“Vamos a tener que repensar todo el sistema de salud. Las prepagas no saben dónde colocar a la gente. Dicen los que saben que tal vez vengan otras pandemias. Lo peor que nos puede pasar es negarnos a discutir la realidad”, expresó Cristina Fernández de Kirchner y puso en alerta al sistema de salud privado y a los bloques políticos.

Los dichos de la vicepresidenta fueron confirmados hoy por la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, quién detalló que se encuentra en marcha un plan de reforma al sistema sanitario, en el que se encuentran trabajando en conjunto el sector público, el privado y los sindicatos. 

"Se está trabajando con todas las jurisdicciones y áreas del sector privado, con PAMI y con la Superintendencia de Servicios de Salud, no solo para generar acciones preventivas sino para fortalece el acceso a la salud en un momento donde el financiamiento del sistema de salud está en un momento crítico", puntualizó la funcionaria.

No es nuevo. Ya lo había anticipado la dos veces presidenta de la Nación en un acto en La Plata en diciembre del 2020. Ayer, en un comunicado, la Unión Argentina de la Salud (UAS) aseguró que han tenido acceso a borradores del Gobierno sobre esta reforma. Data Clave reveló detalles de este proyecto a principios de este año. 

Impulsado por  “Soberanía Sanitaria”, la organización que encabeza el viceministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, el "borrador de trabajo" apuntaba hacia la “reestructuración del Sistema de Salud”, que, entre otras cosas, decía lo siguiente: "Poner en marcha un proceso que conduzca a la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud Argentino (SNISA), un sistema mixto con centralidad en el subsector público, de carácter federal, pero fortalecido y articulado en una red nacional, con municipios crecientemente involucrados en la construcción de un primer nivel con capacidad resolutiva, Provincias coordinando servicios e infraestructura de complejidad creciente y una fuerte intersectorialidad orientada a la promoción".

Propuesto el debate, Data Clave dialogó en exclusiva con Adolfo Rubinstein, ex ministro de Salud de la Nación, que se mostró a favor de una reforma y expresó que “la pandemia los problemas del sistema de salud se han visibilizado machismo, sobre todo lo que tiene que ver con la importancia del sistema de salud como política social e igualador de oportunidades en un país que tiene enormes disparidades sanitarias. El lugar donde naces y vivís, la cobertura sanitaria, tu situación socioeconómica puede condicionar las probabilidades de enfermar o morir”.

“El tema es el cómo y ahí seguramente vamos a discrepar mucho. Aun así, me parece muy bien que le tema entre en la agenda política, que se busquen consensos. Esto no puede salir a los empujones. Esto tiene que salir con un amplio consenso que incluya a todos los sectores. Es un sistema muy complejo el sistema de salud, muy segmentado, muy fragmentado, con muchos intereses en conflicto y hay que generar acuerdos”, advirtió.

Rubinstein entiende que una reforma integral, que atienda los principales problemas del sistema, no es posible a mediano plazo y no hay que olvidar que existen enormes problemas por la misma organización federal, “en las obras sociales, considerando que un 70% de las obras sociales son inviables por su tamaño, desde el punto de vista prestacional y financiero, pero siguen siendo cajas de los sindicatos y por lo tanto siguen estando subsidiadas. Y el sector privado, obviamente tiene que regularse de otra manera, tiene que estar más integrado, pero a la vez tiene que complementar al sector público”.

Con una mirada parecida, Carlos Regazzoni, ex director del PAMI, sostuvo que “no hay dudas que la salud de los argentinos necesita otros instrumentos” y entendió que la ex presidenta “se queda en un tema muy instrumental. ¿Qué significa integrar ¿hacer un sistema único de salud? ¿Cómo en Francia o Reino Unido? Además, hay un poder constitucional en nuestro país que dice que la salud es una facultad no delegada y está en cabeza de cada provincia. O sea que una persona de una provincia pobre, tiene una salud pobre y eso hay que cambiarlo”.

"De eso a un sistema nacional de salud, es no entender el problema", aseveró ayer en diálogo con Radio Delta, ya que “la mitad de la población está bajo la línea de pobreza, o sea no tienen ingresos formales, con lo cual no pueden aportar a un sistema de seguro. Entonces, ¿cómo haces para generar los recursos para asistir la salud en tiempo y forma de esta población? Ese es el gran desafío”.

En las últimas horas, la Unión Argentina de Salud se pronunció sobre el tema y le marcó al gobierno su postura en contra al afirmar que "no hubo forma de generar un marco de ordenamiento entre las autoridades y el sistema privado de salud, para que éste pudiese generar una planificación que le permitiera tener mínimas certezas hacia el futuro”.

La entidad presidida por Claudio Belocopitt dejó en claro cual es su relación con el gobierno de Alberto Fernández y afirmó que "tenemos un gobierno que verbal y técnicamente reconoce la existencia de un desfasaje a esta altura inmanejable, y aún así no  cumple con la Ley de Medicina Privada, que obliga a estudiar las estructuras de costos de las empresas y a otorgar, en consecuencia, las actualizaciones necesarias”.