Las elecciones legislativas del domingo 14 de noviembre dejaron mucha tela para cortar, tanto en el oficialismo como en la oposición. Y esta verdad de Perogrullo se vio reflejada en los bunkers de uno y otro lado, donde todos parecen tener motivos para celebrar. O casi todos, porque en algunos puntos del país, todavía hay quienes, aún en la victoria, se quedaron masticando bronca.

Uno de esos casos se puede percibir en el peronismo tucumano. La provincia del norte argentino sufrió un desajuste político luego de las PASO con la salida (por licencia) del gobernador Juan Manzur para ocupar la jefatura de Gabinete de la Nación. Esto decantó en una situación inusual, ya que la gobernación quedó en manos de Osvaldo Jaldo, el vice, con quien el “Turco” se había enfrentado días antes en las primarias. 

No obstante, tras días intensos de negociaciones y rosca, se logró ordenar la casa y se encaminó la situación en el Ejecutivo tucumano. O al menos eso parecía. Sucede que del 12 de septiembre a esta parte, Manzur adquirió gran protagonismo en la campaña nacional y relegó su presencia en la provincia.

Desde el corazón del peronismo tucumano señalaron su malestar con la situación a data Clave. “Sacamos 3 puntos de diferencia, perdimos 11. Fueron 90 mil votos menos. Una cagada”, soltó un referente cercano a Manzur. 

En la misma sintonía, desde el PJ de la provincia del norte remarcaron el esfuerzo del gobernador para levantar la elección en Buenos Aires, pero apuntaron cierto descuido en el pago chico. E indicaron cierto fuego amigo en los dirigentes que quedaron “a cargo” de la campaña. “Se quedaron en la casa”, sentenciaron.

Con el diario del lunes, la estrategia del gobierno nacional de promover a Manzur y darle rodaje en en todo el país fue positiva, sobre todo por el repunte en territorio bonaerense, que era clave para una lavada de cara y sobre todo apuntalar a uno de los activos que tiene el Frente de Todos a futuro, Axel Kicillof. 

En contrapartida, el descuido pudo haberse pagado caro: de perder una banca más en Tucumán quedaba mucho más complicado el panorama en el Congreso para el oficialismo. Y de allí viene el malestar, además de que pensando en 2023, el peronismo tucumano deberá revalidar el crédito en las urnas, no sin antes sortear su propia interna.