El Senado bonaerense aprobó el proyecto de ley que busca modificar los plazos establecidos en el cronograma electoral, para ampliar el tiempo entre el cierre de listas y la elección provincial del 7 de septiembre, próximo y que haya 50 días entre una fecha y otra. Tras su sanción en la Cámara alta, el trámite continuará en Diputados.

El texto pone el foco entre dos momentos clave: el cierre de listas y la fecha de las elecciones. En concreto, establece un mínimo de 50 días entre cierre de candidaturas y comicios, y al menos 30 días entre las elecciones y la oficialización de las boletas. El objetivo es facilitar la tarea técnica de la Junta Electoral y evitar contratiempos en la organización de los comicios del 7 de septiembre, que fueron desdoblados por decisión del gobernador Axel Kicillof.

La movida fue impulsada tras una intervención directa de la presidenta de la Junta Electoral bonaerense y de la Suprema Corte provincial, Hilda Kogan, quien semanas atrás se reunió con diputados y senadores para plantear la necesidad de cambiar los plazos. En esos encuentros, la magistrada advirtió que el calendario actual no garantiza un desarrollo ordenado del proceso electoral. El mensaje surtió efecto: “Mediante este proyecto, el órgano competente contará con las herramientas necesarias para llevar adelante la próxima elección”, sostuvo la senadora de UP Teresa García, una de las impulsoras de la reforma.

El oficialismo bonaerense tuvo que ceder en varios puntos para lograr el aval de todos los bloques. Uno de ellos fue moderar los tiempos propuestos: el proyecto original del Ejecutivo —presentado por Kicillof cuando decidió suspender las PASO— planteaba 70 días de distancia entre el cierre de listas y la elección. Esa propuesta no prosperó, pero dejó instalada la necesidad de discutir una readecuación de los plazos. La semana pasada, con el impulso de García y el jefe del bloque de Diputados Facundo Tignanelli, se alcanzó el acuerdo que hoy se votará.

El trámite legislativo exige dos tercios de los votos en ambas cámaras, pero los números estarían asegurados. La presión técnica de la Junta Electoral fue clave para construir ese consenso, y también lo fue el delicado equilibrio político en la provincia. Con las elecciones del 7 de septiembre a la vista, nadie quiere cargar con la responsabilidad de un proceso desprolijo. “Presentamos de forma conjunta con todos los bloques este proyecto que atiende lo que solicitó la Junta Electoral”, remarcó García, buscando subrayar el carácter transversal del acuerdo.

Más allá del gesto institucional, el debate electoral encuentra al peronismo bonaerense en plena incertidumbre. Aunque hubo algunos gestos de acercamiento, las diferencias internas no terminan de cerrarse. Las figuras centrales del espacio, como Axel Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner, todavía no convergen en una estrategia común. La falta de definición en el armado de listas y los múltiples actores con aspiraciones provinciales empujan a un escenario abierto, incluso con la nueva ley en camino.

La ampliación de los plazos puede ordenar el calendario, pero no garantiza la unidad ni la paz interna dentro del Frente de Todos bonaerense. La elección del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires será la primera en desdoblarse del calendario nacional. El nuevo cronograma, que será aprobado hoy, dejará el cierre de listas previsto para el 19 de julio, fecha clave para el reordenamiento político del peronismo, que por ahora sigue sin unificarse detrás de un liderazgo claro.