A mediados de marzo, fuertes lluvias afectaron la localidad bonaerense de Bolivar, lo que no solo provocó inundaciones en el campo y casco urbano, sino también la muerte de tres personas.

Desde ese momento, se conoció que la terminación de la canalización de la Cuenca del Rio Salado era una de las tantas obras públicas que paralizó el Gobierno nacional, pero hasta el momento, no se conocía cuál era su impacto económico, mas allá del “ahorro fiscal”.

Lo cierto es que una investigación de 11 páginas de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, (Carbap) dio cuenta de las pérdidas anuales que esto representa para gran parte de la zona núcleo del campo argentino, y lo que es más grave aún, cuánto se pierde por “la inacción”.

El Salado y el alto costo de la Inaccion

Primero, habrá que dar cuenta que “El Plan Maestro del Río Salado”, está concebido en 1999 con financiamiento del Banco Mundial, fue diseñado para regular ese gran curso de agua, lo que permitiría mitigar inundaciones y sequías.

Esta región, de 17 millones de hectáreas, concentra el 75% del stock vacuno bonaerense, produce más del 70% de los granos de la provincia y genera más del 20% de la leche del país.

Con todos estos antecedentes, Carbap apuntó a que “la cuenca sufre una histórica vulnerabilidad hídrica agravada por la inacción estatal. Aunque el plan preveía su finalización en 15 años, a 25 años de su presentación, solo se ha ejecutado la mitad de las obras”. 

Esta demora “ha provocado pérdidas productivas superiores a US$ 5.000 millones, mientras que los aportes fiscales, solo por derechos de exportación, superan los US$ 35.000 millones. La paradoja es evidente: la región ha financiado reiteradamente las obras que se le siguen negando”.

X de CARBAP

A su vez, los ruralistas recordaron en su informe, que este año las lluvias anegaron más de 2 millones de hectáreas. Estos episodios reafirmaron tanto el valor de las obras ya ejecutadas como la urgencia de finalizar las que aún están pendientes.

“El costo de la inacción -más de US$ 40.000 millones entre pérdidas evitables y recursos no reinvertidos- exige una respuesta inmediata. Concluir el Plan Maestro no es solo una deuda histórica con una de las regiones más productivas del país, sino una inversión estratégica que requiere liderazgo federal, financiamiento nacional y una gestión integrada del recurso hídrico. El país no puede seguir perdiendo por no hacer”, aseguraron.

A modo de llamado a la acción, desde CARBAP lanzaron un pedido firme “a toda la dirigencia política (...)  para garantizar la asignación de los fondos que permitan completar las obras pendientes” del Plan Maestro del Río Salado.

Según entienden los bonaerenses y pampeanos, no existen argumentos técnicos, económicos ni éticos que justifiquen seguir postergando una solución largamente planificada, parcialmente financiada y reclamada insistentemente por los productores porque “la inacción ya ha generado un costo demasiado alto”.