La titular del PRO, Patricia Bullrich, sabe que si quiere dar la batalla nacional tiene que asegurarse un voto fuerte en el Conurbano. Y, a diferencia de los alfiles con los que cuentan sus contrincantes, el aporte del intendente de Capitán Sarmiento, Javier Iguacel, justamente no se caracteriza por su llegada a la primera y tercera sección electoral.

Con la necesidad de sumar músculo territorial, la exministra de Seguridad de la Nación, abrió el juego en la Provincia con una propuesta bífida que tiene como objetivo ganar presencia tanto en GBA como en el interior.  

En ese marco, Bullrich tomó la decisión de subir al tren al senador bonaerense Joaquín de la Torre, quien tiene fuerte ascendencia en la primera sección por su rol de líder político de San Miguel, donde fue electo intendente en tres oportunidades.

Ahora, Bullrich cuenta con dos aspirantes propios para la gobernación bonaerense. Cada uno con su perfil y su oferta. Sin la intención de someterse a una confrontación interna, sino como parte de un mismo equipo.

Y es que, como dejó claro, días después de la presentación de De la Torre como candidato propio, Bullrich unió fuerzas en Buenos Aires con el diputado nacional, Cristian Ritondo, quien a su vez también tiene acuerdos con el intendente de Lanús, Néstor Grindetti.

Aunque Bullrich aseguró: “El candidato que nosotros hemos decidido es Javier Iguacel y hemos invitado a Joaquín de la Torre, que me parece una persona bien interesante; ellos dos van a dirimir de acuerdo a algún sistema cuál va a ser el candidato. Con Ritondo fuimos a cenar y tuvimos una charla. No tenemos un acuerdo político”.

Lo cierto es que más bien fue una aclaración. Para no generar rispideces hacia adentro. Es que, con la inclusión De la Torre, el abanico pasa a ser amplio.

Y el exintendente pasa a integrar el plantel como si se tratase de una incorporación deportiva, con la intención de sumar y para pelear el puesto. Con una salvedad. Es uno de los pocos dirigentes que, en la actualidad, puede sentarse en la mesa chica de dos de los máximos referentes del PRO. Es que, como se sabe, el sanmiguelino tiene la venia del expresidente Mauricio Macri.

Eso sí, De la Torre sabe que no forma parte del PRO. Y ahí, pese a correr con desventaja en el armado interno, sabe que su aporte es trascendental. Y se lo hacen saber. Es que el partido amarillo sabe que para ganar el voto de la Provincia tiene que acudir a los que conocen el paño de primera mano. Y la experiencia del exjefe comunal es trascendental no solo por el hecho de contar con músculo territorial sino también por su pasado como exministro de Gobierno de María Eugenia Vidal, cargo que le permitió cercanía inmediata con todos los alcaldes bonaerenses.

En los últimos días, Bullrich participó de una recorrida por Moreno con De la Torre e Iguacel. Ambos tienen el mismo objetivo: que la Provincia sea gobernada por un bonaerense. Pero, claro, tienen distintos perfiles. Y lo exponen como parte de una desigualdad que hace más a la unión que a la diferencias.

Iguacel con su claro aporte en favor de la reducción de impuestos, algo que viene llevando a cabo en Capitán Sarmiento, donde ya eliminó más de 100 tasas; y De la Torre bien orientado en seguridad y educación, dos áreas que Bullrich buscar priorizar en su esquema nacional. Ambos con un rol clave no solo dentro de la línea interna sino también en Juntos: contener la fuga de votos para los libertarios dejando a la vista que dentro de la alianza opositora existe una referencia conservadora.