El plan libertario tambalea y LLA pierde terreno frente al peronismo en la previa de las elecciones
Una encuesta reciente refleja un deterioro abrupto en la imagen de Javier Milei y su gestión. El Gobierno pierde apoyo en tres de sus pilares discursivos más fuertes: la lucha contra la corrupción, el ajuste como salida inevitable y la baja de la inflación. La interna electoral se calienta.
A más de un año de haber ganado las elecciones con promesas de ajuste, motosierra y orden, Javier Milei se enfrenta a un escenario muy distinto al que imaginó. Una nueva encuesta de Analogías marca un retroceso claro en el respaldo al oficialismo y deja en evidencia que tres de los ejes centrales del relato libertario están perdiendo fuerza. En un giro inesperado, y mientras La Libertad Avanza intenta sostener su poder simbólico, el peronismo se le pone a tiro en intención de voto.
El estudio revela que la imagen del Presidente pasó de un diferencial positivo de +2 en febrero a uno negativo de -4 en marzo. La desaprobación creció y la base de apoyo se achicó en cinco puntos solo en el último mes. Este deterioro no responde directamente a la situación económica personal de los encuestados, que se mantiene en niveles similares a los de meses anteriores, sino a una suma de errores políticos, comunicacionales y éticos que pusieron al Gobierno en el centro de las críticas.
Uno de los temas que más pegó fue el escándalo de la criptomoneda LIBRA, que no solo generó ruido judicial, sino que impactó de lleno en el discurso anticorrupción que Milei usó como bandera. Hoy, el 52% de la población considera que el gobierno tiene “mucha o bastante corrupción”. Este golpe simbólico pone en jaque la legitimidad moral del ajuste, basado –en parte– en cortar con “los curros” de la vieja política. El dato pega más fuerte si se considera que solo entre el 30% y el 32% cree que el Gobierno no está involucrado en hechos de corrupción.
Otro eje que pierde fuerza es el sacrificio como camino inevitable. La idea de que el sufrimiento económico es el único modo de salir adelante se empieza a desgastar. Cada vez más personas consideran que el ajuste no resuelve los problemas estructurales. La confianza en el rumbo económico se desvanece: el 85% muestra preocupación por el desempleo, el 64% cree que la pobreza no está baja, y el 53% directamente afirma que la inflación no está bajando. A eso se suma que el dólar vuelve a aparecer como preocupación: el 46% cree que va a subir “mucho o bastante” en los próximos meses.
La baja de la inflación, un pilar que hasta hace poco el oficialismo mostraba con orgullo, también empezó a flaquear. El dato de febrero del 3,7%, impulsado por el comienzo de las clases y la suba de alimentos, subió las alarmas. “Con el paso de los meses se revelaron las escasas posibilidades del programa de ajuste para mejorar en forma nítida las condiciones de vida más allá de la reducción de la tasa de inflación”, explicó el informe de Analogías. La desescalada de precios que se prometía se estancó y ahora quedó en suspenso por el nuevo vínculo con el FMI, que también le trajo más problemas que soluciones a Milei.
En ese punto, el viraje de Milei hacia una relación más amistosa con el Fondo Monetario –alejándose del tono confrontativo que tenía en sus primeras semanas de gestión– también le trajo costos. En un país donde el 60% de la población rechaza los acuerdos con el organismo, la idea de una nueva etapa de endeudamiento genera incomodidad incluso entre votantes propios. Las similitudes con el rumbo que tomo Mauricio Macri despiertan críticas incluso desde dentro del espacio oficialista.
La encuesta también deja datos interesantes sobre el comportamiento electoral. Hoy La Libertad Avanza y el peronismo empatan en intención de voto con un 30,8% y 30,2% respectivamente, mientras que el resto de los espacios políticos aparecen muy por detrás: el PRO suma apenas el 10,8%, el radicalismo llega al 5,3% y la izquierda al 4,3%. Entre los jóvenes de 16 a 29 años, el oficialismo sigue fuerte (38,7%), pero pierde fuerza entre mujeres y adultos de mediana edad. El peronismo, en cambio, tiene mayor solidez en los segmentos de 30 a 44 años y en mayores de 60.