación. En un comunicado oficial difundido este domingo por la tarde, el Gobierno aclaró que "es el primer gobierno en décadas que ha tomado la decisión política de no utilizar la SIDE para perseguir opositores, periodistas y adversarios políticos". La respuesta no sólo apuntó a rechazar las acusaciones, sino también a responsabilizar a gestiones anteriores por un uso indebido del aparato de inteligencia: "El presidente Javier Milei ordenó reconstruir el Sistema Nacional de Inteligencia, destruido en anteriores administraciones en su afán de saldar internas políticas abusando de sus recursos", señala el texto.
Además de la defensa, el Gobierno lanzó una advertencia directa a los medios que reproduzcan el contenido del PIN. Según la Casa Rosada, se trataría de un "documento secreto" cuya divulgación implicaría "un delito federal". En ese sentido, señalaron que el acceso a ese material está restringido exclusivamente al Presidente de la Nación, la Secretaría de Inteligencia y la Comisión Bicameral de Fiscalización del Congreso. Cualquier otro acceso o difusión pública, afirmaron, vulnera las normativas que regulan el accionar de los organismos de inteligencia.
Pese a las explicaciones oficiales, el contenido del PIN generó un fuerte revuelo. En las últimas semanas, desde el propio oficialismo surgieron declaraciones que caldearon el clima contra la prensa. Funcionarios cercanos al Presidente llegaron a justificar una postura hostil contra periodistas críticos. "Hay que odiarlos más", fue una de las frases que retumbó en el entorno libertario, alimentando el temor de que el Gobierno busque silenciar voces disidentes.
La figura de Sergio Neiffert, a cargo de la conducción de la SIDE, también quedó en el foco. El plan revelado por La Nación habría sido diseñado por su equipo, lo que reaviva la discusión sobre el nivel de autonomía y poder que tiene la Secretaría de Inteligencia en el diseño y ejecución de políticas que afectan libertades individuales. Por ahora, Neiffert evitó dar explicaciones públicas, pero el comunicado de la Presidencia funcionó como una defensa tácita de su gestión.