Máximo Kirchner no se guardó nada. En una entrevista reciente, el diputado de Unión por la Patria cargó contra los conductores de la CGT por no haber participado de la movilización en defensa de Cristina Fernández de Kirchner, que se realizó el miércoles pasado en Plaza de Mayo. “Me hubiera encantado que los tres que la conducen vinieran y acercaran su solidaridad, por más que ellos no la quieren a Cristina o no les guste como dirigente o no los represente, lanzó.

Aclaró que no espera unanimidades en el peronismo, pero dejó en claro que la ausencia sindical lo dejó con sabor amargo. “No me molesta, no me enoja y a nadie debe enojarlo o molestarlo que no se sientan representados por Cristina, pero me parece que les hubiera hecho bien a ellos en su relación con la sociedad”, remarcó.

Kirchner entendió que la central obrera está inmersa en sus propias dinámicas, en un año de recambio interno. Aun así, valoró la presencia de organizaciones de izquierda y movimientos sociales en la movilización. En un pasaje con ironía, disparó: “Reformulé un viejo chiste: ‘qué es un esqueleto en un ropero’. Es un tiempista que jugó a las escondidas y ganó”.

También apuntó contra “gente que tiene mucho poder, que no ha dejado votos, que no le gusta perder a nada y, cuando ve que va a perder, busca cómo te puede sacar de la cancha”. Fue su forma de denunciar la persecución judicial contra su madre y el rol de la Corte Suprema. Resaltó que la movilización no fue solo de kirchneristas, sino de “una sociedad que reaccionó en conjunto”.

La conversación también giró hacia la interna peronista, donde Kirchner cuestionó los cruces personales entre sectores del oficialismo. “Desde algunos sectores se llevó la discusión a niveles personales, pero hay que discutir las políticas”, advirtió. Y planteó que el objetivo no puede ser solo volver al poder, sino cómo se gestiona: “Que el día que termine su mandato se vaya como se fue Cristina”.

Advirtió que “conformar solamente un frente anti Milei no nos va a servir de mucho” y recordó los debates por el acuerdo con el FMI durante el gobierno de Alberto Fernández: “Una de las argumentaciones centrales de quienes defendían el acuerdo era que no votarlo generaría un gobierno ultraderechista”, remató.

En esa línea, dijo que la condena a Cristina Kirchner puede servir como punto de partida para reagrupar al peronismo. Y criticó el despliegue de fuerzas de seguridad montado por Patricia Bullrich frente a la residencia donde la expresidenta cumple condena. “Fue una exageración de una herramienta”, sostuvo. Y advirtió: “Cuando las desvirtúas, se terminan fatigando y la sociedad se termina alejando”.

Cuestionó además el accionar represivo con jubilados que protestan en el Congreso. “Es una prepotencia y abuso con el que Bullrich empuja a una parte de las fuerzas de seguridad”, dijo. Pero también apuntó más alto, y habló de un gobierno fragmentado: “Los resultados los tenemos a la vista. Ahí es más el poder económico, las presiones del FMI y obviamente Macri, el odio que le genera Cristina porque le birla la reelección”.

Kirchner propuso además construir un acuerdo nacional sobre la deuda con el FMI, basado en 5 o 10 puntos básicos, sin ajustes para la población. “Es una cuestión racional y pragmática el desendeudamiento”, explicó. Y pidió que quien gobierne en 2027 “no sea un delegado del Fondo Monetario Internacional”.

En un mensaje interno al sindicalismo, reconoció que algunos líderes gremiales están a la altura de las circunstancias, pero también ironizó sobre los que hablan del “dedo de Cristina”: “El problema es el dedo de Kristalina Georgieva y el Fondo Monetario”.

Finalmente, el diputado se refirió a cómo transita su madre esta etapa judicial: “Que sea firme como es, que sea decidida como es, no hace que esto no tenga un impacto. Estamos hablando de una persona, no de una superheroína de Marvel”, remarcó. Y cerró con una postal cotidiana: “Hace un rato estaba con ella y por ahí se ríe porque pasan los autos tocan bocinas o gente que va pasando le grita ‘Yo te amo’, gracias por esto, por lo otro”.