El renunciamiento de Alberto Fernández a ir en busca de la reelección abrió un amplio frente interno de cara a lo que serán los próximos comicios. El Frente de Todos, ahora, deberá terminar de definir quiénes serán sus principales candidatos para dar la compulsa. Y en ese marco los nombres del ministro de Economía, Sergio Massa, y del embajador en Brasil, Daniel Scioli, pican en punta.

El líder del Frente Renovador mantiene hoy un pacto con el kirchnerismo que podría depositarlo como principal exponente; mientras que el exvicepresidente lleva las riendas de un sector interno que quiere volver a las bases e intentar democratizar al PJ.

Pese a su baja, Fernández ya dejó en claro que hará fuerza desde su rol de presidente del PJ nacional para habilitar las PASO y que cada dirigente que busque presentarse tenga lugar. Claro, en el medio está la política. Y más allá de que hoy la lectura pase por la puja interna habrá que ver si finalmente la elección del aspirante principal no se da a dedo como viene ocurriendo habitualmente. 

Pero la puja entre Massa y Scioli no es una más. Hay mucha historia detrás. Y pese a que se mostraron juntos en la previa de la asunción del ahora ministro de Economía, la relación es mucho tensa de lo que parece.

Y así lo dejó en claro en las últimas horas la mano derecha que tiene Massa en la provincia de Buenos Aires, el diputado Rubén Eslaiman, quien a través de sus redes sociales manifestó: “Como uno actúa con su familia, actúa en todos lados, especulando para sacar la mejor tajada. Lo mismo que hiciste con tus hermanos -desesperado repartiendo la herencia en pleno velorio- lo hacés ahora con la política. Espero que te bajes pronto así no volvés a perder”.

Se trató de un mensaje sin medias tintas apuntado a la figura de Scioli. Cabe recordar que en 2013, cuando el titular de Diputados armó el Frente Renovador negoció hasta último momento con Scioli para tenerlo adentro de su armado. Pero Scioli optó por apoyar a Martín Insaurralde. Para el massismo, Scioli fue un traidor. Pero todo es cuestión de perspectiva. Es que, al fin y al cabo, el exmotonauta terminó siendo uno de los dirigentes más fieles del FdT.

Hay un hecho que Massa tampoco olvida y que ocurrió durante la campaña para 2013, cuando Scioli era gobernador bonaerense. En aquel entonces un prefecto ingresó en la casa de Tigre del líder del FR. Dos años después se corroboró que era miembro de inteligencia de Prefectura. La lectura del massismo fue que se trató de un hecho político. Este hecho había llevado Massa a vincular el robo con un acto de espionaje y de atemorización de parte del Gobierno.