El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, tomó una decisión y este lunes dio a conocer que desdoblará las elecciones: se votará el mismo día que las presidenciales pero con boleta única electrónica. Su anuncio, como era de esperar, generó una reacción. O más bien, un quiebre. Sucede que el 10 de abril quizá pueda quedar en la memoria como el día en que el PRO terminó de fragmentarse.

Se trató, sin dudas, de un posicionamiento político en busca de sacar el mejor rédito posible a lo que será la campaña en pos de su candidatura a presidente y que reubica en un mejor escenario al senador radical, Martín Lousteau, uno de los aspirantes a reemplazarlo en CABA, donde también busca llegar Jorge Macri.

La determinación de Larreta caló hondo hacia adentro del PRO y provocó todo tipo de reacciones negativas del ala dura del partido amarillo pero también el acompañamiento de Elisa Carrió y parte del radicalismo. De Patricia Bullrich a María Eugenia Vidal fueron varios los dirigentes nacionales que salieron a cuestionarlo. Pero su accionar también golpeó el armado bonaerense donde su delfín, el diputado Diego Santilli, mantiene un enfrentamiento plural con referentes de distintas alas internas que buscan ser los principales representantes en el territorio donde hoy manda Axel Kicillof.

El tipo tomó una decisión en contra de todas las opiniones del PRO, que a todas luces y con cualquier análisis, perjudica al partido, sin ninguna justificación razonable desde la gestión o desde la política. Con un único objetivo: cumplir con un acuerdo personal. Un escándalo por donde se lo mire”, manifestó el senador bonaerense Walter Lanaro, quien no ahorró palabras a la hora de cuestionar al jefe de Gobierno porteño.

La cosa está caldeada. En el Conurbano las diferencia entre los militantes de Larreta y aquellos que hoy piden por una representación más dura, ya sea a través de Cristian Ritondo, Néstor Grindetti, Joaquín De la Torre o Javier Iguacel, es cada vez más compleja de manejar. Y son los propios armadores quienes piden bajar el tono. 

No se puede construir así. Nos dinamitan la imagen de un partido que siempre se manejó en contra de acomodar las reglas a su favor. hoy tenemos que pedirle a militancia que el enemigo político es del Frente de Todos y no el PRO", le dijo a Data Clave reconocido dirigente que trabaja en favor de uno de los candidatos a la gobernación del partido amarillo.

Como parte del mismo cuestionamiento, el diputado Juan Carrara, aseguró: Manipular las reglas electorales a puro antojo y por mera ambición personal es llevarte puesto los principios básicos con los que se construyó el PRO en todo el país. El cambio que esperan los argentinos no se consigue con estas maniobras individuales”.

Algo en la línea de lo expresado por la senadora Aldana Ahumada, quien afirmó que lo decretado por Larreta va en contra de la coherencia y la defensa de los valores que tiene el PRO.

A pocos más de dos meses del cierre de listas y con varios frentes por resolver, por ejemplo cómo se resolverá la boleta de los intendentes, el PRO enfrenta una crisis que bien podría ser determinante a la hora de marcar las reglas de juego en otras partes del país. Y, sobre todo, en la provincia de Buenos Aires, donde se da una de las pujas más crudas hacia adentro del partido.

Sin embargo, la mirada no fue la misma desde el radicalismo que realizó un “fuerte llamado a la unidad de Juntos por el Cambio y exhortamos a poner las energías en construir un programa de gobierno que dé respuestas a los grandes problemas de la Argentina”, señalaron en un comunicado desde el partido que conduce el candidato a gobernador, Maxi Abad.

Y sumaron que “esta convocatoria para elegir a las autoridades locales respeta la normativa electoral vigente en el distrito y garantiza la igualdad de condiciones en la competencia electoral”.

Así las cosas el PRO tiene por delante la necesidad de cocer heridas si tiene el objetivo de gobernar en la provincia de Buenos Aires.