El 21 de mayo Nicolás Promanzio, columnista del programa “La Misa”, que conduce Daniel Parisini, (“El Gordo Dan”) en el canal de streaming “Carajo”, dio una pequeña clase de historia y habló de la organización parapolicial “La Liga Patriótica”, que asoló las calles fundamentalmente porteñas hace poco más de cien años. En una suerte de revisionismo histórico informal y a su estilo, Promanzio pretendió explicar el surgimiento del anarquismo en Argentina, decir que era cosa de “rusos” y justificar su represión. 

Dijo textualmente: “Irigoyen lo que hacía era.. tipo no mandaba… o sea, estaba del lado de los manifestantes, no del lado del orden, era como más progre; excepto que los manifestantes estén tapando algo que sea de exportaciones; tipo si había algo que… si hacían algún quilombo que entorpezca las exportaciones tipo se ponía en contra. Y cuestión es que con esta huelga general se le fue de las manos y no le daba abasto con la policía, entonces el vago (por Irigoyen) llamó a Campo de Mayo y en ese momento no sé si estaba Luis María Campos, que era el jefe de la guarnición Campo de Mayo, que dice: bueno, vamos a tener que ir con el Ejército. Y en ese momento el ejército te podría haber hecho un golpe de estado, decir “no, no vamos”, e iban y tomaban casa de gobierno, digamos, pero dijeron: “Bueno, le vamos a dar una mano”; y entonces mientras iba el ejército a reprimir a los manifestantes, que estaban haciendo una huelga general en la ciudad de Buenos Aires y estaba todo bloqueado, a la vez un grupo de oficiales jóvenes del ejército hacían de grupo paramilitar, paraestatal, con hijos de oligarcas, en ese momento los militares y los oligarcas iban de la mano… vos pensá que cuando Roca hizo la campaña del desierto fue con muchos campos era de la misma gente de los militares…

El Gordo Dan asentía y escuchaba atento, y Promanzio siguió con su clase de historia:

Entonces, grupos de oficiales jóvenes con hijos de oligarcas armaron “La Liga Patriótica” que básicamente salían en jeeps (por Ford A) a reprimir manifestantes sin ningún mote estatal y salían a matar gente en nombre de ninguna ley, y como eran del ejército y el gobierno quería eso, además...porque Irigoyen quería! Entonces los tipos estuvieron once años reprimiendo manifestaciones, bueno, después estuvieron en la Patagonia Rebelde…. (interrumpe el Gordo Dan y pregunta: ¿Cómo se llamaban? ¿La liga qué?; e interviene el columnista Pablo Pazos, conocido como “El Gordo Pablo” y dice: La liga de los tipazos!) La patagonia rebelde fue dos años después si no me equivoco y fue la Liga Patriótica y los mató a todos 

(los demás se ríen y festejan. Muestran una foto de un Ford A con integrantes de la liga y dicen: Ahi están en el jeep, te caían y mataban manifestantes y te cagaban papeando, mataban a los anarquistas…) 

Gordo Dan (Daniel Parisini)
Gordo Dan (Daniel Parisini)

Cerró Promanzio: La historia los canceló pero yo no sé si no habría que ver algún tipo de revisión y ver qué pasaba realmente…” mientras todos reían y asentían.

X de Carajo

¿Fueron realmente “unos tipazos” los integrantes de “La Liga Patriótica”?

La madrugada del 7 de enero de 1919 Buenos Aires se convirtió en un campo de batalla. La huelga en los Talleres Vasena, una fábrica metalúrgica, había comenzado como un reclamo legítimo por mejores condiciones laborales: jornada de ocho horas, aumento de salarios y descanso dominical. Los obreros, en su mayoría inmigrantes, vivían en condiciones precarias, sin derechos laborales básicos, y su lucha era una respuesta a la explotación sistemática por parte de los patrones. Trabajaban jornadas de hasta 12 horas, con salarios insuficientes para cubrir necesidades básicas, y enfrentaban despidos arbitrarios y condiciones insalubres bajo la constante amenaza, además, de la implementación de la Ley de Residencia que podía deportarlos a sus países de origen.  

López Rega
López Rega

Pero lo que siguió fue una espiral de violencia sin precedentes, conocida como la Semana Trágica. La policía y el Ejército reprimieron brutalmente a los huelguistas, pero no fueron los únicos actores en escena. Surgió entonces la Liga Patriótica Argentina, una organización parapolicial de extrema derecha que, bajo el liderazgo de Manuel Carlés, se propuso "defender la civilización" contra lo que consideraba "la barbarie roja" de los obreros, anarquistas y, en particular, los inmigrantes judíos y rusos, dos años después de la Revolución comunista. 

Carlés, un influente dirigente radical y profesor del Colegio Militar, no ocultaba su desprecio por los "extranjeros sectarios" que, según él, amenazaban la patria. En un discurso previo a la fundación de la Liga, afirmó: "Si hay extranjeros que, abusando de la condescendencia social, ultrajan el hogar de la patria, hay caballeros patriotas capaces de presentar su vida en holocausto contra la barbarie para salvar la civilización." Estas palabras no eran meras retóricas; eran un llamado a las armas, un permiso implícito para la violencia disfrazada de patriotismo. Durante la Semana Trágica, las brigadas de la Liga Patriótica, compuestas por jóvenes de familias adineradas, se lanzaron a las calles con pistolas y garrotes. Atacaron a obreros, quemaron sindicatos y cometieron pogromos en barrios judíos como Once, donde se registraron saqueos y asesinatos. El saldo fue devastador: entre 100 y 700 muertos, miles de heridos y una sociedad profundamente dividida. 

Pero la Liga Patriótica no fue un episodio aislado. Fue el comienzo de una larga tradición de violencia política en Argentina que se repite con diferentes nombres y en distintos contextos, pero siempre con el mismo objetivo: eliminar al "enemigo interno", sea este obrero, judío, comunista, peronista o simplemente disidente. A lo largo del siglo XX, organizaciones como Tacuara, la Triple A y la Concentración Nacional Universitaria (CNU) continuaron este legado, dejando un rastro de sangre y terror. Y hoy, en mayo de 2025, bajo el gobierno de Javier Milei, vemos cómo esta tradición se renueva, con un discurso de odio que parece sacado de aquellos tiempos oscuros. 

El fascismo como hilo conductor: un siglo de odio y violencia

El fascismo, con su rechazo a la democracia y su obsesión por purificar la sociedad, ha sido el esqueleto que une estas organizaciones a lo largo de un siglo. Desde la Liga Patriótica hasta “las Fuerzas del Cielo”, el patrón es claro: un discurso de odio que estigmatiza a los opositores como "subversivos", "zurdos" o "negros de mierda", seguido de acciones violentas que buscan silenciarlos. Este ciclo se repite con métodos similares, desde los pogromos de 1919 hasta los escraches digitales de 2025, siempre con el mismo objetivo: mantener el poder a través del terror. 

La Liga Patriótica, fundada en 1919, fue el primer capítulo de esta historia. Carlés, su líder, utilizaba medios como La Nación para difundir su mensaje, donde describía a los obreros como "agentes del caos" y a los judíos como "conspiradores peligrosos". Su discurso no era solo retórica; era un preludio a la acción. Durante la Semana Trágica, las brigadas de la Liga atacaron el barrio de Once, quemando comercios y dejando decenas de muertos. Otro ejemplo fue la Patagonia Rebelde, entre 1921 y 1922, donde la Liga actuó como fuerza auxiliar del Ejército, participando en la represión de huelgas rurales, con un saldo de hasta 1,500 trabajadores fusilados. Los obreros de la Patagonia, en su mayoría inmigrantes y peones rurales, reclamaban salarios dignos, jornadas laborales razonables y el reconocimiento de sus sindicatos, pero vivían en condiciones de semi-esclavitud, con jornadas de hasta 16 horas, salarios de hambre y alojamiento en barracas insalubres. 

El largo brazo del fascismo parapolicial en Argentina: de la Liga Patriótica a las Fuerzas del Cielo

Carlés murió impune en 1931 en plena Década Infame y aunque la organización se disolvió, su legado perduró. En 1930, tras el golpe de Estado liderado por José Félix Uriburu, la Liga Patriótica se fusionó con la Legión Cívica Argentina, otra organización paramilitar que apoyó al régimen de Uriburu y se disolvió en 1935. 

Tacuara, en los años 50 y 60, continuó esta tradición. Inspirada por el fascismo europeo y el nacionalismo católico de Julio Meinvielle, Tacuara atrajo a jóvenes como Alberto Ezcurra Uriburu y Joe Baxter, quienes difundían su mensaje en publicaciones como Cabildo y Cruzada. Su violencia fue directa: en 1962, secuestraron y torturaron a Graciela Sirota, una estudiante judía de 19 años, marcándola con esvásticas y abandonándola en un descampado. 

También profanaron el cementerio judío de La Tablada en 1959 y atacaron escuelas judías, dejando heridos como Edgardo Trilnik en un tiroteo en el Colegio Nacional Sarmiento. Su discurso, cargado de improperios contra "judíos comunistas" y "zurdos", justificaba estas acciones como una "defensa de la patria". Tacuara se fragmentó en la década de 1960 debido a tensiones internas entre facciones nacionalistas y otras que se acercaron al peronismo de izquierda. Muchos de sus integrantes, como Ezcurra Uriburu, provenían de familias influyentes, con conexiones en el poder judicial, lo que les permitió operar con impunidad durante años. Muchos de sus integrantes siguen vivos, algunos ocuparon roles preponderantes en la Justicia, y uno de sus líderes, Roberto Etchenique, que se quedó en la fracción más ortodoxa y dura, es ahora un militante del mileísmo. 

La Triple A, activa entre 1973 y 1976, fue el brazo armado de la derecha peronista bajo José López Rega. Su violencia fue sistemática: en 1973, intentaron asesinar al senador Hipólito Solari Yrigoyen con una bomba en su coche, dejándolo gravemente herido. En 1974, secuestraron y asesinaron a Silvio Frondizi, hermano del expresidente Arturo Frondizi, junto a su yerno Luis Mendiburu, cuyos cuerpos aparecieron en un descampado, con signos de tortura y balazos en la nuca. En 1975, ejecutaron a ocho militantes de Montoneros en la masacre de La Plata, dejando los cuerpos como advertencia, algunos con las manos atadas y señales de haber sido torturados antes de ser asesinados. 

La Triple A utilizaba El Caudillo, dirigida por Felipe Romeo, como su medio de propaganda. Esta revista, financiada por el Ministerio de Bienestar Social, publicaba listas de "enemigos" en su sección "Buscado", con fotos y datos personales, marcándolos para la eliminación. Su lema, "el mejor enemigo es el enemigo muerto", era un llamado explícito a la violencia. El Caudillo imitaba el formato de El Descamisado de Montoneros, con editoriales de Romeo que atacaban a la izquierda peronista y a artistas como Mercedes Sosa, forzada al exilio. López Rega murió en prisión en 1989, Almirón en 2009, y Romeo en 2009, pero algunos exmiembros, como agentes policiales, siguen vivos, procesados o en anonimato, y algunos de ellos condenados por delitos de lesa humanidad. 

La CNU, activa en los años 70 en La Plata y Mar del Plata, fue otra expresión de este fascismo. Vinculada a la Triple A, la CNU atacó a estudiantes de izquierda, como en 1971 cuando asesinaron a Silvia Filler, una estudiante de 18 años de Arquitectura, durante una asamblea en la Universidad de Mar del Plata. Silvia Filler fue asesinada de un disparo en la cabeza por un grupo de la CNU que irrumpió en la asamblea con el fin de disolverla, mientras otros estudiantes resultaron heridos, algunos con balas en el abdomen y otros con fracturas por los golpes. En 1975, también asesinaron a Julio "Polaco" Dubchak, cuyo cuerpo apareció mutilado, con cortes en el torso y señales de haber sido torturado antes de ser ejecutado. La CNU utilizaba volantes y publicaciones locales como los diarios marplatenses para difundir su mensaje, atacando a estudiantes de izquierda como "subversivos". 

Carlos "El Indio" Castillo, uno de los líderes de la CNU, fue condenado a cadena perpetua en 2017 por delitos de lesa humanidad cometidos entre 1974 y 1976. En 2020, durante la pandemia de COVID-19, la Cámara Nacional de Casación rechazó su pedido de prisión domiciliaria, y hoy goza de una detención vip en la cárcel de Campo de Mayo junto a otros genocidas, y fue uno de los que recibió la visita de los diputados libertarios en mayo de 2024. Otros miembros de la CNU, como Gustavo Demarchi, no solo fue luego fiscal federal, sino candidato a intendente de Mar del Plata, lo mismo que buena parte de los integrantes de la organización criminal, que tuvieron roles preponderantes en la justicia, la prensa y el empresariado, lo que les permitió operar con impunidad durante años. 

El presente: Milei y las Fuerzas del Cielo 

Hoy, en mayo de 2025, el presidente Javier Milei utiliza un discurso que recuerda a estos episodios históricos. Milei ha sido criticado por su uso de insultos y lenguaje violento contra sus opositores, a quienes llama "zurdos de mierda", "soretes", “mandriles” y "casta" entre mil guarangadas muy lejanas al léxico de un primer mandatario. Según un informe del Movimiento al Desarrollo, en un año contabilizó 2,173 usos de "insultos o humillaciones" en sus discursos y publicaciones en X. 

El largo brazo del fascismo parapolicial en Argentina: de la Liga Patriótica a las Fuerzas del Cielo

En diciembre de 2024, afirmó: "El fuego se combate con fuego", una frase que evoca la violencia de la Triple A. Su uso de la frase "las fuerzas del cielo" -una referencia bíblica al libro de los Macabeos- fue adoptada y difundida por sus influencers de redes -muchos de ellos con funciones en el poder ejecutivo- como un símbolo de su lucha contra la "casta". Entre ellos se destacan el Gordo Dan, líder de las Fuerzas del Cielo, y dos de sus fundadores: Agustín Romo y Nahuel Sotelo, diputado provincial uno, secretario de “culto y civilización” dependiente de Cancillería, el otro. 

Aunque por ahora no hay evidencia de que las Fuerzas del Cielo hayan cometido actos violentos físicos, su discurso en redes o en el canal de streaming donde tienen programas es agresivo, con publicaciones como "Javo, ¿podés meter en cana a algún periodista?" o aquella famosa de Gordo Dan pidiendo “fuego, bala y muerte”. Casos como el ataque al periodista Roberto Navarro en abril de 2025, cuando fue golpeado en un hotel por dos hombres que usaron lenguaje similar al de Milei, sugieren una posible escalada. Las Fuerzas del Cielo, asesoradas por Santiago Caputo, operan en redes, y amplifican el discurso de odio. La semejanza es tal con estas agrupaciones precedentes que así como desde las páginas de El Caudillo la Triple A marcaba víctimas; la organización liderada por Gordo Dan y presentada en sociedad en agosto de 2024, publica en redes, con una estética similar a la de la cartelería fascista italiana de Mussolini, fotos de personas que fungen como blanco de sus insultos y algún tipo de amenaza. 

El largo brazo del fascismo parapolicial en Argentina: de la Liga Patriótica a las Fuerzas del Cielo

El fascismo como hilo conductor

A lo largo de un siglo, desde la Liga Patriótica hasta las Fuerzas del Cielo, vemos un patrón repetido: el uso de la violencia y el discurso de odio para eliminar al "enemigo interno". Estas organizaciones compartieron una ideología fascista, caracterizada por el  anticomunismo, el antisemitismo y la defensa de la "patria" contra los "traidores". Su violencia fue legitimada por un discurso que estigmatizaba a sus oponentes como "subversivos", "zurdos" o "judíos", justificando así sus acciones, difundidas a través de medios como La Nación, Cabildo y El Caudillo. 

En el caso de Milei, aunque no hay una organización paramilitar como tal, su discurso y el de sus seguidores en Fuerzas del Cielo comparten elementos con estas organizaciones históricas. La retórica de odio, los insultos y la polarización que fomenta Milei son un eco de los discursos de Carlés, Ezcurra Uriburu, López Rega y otros líderes de estas organizaciones, adaptados a la era digital. Es fundamental estar alertas y oponerse a cualquier forma de discurso de odio que pueda llevar a la violencia, recordando que el fascismo no es solo un fenómeno del pasado; es un peligro presente que puede resurgir en diferentes formas, sobre todo cuando entre risas, estos influencers mileístas proponen reinvindicar a “La liga Patriótica”.