Alberto Fernández tiene decidido participar de la inauguración oficial de los Juegos Olímpicos de Invierno, a realizarse en Beijing durante el mes de febrero. La intención es aprovechar la visita para mantener una reunión bilateral con el líder del gobierno chino Xi Jinping. La jugada es osada desde el punto de vista diplomático ya que el evento deportivo es boicoteado por Estados Unidos en repudio a las denuncias por violaciones a los derechos humanos en Xinjiang contra la minoría étnica Uigur, de la que responsabilizan a la República Popular China.

Conciente de la importancia estratégica que tiene la relación con el gobierno de Joe Biden para la renegociación de la deuda, el presidente argentino dispuso que la semana próxima, su canciller Santigo Cafiero viaje a Washington para encontrarse con Antony Blinken, secretario del Departamento de Estado, ante quien ratificará el planteo de la diplomacia abierta de Argentina, que no pretende injerencia alguna en los asuntos de otros países. Cafiero reiterará que el gobierno del Frente de Todos tiene la voluntad de pagar la deuda al FMI y mantener la equidistancia diplomática con la administración comunista de Xi jinping.

Blinken es un conocedor de la región y forma parte del núcleo de funcionarios que miran con entusiasmo el rol que Argentina puede jugar para acercar posiciones de los países más radicalizados. En la agenda del Secretario de Estado figura el 18 de enero como fecha tentativa para el encuentro con el ministro de Relaciones Exteriores argentino que, por supuesto, podría verse afectada por los efectos de la Ómicron.

Justamente si el avance de la nueva variante del coronavirus se lo permite, el plan de Fernández es arribar a Beijing el próximo 3 de febrero, y al día siguiente participar de la inauguración oficial de los Juegos Olímpicos junto a Xi Jinping. La idea es aprovechar el viaje para firmar su incorporación al programa comercial conocido como la Ruta de la Seda, al que ya se sumaron Bolivia, Chile, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Panamá Perú, Uruguay y Venezuela.

Biden observa de reojo estos movimientos de su par chino porque lo interpreta como un avance sobre las áreas de influencia de Washington en el mundo. El presidente argentino, a sabiendas de esta disputa geopolítica, tiene previsto avanzar con la firma de este convenio, pero obturar la llegada de inversiones chinas para la construcción de una base logística antártica en Ushuaia. También analiza impedir que las compañías tecnológicas con sede en Beijing puedan obtener el control de los servicios públicos de Quinta Generación (5G), confiaron a Data Clave fuentes con acceso al principal despacho de la Rosada.

El plan del gobierno para profundizar las relaciones con China y no romper con los Estados Unidos

Todos estos movimientos se dan en momentos en los que Estados Unidos juega un papel fundamental en la definición de la renegociación de la deuda argentina con el Fondo Monetario Internacional, a cuyo board controla. Desde la Casa Rosada, comprenden el riesgo que esto supone, pero también son concientes de la importancia que tuvo el apoyo de Xi Jinping para la Argentina en momentos complejos.

De no mediar cambios en las agendas diplomáticas, ni problemas sanitarios que interfieran en los planes, la reunión entre Fernández y Xi Jinping será el 5 de febrero. El Presidente tiene previsto agradecer la ayuda sanitaria de China, el apoyo en la negociación de la deuda con el FMI y el respaldo por la soberanía en las Islas Malvinas. Y a continuación, se firmarán los documentos oficiales para ingresar a la iniciativa de La Ruta de la Seda.