El 28 de junio de 2009 fue una fecha triste para el kirchnerismo. Aquel domingo, Francisco De Narváez celebró una victoria que ni los propios esperaban. En aquellas elecciones de medio término, Néstor Kirchner sufrió su única derrota política y, al momento de asumirla, aseguró que fue por “muy poquito”.

En lo concreto, el expresidente cayó por 2 puntos. El empresario, en alianza con Mauricio Macri y Felipe Solá, cosechó el 34,6 por ciento de los votos, mientras que el santacruceño, con Daniel Scioli y Sergio Massa en la lista, logró un 32,1. Los resultados marcaron 13 diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires para Unión-PRO y 12 para el Frente Justicialista para la Victoria.

Hoy, a 13 años de una épica que dejó huella pero no pisada -en 2011 el kirchnerismo arrasó en los comicios- un sector del peronismo busca emular aquella campaña para tratar de adueñarse del votante del PJ que no se siente identificado con este gobierno.

Claro, el contexto no es el mismo. Sin embargo, la intención del peronismo disidente es clara. Y con esa estrategia sale a la cancha.

En concreto, el peronismo que integra Juntos quiere pelear el Conurbano. Cada uno con su aporte. El senador bonaerense Joaquín De la Torre como candidato a gobernador de la titular del PRO, Patricia Bullrich, con eje en educación y seguridad, y Miguel Ángel Pichetto y la senadora provincial Claudia Rucci en tándem con el objetivo primario de crecer.

El peronismo opositor ve dos oportunidades. Por un lado, poder captar el voto del votante del PJ que está desilusionado y, a la vez, sumar músculo para ser tenidos en cuenta dentro de la interna en un momento en el que el PRO, la UCR y la Coalición Cívica se sacan los ojos mientras intentan mirar para el 2023.

No nos metemos y no debemos hacerlo. Nos pusimos anteojeras y nos propusimos crecer recorriendo el país y la Provincia. Nuestra idea crecer dentro de Juntos. Tenemos la convicción de salir a buscar el voto peronista en la primera y en la tercera, pero sobre todo en la tercera porque el que gana la tercera, gana la provincia. Y somos nosotros los que podemos hacer ese aporte”, le dice a Data Clave una fuente de primera mano del peronismo opositor.

Y agrega: “Tenemos referentes en todas las secciones. Y tenemos que adueñarnos del voto que ellos creen que está cautivo. Pero basta con recorrer la calle para ver que hay mucha desilusión”.

Es por esto que la intención del peronismo disidente es “copiar la campaña del 2009. Cuando llegamos a La Matanza nos cagaron a piedrazos, nos dimos cuenta de que la ganábamos porque estaban realmente preocupados. Y así pasó”, sostiene otra fuente presencial sobre aquel triunfo que, en la previa, ninguna encuestadora preveía.

Claro, no es fácil. Desde Hacemos, el PRO busca quedarse con el mismo voto. Algo que no está bien visto desde los peronistas que se sumaron a Juntos. Y es que la intención es la misma: evidenciar un músculo territorial que permita, a futuro, colocar candidatos en las listas locales y seccionales.

Así las cosas, el peronismo disidente irá en busca de los votos de los “primos” con el fin de poder sentarse en la mesa la oposición y no quedarse con las sobras.