En medio de un escenario político volátil y con el peronismo buscando una salida a su laberinto interno, el Congreso Nacional del Partido Justicialista volverá a sesionar el próximo martes 20 de mayo en un encuentro virual, por zoom. El cónclave será encabezado por Gildo Insfrán, gobernador de Formosa y presidente del órgano partidario, y fue convocado oficialmente tras el aplazamiento por el fallecimiento del papa Francisco. Cristina Fernández de Kirchner fue clave en la definición del temario, coordinado directamente con Insfrán.

Originalmente, la reunión había sido convocada para el 25 de abril. Sin embargo, tras el fallecimiento del Sumo Pontífice argentino, la conducción partidaria decidió postergarla como gesto simbólico de duelo. “En honor a la memoria de nuestro querido papa Francisco”, explicaron desde la conducción nacional del PJ en un escueto comunicado. A casi un mes de aquella fecha, el peronismo vuelve a reunirse, aunque el clima no es de calma: la rosca interna, especialmente en la provincia de Buenos Aires, amenaza con dominar la jornada.

El temario acordado incluye temas que, a primera vista, podrían parecer administrativos pero encierran un alto contenido político. Se discutirá sobre la Comisión de Poderes, la aprobación de los estados contables del ejercicio 2024, la intervención partidaria en Jujuy, Salta y Misiones, y el avance en la normalización del PJ en Corrientes. Son movimientos clave para ordenar la estructura interna, pero también para posicionar a distintos sectores de cara al futuro inmediato.

El telón de fondo es una puja soterrada por el liderazgo dentro del peronismo, donde distintos sectores buscan marcar territorio. Uno de los más notorios es el espacio que responde al gobernador Axel Kicillof, que viene construyendo una figura autónoma dentro del partido. Desde la renovación de autoridades, el mandatario bonaerense quedó fuera de los cargos formales, lo que evidencia su estrategia: no atarse al sello partidario mientras construye poder propio pensando en 2027. La pregunta es si esa autonomía podrá mantenerse sin generar rupturas mayores.

Además de Kicillof, tampoco está confirmada la asistencia de otros mandatarios provinciales como Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja), Raúl Jalil (Catamarca) y Osvaldo Jaldo (Tucumán). Todos ellos tienen influencia en el armado de las listas y su participación será una señal del grado de cohesión o fragmentación que atraviesa al PJ. Sin ellos, cualquier intento de reconfiguración nacional pierde fuerza. Pero si finalmente asisten, el encuentro puede marcar un punto de inflexión.

Los tironeos no son nuevos. El pasado 6 de mayo, Kicillof tuvo un fuerte contrapunto con Rogelio Frigerio, gobernador de Entre Ríos, durante un encuentro del Consejo Federal de Inversiones (CFI). El mandatario bonaerense cuestionó las políticas de apertura comercial del gobierno libertario, advirtiendo que “no protegen la industria, el trabajo y la producción nacional”. Frigerio le respondió sin nombrarlo, pero con firmeza: “Tenemos que ser muy humildes, sobre todo aquellos que, como yo, hemos tenido altas responsabilidades. Es muy difícil gobernar”.

En paralelo, crecen las voces dentro del peronismo que empujan a enfocarse en un nuevo rol de oposición activa frente al gobierno de Javier Milei. Hay consenso en rechazar las políticas del Fondo Monetario Internacional y en la necesidad de construir un bloque amplio que contenga a todos los sectores golpeados por el ajuste. Sin embargo, ese consenso convive con tensiones sobre cómo, cuándo y con quiénes se debe relanzar el peronismo.

El encuentro del martes será clave para medir fuerzas, pero también para definir qué tipo de partido quiere ser el PJ en los años que vienen. Con un Milei que avanza con reformas estructurales, y una sociedad aún dividida, el peronismo tiene ante sí el desafío de rearmarse o resignarse al papel de espectador. Lo que pase en Ferro será una postal de ese dilema.

La reunión tendrá lugar desde las 14 en el microestadio del Club Ferrocarril Oeste, en Caballito. Está previsto que participen congresales de todo el país, y que se habilite un espacio para intervenciones políticas más allá de los puntos formales del orden del día. En paralelo, algunas agrupaciones ya preparan su presencia en las inmediaciones para marcar posicionamiento interno.