Karina Milei se puso el traje de armadora y decidió mostrarse en una postal cuidadosamente elegida: un pasillo de la Casa Rosada, una hora de reunión, y una foto con José Luis Espert, uno de los nombres que suenan fuerte para encabezar la lista libertaria en la provincia de Buenos Aires. El gesto no fue casual. Tampoco espontáneo. Fue una jugada política con un mensaje interno: "el candidato de Javier" cuenta con respaldo.

La escena se dio en un contexto caliente. La interna libertaria arde en plena discusión por el armado de las listas para las elecciones legislativas de octubre. Y aunque Karina, hasta hace poco, dudaba de la conveniencia de postular a Espert, la foto fue leída como un aval. Desde Balcarce 50 salieron rápido a bajarle el tono a las versiones de cortocircuitos con el economista y aclararon que la imagen fue "de apoyo". Un respaldo que, puertas adentro, también buscó calmar a los propios.

Karina Milei juega su propio partido mientras la interna libertaria en PBA se pone al rojo vivo

A la reunión no le faltaron condimentos. Se habló de recorridas de campaña, del impulso a una reforma espejo de las leyes nacionales en suelo bonaerense, y de la necesidad de instalar con fuerza a Espert como la cara visible del proyecto liberal en el principal bastión del peronismo. En las últimas semanas, el diputado nacional visitó Azul, Tandil, Junín, General Viamonte, La Plata y Malvinas Argentinas, sumando kilómetros y fotos con jóvenes, empresarios pyme y dirigentes locales.

Pero el intento de orden dentro de La Libertad Avanza se da mientras, en paralelo, el peronismo también cocina su propia interna, con el inesperado regreso de Cristina Fernández de Kirchner al ruedo electoral, esta vez con una candidatura en la tercera sección electoral. Un distrito clave: 5 millones de electores y 18 diputados provinciales en juego. Esa jugada revitalizó al kirchnerismo duro y complicó las aspiraciones del gobernador Axel Kicillof, que venía midiendo fuerzas con el cristinismo.

En ese marco, la oposición trabaja con un objetivo claro: "aniquilar al kirchnerismo". Así lo resumen, sin medias tintas, en el armado libertario-PRO, una alianza electoral pragmática más que ideológica. La meta es sencilla y brutal: ganar en siete de las ocho secciones electorales.

La tercera sección será, sin dudas, el partido más difícil. La apuesta oficialista será resistir en su bastión histórico, mientras la oposición pone toda la carne al asador en las otras siete secciones.

Si la oposición se impone en siete secciones, incluso con una derrota frente a CFK, tendrá chances reales de controlar la Legislatura bonaerense. El resultado podría condicionar el final del mandato de Kicillof y ponerle un freno legislativo a su plan presidencial. Una victoria que se cocina desde lo estratégico. Mientras tanto, Karina Milei hace su parte: ordena, gestiona la interna, y juega su propio partido en medio del ruido.

La foto con Karina Milei, más allá de lo simbólico, fue también un llamado al orden dentro del espacio oficialista. Con el peronismo reorganizándose alrededor de la figura de Cristina Kirchner y con La Libertad Avanza intentando consolidar estructura en el territorio, los próximos pasos serán clave para la campaña.