El reacomodamiento de la derecha argentina sigue su curso. Un grupo de legisladores bonaerenses que hasta hace poco formaban parte del PRO está a punto de sellar su pase definitivo a La Libertad Avanza (LLA), en una movida que podría cambiar el escenario político dentro del macrismo. La operación está impulsada por el ala de Patricia Bullrich, quien desde su llegada al gabinete de Javier Milei se transformó en una pieza clave para sumar dirigentes que hasta hace un año se identificaban con Mauricio Macri.

Detrás de este armado está Karina Milei, quien supervisa cada incorporación junto a Eduardo “Lule” Menem y Martín Menem. En territorio bonaerense, la tarea está a cargo de Sebastián Pareja, un operador de peso dentro de LLA. Uno de los nombres que ya confirmó su pase es el del intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, que pegó el portazo en el PRO y se subió al proyecto libertario.

El plan es claro: la LLA quiere asegurarse la fidelidad de dirigentes que ya se alejaron de Macri. La próxima tanda de afiliaciones incluye a legisladores Florencia Retamoso y Daniela Reich, esposa de Valenzuela. También se menciona a otros nombres fuertes como Juan Pablo Allan, Martín Matzkin, Pablo Walter, Juan Curutchet, Alejo Maxit y Eduardo “Lalo” Creus. Son dirigentes con peso en la provincia de Buenos Aires y algunos con llegada a intendentes que hoy están en una posición expectante.

Pero la LLA no quiere sólo legisladores, sino también figuras de peso dentro del macrismo. En los círculos políticos ya se habla de los "violáceos", un grupo de dirigentes que fueron amarillos y que de a poco se están tiñendo del color de los libertarios. Ahí aparecen nombres como el de Diego Santilli, quien si bien sigue dentro del PRO, mantiene un vínculo aceitado con el gobierno de Milei. Otro caso es el de Néstor Grindetti, que dejó su cargo en el gobierno porteño y desde entonces mantiene una relación distante con Macri.

El tablero también está en movimiento en los municipios. En Mar del Plata, el intendente Guillermo Montenegro mantiene una buena sintonía con la Casa Rosada, lo que podría facilitar su acercamiento a LLA. Aunque su entorno asegura que sigue en el PRO, dentro del macrismo ven con preocupación que no rechace la idea de un pacto con Milei. En tanto, Ramón Lanús, jefe comunal de San Isidro, también podría concretar su afiliación a LLA en el corto plazo.

Ante este panorama, Mauricio Macri busca frenar la sangría. La próxima semana volverá a Buenos Aires con la misión de contener a los dirigentes del PRO y evitar que la estructura del partido se siga desmoronando. En su entorno creen que es momento de ordenar filas, pero también de definir cuál será el rol del macrismo en el nuevo escenario político.

Mientras tanto, la estrategia libertaria sigue en marcha. La LLA apuesta a desgastar al PRO y llevarse a los dirigentes más cercanos a Bullrich. Lo que ocurra en los próximos meses será clave para determinar si el macrismo logra resistir o si su estructura se desmorona ante el avance del mileísmo.