Todo está listo para que el miércoles, y luego de varias dilaciones, el Senado trate el proyecto de Ficha Limpia, resistido por el kirchnerismo y que impide presentarse a elecciones y ser electos a aquellos condenados en segunda instancia judicial. Sin embargo, cerca del presidente Javier Milei pusieron en duda la presencia del oficialismo en la sesión: “No nos gusta perder a nada. Y si no hay certeza de tener el número, sólo un estúpido convocaría a la sesión”, afirmaron este lunes en la Casa Rosada.

La excusa formal es debatir la ley de Ficha Limpia, pero en los pasillos del Congreso ya se habla de una verdadera “caja de sorpresas”: se intentará sumar al temario un paquete de ascensos militares y los nombramientos diplomáticos de Alejandro Oxenford como embajador en Estados Unidos y Wenceslao Bunge Saravia en España.

La jugada busca aprovechar una ventana de oportunidad tras conseguir el respaldo del radical Martín Lousteau, quien se venía resistiendo pero terminó firmando los dictámenes pendientes tras varias idas y vueltas. Fue clave su aval para destrabar los pliegos diplomáticos que se debatieron el mes pasado en la comisión de Acuerdos, presidida por la larretista Guadalupe Tagliaferri, hoy candidata a elecciones. El porteño también acompañó los ascensos militares, lo que alimenta las expectativas de sumar ese tema a la sesión.

En paralelo, la vicepresidenta Victoria Villarruel pretende aprovechar la ocasión para arrancar con la confirmación de las autoridades del Senado, un tema que arrastra polémicas desde febrero y que tiene como eje la designación de Emilio Viramonte como nuevo secretario administrativo. “Si lo logra, tendrá el manejo de la caja del Senado y una influencia directa en la dinámica interna del cuerpo”, deslizan desde su entorno según difundió Infobae. Pero para eso, primero debe sortear el desafío de convocar a la sesión con una interpretación reglamentaria que le permita acomodar el orden del día a su favor.

La vicepresidenta no se la juega sola. Depende, como tantas veces en esta Cámara, de los movimientos calculados de los santacruceños Natalia Gadano y José María Carambia, que suelen llegar al recinto solo si lo que negocian previamente con la Casa Rosada les cierra. “Quisieron la prosecretaría administrativa y todavía están enojados porque no se las dieron”, comentan senadores dialoguistas que los califican sin vueltas como los “menos confiables del Senado”. Aunque ya prometieron votar a favor de Ficha Limpia, nadie olvida que estuvieron a punto de tumbar la Ley Bases a último momento.

El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, afirmó este lunes que “los votos están” y que “ya no hay dudassobre su aprobación. Sin embargo, otros funcionarios sembraron incertidumbre en off. La contradicción expuso la falta de acuerdo dentro del oficialismo, donde hay quienes prefieren no empujar una norma que podría complicar a Cristina Kirchner.

Otro que camina el Senado con ambiciones personales es el ex libertario Francisco Paoltroni, expulsado del bloque oficialista pero que sigue jugando cerca del Gobierno cuando le conviene. Sueña con quedarse algún día con la presidencia provisional del Senado, que lo dejaría segundo en la línea de sucesión presidencial. 

En este escenario cargado de especulaciones, los libertarios quieren asegurarse primero el tratamiento del tema de las autoridades para despejar dudas sobre el quórum. Recién después vendrían los ascensos y embajadores. También se sumaría al temario la ratificación de convenios internacionales. Todo esto en medio de un creciente malestar interno por las condiciones laborales en la Cámara, el rol ausente de los gremios —con APL de Norberto Di Próspero en la mira— y una serie de designaciones polémicas impulsadas por Villarruel en distintas comisiones y áreas.

Uno de los nombres que sigue a la espera de novedades es el del ex director de Recursos Humanos Gonzalo Izurieta, a quien le prometieron un cargo nuevo relacionado con la relación legal con las provincias, como parte de una supuesta “oxigenación” de la gestión. Por ahora, sigue en el aire. Mientras tanto, María Laura Izzo, la ex secretaria administrativa, dejó vacante una estructura que acumuló reclamos internos y que Viramonte deberá enfrentar si logra su nombramiento.

A pocos días de las elecciones porteñas del 18, donde el PRO agita la Ficha Limpia como bandera de campaña, en Casa Rosada no descartan otra postergación. Con 34 senadores kirchneristas en contra, el oficialismo necesita reunir al menos 37 presentes para lograr quórum. El número está justo, y eso vuelve todo incierto.

La próxima sesión será una prueba de fuego para el oficialismo en su intento por ordenar la Cámara, avanzar con sus nombramientos y evitar nuevos tropiezos con la ley de Ficha Limpia. Un intento de mostrar fortaleza en un recinto donde todo se negocia voto a voto y donde los aliados, muchas veces, son más impredecibles que la propia oposición.

La comisión de Acuerdos ya dio luz verde a los ascensos militares, mientras que los pliegos diplomáticos fueron habilitados tras la firma de Lousteau. El PRO, en tanto, sigue enfocado en el rédito simbólico de Ficha Limpia, mientras el oficialismo quiere capitalizar una sesión que puede ser bisagra para el control del Senado.