La menstruación es un hecho que sucede en la vida de la mitad de la población y aunque en el imaginario colectivo se lo asocie como algo perteneciente a la esfera de la intimidad, lo cierto es que se trata de un hecho político: no es optativo, tiene costos, consecuencias en la salud, en la economía y, no menos importante, muchos impuestos.

Cuando se habla de menstruación se debe poner el foco en la gestión menstrual que presenta necesidades particulares: acceso a agua limpia, instalaciones sanitarias adecuadas, elementos de gestión menstrual, lugar para eliminación de los desechos y especialmente conocimiento y visibilización de la temática. 

Tal como lo explicó EcoFeminita, la dificultad o falta de acceso a productos de gestión menstrual y a facilidades sanitarias también impactan de manera negativa en el derecho a la educación. De acuerdo con información recabada por el Banco Mundial, se estima que a nivel global niñas y jóvenes pierden entre el 10 y el 20% de los días de clase por causas relacionadas con la falta de acceso a medios para gestionar la menstruación.

Las mujeres enfrentan diversas formas de desigualdad económica y según las estadísticas oficiales, en Argentina las mujeres ganan, en promedio, 23% menos que los varones, a lo que se suma mayores tasas de precarización laboral (más de un tercio de las trabajadoras ocupadas están en la informalidad) y mayores niveles de desempleo (las mujeres jóvenes duplican el nivel de desempleo promedio de la población total). Estos indicadores muestran que, tal como en el resto del mundo, se evidencia una feminización de la pobreza.

En ese marco es que se exige, a través de distintos proyectos de ley, la provisión gratuita de productos de gestión menstrual y la quita del denominando “IVA rosa”. El Senado de la Nación avanza en la discusión con una iniciativa que prevé la provisión de productos a todas las niñas, mujeres jóvenes y personas menstruantes que concurran a instituciones educativas de gestión pública en los niveles primario y secundario de todo el territorio nacional.

Entre los productos aparecen como opción ropa interior absorbente o una copa menstrual por año calendario y todos serán de producción nacional.

Entre sus fundamentos, el proyecto explicó que “no existen en nuestro país estudios oficiales que reflejen la relación entre el período menstrual y el ausentismo escolar. A nivel provincial la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires realizó en 2020 la “Primera Encuesta de Gestión Menstrual”. Allí el 47% de las personas encuestadas manifestó haber dejado de ir a la escuela o a la facultad durante su período menstrual”.

Por su parte informes privados estiman que en nuestro país 1 de cada 5 niñas no concurre a la escuela durante su período menstrual, lo que se traduce en la pérdida de 50 días por cada año lectivo.