La Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham) realizó un foro virtual en donde se debatieron propuestas de anticorrupción, los problemas que atraviesa la Justicia y el impacto de las políticas de transparencia en el clima de negocios.

El disparador del encuentro, que reunió a cinco especialistas, fue el estudio “Un país en estado de sospecha. Argentina y la corrupción 2009-2021″, realizado por el Foro de Estudio sobre la Administración de Justicia (Fores). En la mesa redonda virtual se sentaron Marcelo Octavio de Jesus, ex presidente de Fores y director de ese trabajo; Delia Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia Internacional; Néstor García, CEO y Presidente de KPMG Argentina; Armando Andruet, Presidente de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba; y Daniela Martin, Directora de Gestión de AmCham.

La charla, moderada por el periodista de Infobae Iván Ruiz, tuvo como objetivo hacer un diagnóstico de la Argentina actual en materia de corrupción y cómo solucionar los problemas.

En primer lugar, Marcelo de Jesús, hizo referencia al nombre del trabajo: "Le pusimos ese título al trabajo porque Argentina vive una situación disfuncional. Hay una discrepancia entre dos niveles: por un lado, la institucionalidad y, por otro lado, la realidad. Encontramos que el termómetro que podría medir la discrepancia funcional en materia de corrupción es un termómetro anticuado y roto, porque las estadísticas difieren entre sí, algunas están desactualizadas".

Y luego, agregó: "Nosotros analizamos una desproporcionada cantidad de investigaciones judiciales abiertas que no se condice en lo más mínimo con las condenas. Se abrieron 1500 investigaciones por enriquecimiento ilícito, pero hubo sólo 13 condenas. Entonces uno podría pensar que si tenemos pocas condenas es porque tenemos un país íntegro, transparente, decente y que debería haber muchos inocentes. Pero no. Cuando fuimos a mirar los inocentes no encontramos que estas personas fueron sobreseídas, pero sí encontramos que las personas suelen “zafar” de una investigación criminal por distintos motivos".

"Uno debería pensar que la corrupción es un problema de la criminalidad naturalmente, pero hay otro problema que es la desidia de los poderes judiciales. Creo verdaderamente que la cuestión no son las normas, no son las instituciones, sino que son las personas. Esa desidia va a ser muy difícil removerla mientras que el Consejo de la Magistratura no tenga una transformación profunda. De otra forma, difícilmente se pueda obtener jueces que tengan otro perfil", sumó.

En tanto, Delia Ferreira Rubio aseguró que "el interés empresarial por la integridad en Argentina fue paralelo a los cuadernos de las coimas, pero tiene que ver con otros factores también". A su vez, indicó que en los últimos años "el sector privado ha sido más consciente de su responsabilidad y se han ido aprobando normativas como la ley de responsabilidad penal de las personas jurídicas, que también ha sido un ingrediente para la preocupación".

Néstor García, por su parte, sumó: "Esto depende más de la actitud que de los costos, porque no son medidas caras. Muchas veces el abogado ya trabaja en la compañía. Acceder a un código de ética tampoco es caro. El seguimiento, cuando hay denuncias, puede ser externo o interno. En ese caso sí varían los costos, depende cómo se haga. Es fundamental para la integridad de una organización cuando se abre una línea de denuncia, que muchas veces es anónima, entonces la gente se siente respaldada para denunciar si ve que la empresa actúa en consecuencia. Pero repito: no es una política costosa".

Por último, Delia Ferreira Rubio, cerró: "La sociedad tiene que abandonar la indiferencia. Mientras sigan votando corruptos, piensen que todos son iguales y que ya no queda nada por hacer... Ese tipo de apatía no contribuye porque el mensaje que le damos a la política es: “Sigan nomás”. En cambio, si el mensaje es distinto, como el objetivo de la política es llegar al poder, entonces nos van a ofrecerme mejores candidatos".