La Legislatura bonaerense sancionó ayer el proyecto de ley por el cual, a partir de ahora, los jefes comunales podrán volver a presentarse en los comicios de 2023 y de esa manera extender un mandato más a lo que la ley actual permitía.

La votación abrió fuertes internas tanto en el Frente de Todos como en Juntos al punto que, por primera vez en mucho tiempo, en ambas cámaras los diputados y senadores de los mismos bloques votaron en disidencia.

Las diferencias estaban claras desde un primer momento. Y pese a que los números estaban justos, con el correr de las horas se consiguieron los acuerdos pertinentes para poder avanzar en una ley que, sin dudas, pone al tope de las derrotadas a la exgobernadora María Eugenia Vidal.

Sucede que pese a los esfuerzos previos para intentar lograr un impacto mediático, a través de un comunicado, y fuerte presencia en los grandes medios, el resultado final significó un revés contundente para la actual diputada de la Nación por CABA, quien tras dos años sin gobierno y luego de su salto a la Ciudad comienza a ver cómo los restos del poder local se van deshilachando ante la fuerza de los intendentes.

Hoy por hoy las diferencias internas en Juntos, y sobre todo en el PRO, cada vez son más anchas. Y la representación de la exgobernadora está en caída. Es por esto que más allá de la banca de los diputados propios, no pudo trabar el proyecto que, horas antes, en la Cámara alta, donde solo le responden dos senadores, ya había decretado gran parte de su derrota política.

“Entre fiestas, en una sesión extraordinaria, vergüenza nos tendría que dar lo que estamos haciendo. Vergüenza. Pero lo vamos a hacer. Aunque yo voy a votar en contra”, decía ayer Walter Lanaro, uno de los dos alfiles en la Cámara alta con los que cuenta. 

Lo cierto es que internamente hay bronca. No a partir del resultado de ayer que, en los números ya estaba puesto, sino por la forma. “Se votó de espaldas a la sociedad. Con la gente de vacaciones, en las fiestas, encerrada por Covid. De esto se va a hablar mucho tiempo porque vamos a volver a tener esta discusión para 2023 y así seguirá”, le dijo a este medio un diputado vidalista.

La postura de la exgobernadora se apoya en varias aristas. Para empezar, Vidal no quería quedar expuesta en su error. Y los intendentes se lo hicieron saber. “Dejó abierta la ventana para que los caciques peronistas se queden para siempre. Cuando te equivocás y no lo querés ver, siempre viene alguien para enmendarlo. Así funciona. No es en desmedro de ella ni nada. Pero esto nos permite igualdad de condiciones”, le dice a Data Clave un intendente radical.

Por otro lado, la propia Vidal tiene la presión de La Territorial detrás. El grupo de los dirigentes que no pudieron ganar sus territorios pretendía sostener la ley anterior para que sus chances vuelvan a crecer debido a que “no es lo mismo enfrentar a un intendente con 20 años de gobierno que a alguien que se postula por primera vez”, explican.

Así las cosas, ahora resta saber si Vidal seguirá intentando jugar a dos bandas o se ocupará principalmente de sus votantes porteños.