Se acabó el tiempo de balances. Lo que dejó el 2020 ya forma parte del pasado. De acá en más, lo que importa es lo que ocurrirá este año, que comenzó con un crecimiento en los contagios de covid y con varios anuncios en el ámbito económico. De esto está hablando en una plaza del centro porteño el periodista económico Willy Kohan, que además es quien trae a Data Clave los detalles de lo que ocurre y lo que piensan los hombres de negocio, los integrantes del círculo rojo y también las figuras de la política local. 

No habla sólo, claro. Está acompañado por un grupo de curiosos y curiosas, que preguntan de a turnos llevando a Willy por toda la agenda de actualidad. Y Willy claro, deja los títulos de siempre pero, sobre todo, la claridad que tanto agradecen estos vecinos.

-Willy, en los últimos días vimos una suba del dólar blue, tras una calma de varias semanas ¿Cómo estará el mercado cambiario en 2021?

Willy Kohan: La última semana de diciembre comenzó a moverse el blue, no el dólar financiero (el ccl o el mep). Da la sensación que se agotó un poco la capacidad de compra de dólares en el circuito bancario blanco, y la plata está recién volviendo, está reapareciendo en la calle y por eso se ve un poco más de presión sobre el blue. En la medida que el Gobierno no pueda bajar el ritmo de déficit fiscal y de emisión monetaria, la percepción en el mercado es que habrá más inflación, más devaluación, y obviamente eso se traduce en la carrera que estamos viendo y que se aceleró en el segundo semestre del año. Ante las novedades políticas que hay, puede ser que el dólar busque un nuevo equilibrio. Tampoco una locura. Porque el aumento fuerte en el precio de la soja, y la presunta devaluación en el dólar oficial, con eso se cierra una parte del déficit fiscal que no hay forma de cerrarlo este año.

-¿Qué panorama económico nos espera entonces para estos primeros meses Willy?

W.K: Y, el mercado tomó nota de que CFK no quiere el ajuste en el año electoral, básicamente no quiere el aumento de tarifas, y eso va a requerir más déficit. Al mismo tiempo, no sabemos cuánto va a seguir durante el efecto de la pandemia y las noticias no son muy alentadoras. Los contagios están creciendo fuertemente y hay quienes suponen que pueden regresar las cuarentenas más focalizadas, incluso durante el verano. Está claro que objetivamente Argentina en el mejor de los casos tendrá disponible vacuna para realizar un cronograma en serio en marzo o en abril, y si dios es Argentino. Porque probablemente la vacuna de AstraZeneca, como una parte se produce en el país, puede ser que Argentina finalmente termine salvándose con esas dosis, como la más confiable. 

-¿Hay una fuerte interna entre Cristina Kirchner y un sector del Gobierno, encabezado por Guzmán, por el tema ajuste, no?

W.K: Y bueno, imaginemos que el efecto de la pandemia sobre la economía seguirá, y eso también es déficit fiscal, más inflación, más emisión y más brecha cambiaria. Con un modelo económico que, según anticipó Cristina, es el de tratar de reponer el modelo de controles de precios, de cambio. Se conoció la decisión de cerrar el registro de exportación de maíz con el cuento de la mesa de los argentinos. Todo eso es lo que hace prever que tendremos un nuevo equilibrio en el tipo de cambio que veremos dónde se ubica en enero. Del otro lado, la posibilidad de que el desajuste fiscal se pueda cerrar con un milagro en el precio de la soja combinado con un aumento un poco mayor en el ritmo de la tasa de devaluación, que es más o menos lo que ha hecho el Gobierno en los últimos meses. Este escenario un poco pesimista por el lado de una cristina que quiere imponer un modelo económico que no se sabe si el país puede bancarlo y tampoco está claro que esta idea de la vicepresidenta pueda ser exitoso desde el punto de vista electoral.

Willy, te llevo a la política. ¿Cómo termina el año el Gobierno, en particular la relación Alberto Fernández - Cristina Kirchner? ¿Es una sociedad que aguanta mucho más?

W.K: Quedó bastante claro que Alberto se alineó detrás del proyecto político de Cristina, ya no hay ninguna duda. Comparten el poder, en términos que también Cristina lo necesita a Alberto para su proyecto de instalarlo a Máximo Kirchner, de tratar de ganar las elecciones y de mantener la unidad del peronismo. Para Cristina lo importante es mantener la unidad del peronismo, que por ahora, lo tiene asegurado, entre otras cosas porque Alberto Fernández, los intendentes, los gobernadores y el propio Sergio Massa tampoco tienen mucho a dónde ir. En todo caso, el único proyecto de poder que asegura un piso electoral de 25-30 puntos es en definitiva el proyecto de Cristina, La Cámpora, Máximo en la provincia de Buenos Aires. En alguna medida, el propio Alberto Fernández está tratando de desalentar cualquier rebelión de los sectores del peronismo que no se quieren allanar al plan de Cristina. 

-¿Qué factores determinarán este año electoral?

W.K: La economía y las encuestas van a ser las que manden. Si la situación económica se puede contener, si se puede administrar la devaluación, si da resultado este plan de Cristina de reponer la ilusión distribucionista del 2008-2015, allí el peronismo va a seguir unificado y tiene una chance bastante importante el año que viene en las elecciones. Si la economía sigue muy afectada por la pandemia, por la inflación, por la devaluación, si al gobierno se le desmadra la situación económica, como le pasó finalmente a Macri en la última parte de su gobierno, ahí puede haber fisuras dentro del espacio del oficialismo. Allí veremos cómo se da esa dinámica. Por ahora, el año terminó con una dominancia muy evidente de Cristina sobre el Presidente. Es un matrimonio por conveniencia donde a ninguno de los dos le conviene romper en este momento. El que tiene más dificultades para sostener la pelea es el Presidente y no se lo ve con ninguna intención de darle pelea a Cristina. 

-¿Cómo imaginas Willy el armado de las listas y del frente electoral del Gobierno este año, en particular en la provincia de Buenos Aires, si atendemos a las diferencias que se han visto en el interior de esta coalición?

W.K: En provincia de Buenos Aires hay que ver el rol que pueda tener Sergio Massa, que da la sensación que está funcionando como un celestino de Máximo Kirchner y con sectores empresarios. En alguna medida, la movida que terminó con el ingreso de Vila-Manzano en Edenor, allí se confirma un acercamiento interesante desde el punto de vista político-empresario que es el de José Luis Manzano con Máximo Kirchner. Eso también puede ocurrir con algunos intendentes en el Gran Buenos Aires. De hecho, Martín Insaurralde, viejo aliado y amigo de Massa, termina siendo el hombre hoy el que está dialogando con Máximo y rompiendo un poco la línea de los intendentes supuestamente del peronimos no camporista. Allí habrá una instancia de negociación, donde Máximo hará valer los votos de su madre y se quedará con una parte más importante, pero hay una negociación. Lo que ha demostrado Cristina en aceptar la alianza con Sergio Massa y lo que representa Alberto Fernández, que es un poco el randazzismo y los intendentes que jugaron contra ella desde el 2013 a la fecha, todo eso se tiene que ir recomponiendo. Ahí va a haber una instancia de negociación donde todos van a tener en claro que la única forma de salir ganando la elección es manteniendo la unidad y eso el peronismo la va tener muy clara, salvo que haya una hecatombe económica que la haga volar un poco por el aire.

Y yendo a Juntos por el Cambio, hay muchos rumores y algunas definiciones. ¿Carrió a la Provincia y Vidal a la Ciudad? ¿Quién maneja la lapicera en Juntos por el Cambio?

W.K: La situación de la oposición y Juntos por el Cambio está un poco verde. La noticia es el anuncio de la Dra. Carrió de su intención de jugar en la provincia de Buenos Aires, lo cual es una gran noticia para María Eugenia Vidal especialmente, que aparentemente no tiene intenciones de volver a ese ruedo, porque teme volver a perder. Hay que esperar la definición respecto a si va a haber o no PASO. Ahora parece que sí, pero no lo tenemos claro. Eso es importante para la oposición. 

-Y me quedó una última Willy, los casos siguen muy altos y parece que se vienen nuevas medidas, ¿qué opinas de la gestión del Gobierno en el tema pandemia?

W.K: Pensemos que hemos fracasado con los testeos, con las cuarentenas, con la cantidad de fallecidos, y estamos fracasando con la vacuna. En ese sentido, la gestión del Gobierno de la pandemia no ha sido de lo mejor. Tenemos los índices que todo el mundo conoce que son de los peorcitos a nivel internacional y el abastecimiento de vacunas no parece a esta altura del partido lo asegurado que debería estar, en un país donde la industria farmacéutica tiene una historia de 100 años y que fue líder a nivel mundial en la instalación de laboratorios e investigación. Esto que la Argentina tenga que estar dependiendo de la voluntad de Vladimir Putin para conseguir vacunas, no tiene nada que ver con lo que ha sido la historia argentina, incluso del sanitarismo peronista. Aquí la penicilina, en la época de Perón, ha estado incluso antes que en los países del primer mundo en algunos casos. Muy pobre la gestión. Ese va a ser un tema importante mirando las elecciones.