La pandemia del coronavirus no cede en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y cada vez son más los pacientes que ingresan a los hospitales con cuadros delicados. A pesar de las nuevas medidas, los profesionales de la salud advierten de que se está muy cerca de una "saturación general" del sistema.

En ese sentido, Data Clave entrevistó en exclusiva a Elisa Estenssoro, quien fue jefa de la unidad de Terapia Intensiva del Hospital San Martín por 22 años y actualmente es asesora del Ministerio de Salud bonaerense. Advierte del riesgo que se está corriendo y que, a pesar de haberse hecho esfuerzos para robustecer el sistema, nada indica que este pueda resistir ante el "monstruoso" aumento de casos.

Data Clave: ¿Cuáles son los números de ocupación de camas UTI en el Área Metropolitana de Buenos Aires?

Elisa Estenssoro: La ocupación de camas en este momento es elevadísima. Hay centros que están al 100% y otros que alternan entre el 90% y el 95%. Se está llegando a una situación donde las derivaciones, que es habitualmente la forma que más descomprime el sistema, funcionan con mayor lentitud. Hay ambulancias que están horas y horas con pacientes en la calle tratando de conseguir una cama disponible. Hace tiempo que se viene pronosticando que esto podía ocurrir si se sigue consolidando un aumento prolongado de casos. Estamos cerca de un colapso sanitario y este panorama va a empeorar si no tomamos medidas. Si seguimos así, vamos a empezar a parecernos a otros países como Brasil y Perú, que colapsaron hace tiempo. Lo mismo los casos de Chile y Uruguay, que tuvieron que tomar medidas para contener la situación.

DC: ¿Es normal que el sector de terapia intensiva trabaje al límite de su capacidad de respuesta?

EE: No. Primero porque hubo una expansión de camas de más del 50%. Normalmente podemos trabajar en las instituciones públicas con un 90%, pero de otro tipo de pacientes. Son aquellos que están entre dos y siete días solamente. Ahora tenemos un sistema tremendamente expandido en cuanto a camas, profesionales, respiradores y monitores, y sin embargo estamos al límite. Eso es también por las características de la enfermedad, que hace que los pacientes permanezcan mucho más tiempo de lo normal en terapia intensiva. Están de 15 a 21 días, y esto también se traslada a los pacientes que fallecen, porque no lo hacen precozmente. Los pacientes entran y entran, pero prácticamente no hay altas.

DC: ¿El problema también es que hay muchos pacientes de menor edad entrando a terapia?

EE: No necesariamente, los pacientes mayores de edad tampoco largaban rápidamente las camas. Ellos también tienen un curso prolongado. El cambio del perfil etario habla de otra cosa. Por ahí hay menos gravedad por la edad, pero hay más gravedad por las cuestiones fisiológicas, como mayor insuficiencia respiratoria o mayor shock. La estadía sigue siendo prolongada en todos los casos, no varía.

DC: ¿Por qué cada vez hay más casos de jóvenes en esta situación?

EE: El año hicimos un estudio con la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) sobre los pacientes ventilados, es decir los más graves, y había un 20% de jóvenes. ¿Por qué cambia el perfil? Los mayores en gran parte fueron vacunados, mientras que también hay mayor conciencia de los adultos. Hay muchos jóvenes que están cansados del tipo de vida actual, y otros directamente son negacionistas.

DC: ¿Si hay un colapso sanitario en el AMBA, cuál sería la medida a tomar?

EE: Para empezar hay medidas de autoridades sanitarias y de los terapistas. Las medidas podrían ser mucho más restrictivas de lo que son. Si seguimos con este ritmo, probablemente tengamos que volver a fases más restrictivas que el año pasado. En cuanto a terapia, nuestro temor es que no haya lugar para atender a los pacientes graves. Y el criterio, que va más allá del covid-10, es el de la “reversibilidad”. ¿Qué quiere decir esto? Que los pacientes que están muy enfermos y que tienen nula capacidad de sobrevivir, no deben entrar a terapia intensiva, porque es muy poco lo que podemos hacer con ellos. En situaciones normales deberían estar acompañados en otra sala común con sus parientes, pero ni siquiera eso. Eso es lo que nosotros estamos planteando como instancia.

Elisa Estenssoro, en conferencia de prensa junto al gobernador Axel Kicillof
Elisa Estenssoro, en conferencia de prensa junto al gobernador Axel Kicillof

DC: ¿Se está pensando en un sistema de derivación hacia las provincias?

EE: Eso siempre se piensa, son mecanismos de derivación. Pero también hay provincias como Santa Fe, Córdoba y La Pampa que tienen muchos casos y menos capacidad sanitaria para responder. Lo mismo yendo al interior de la Provincia. También esto depende de la enfermedad, hay pacientes que no son trasladables ni a un hospital que esté a 10 cuadras. Cualquier cuestión mínima en muchos casos puede agravar la situación y con consecuencias desastrosas. Entonces para esto también hay un límite.

DC: Da la sensación que la vacuna tampoco trajo tranquilidad para los trabajadores de la Salud…

EE: Son dos etapas diferentes. El año pasado era la incertidumbre de la enfermedad y el conocimiento de su gravedad. La cuarentena, que todos han denostado, dio posibilidad de internar a todos los pacientes. La angustia que se vive ahora por la tensión sanitaria no se vivió. Sí se vivía la angustia de los médicos que fallecieron y el temor de contagiar a nuestros familiares. Con la vacuna ese panorama cambió, pero la oleada de pacientes que ingresan es terriblemente angustiante.

DC: ¿La situación es más compleja en Ciudad que en Provincia?

EE: Objetivamente sí. Si se calculan los casos cada 100.000 habitantes, que es la forma real de hacerlo, muestra que la tasa de contagios es mucho más alta. Lo cual es lógico, porque es un lugar con mayor densidad poblacional, donde la transmisión del virus se da con mayor facilidad.

DC: ¿Qué medidas consideran que hay que tomar para frenar la cantidad de casos? ¿Alcanzan con las que se tomaron hasta ahora?

EE: En las últimas reuniones todos estábamos de acuerdo en que se necesitan mayores restricciones, y pasa por disminuir la cantidad de gente en la calle, y que solamente los esenciales utilicen el transporte público, desde los trabajadores de salud hasta el polo industrial, sumado a algunos sectores. Todo lo demás tiene que pasar a otro tema de actividad, y lo mismo la educación. No planteamos una cuarentena larga como el año pasado, pero sí apuntar a que se den de a 20 días.

DC: ¿Ustedes recomiendan cerrar los colegios? ¿Por qué el Gobierno elogiaba los números sanitarios? ¿Hay mala comunicación?

EE: Quizás ese día la comunicación no funcionó de la forma más óptima. Pero en una situación de rápido cambio, esto puede ocurrir. Es algo que no está ajeno a todos los gobiernos del mundo. Podrá haber errores para mejorar, pero el eje no pasa por ahí. Para mí el eje pasa por el aumento monstruoso de casos que ha habido. La gente tiene que enfocarse en eso, y no en si la comunicación funcionó o no. También se comunica que hay que usar barbijo, y sin embargo muchos no cumplen con esas medidas.