La Patagonia arde y la ausencia de un plan nacional deja todo en manos de los brigadistas
Los incendios forestales arrasan la Patagonia argentina con miles de hectáreas consumidas. La comunidad denuncia la falta de respuestas del gobierno, mientras la reestructuración del Sistema Nacional de Manejo del Fuego genera controversias.
Los incendios en Argentina son un problema recurrente, agravado por el cambio climático y la falta de políticas de prevención. Con la llegada del verano, el fuego avanza en la Patagonia, donde Chubut y Río Negro están entre las zonas más afectadas. En Chubut, los focos activos en Río Pico y Epuyén ya arrasaron con mas de 6.000 hectáreas, mientras que en Río Negro, el incendio "confluencia" superó las 3000 hectáreas. A esto se suman las 10.764 hectáreas devastadas en el Parque Nacional Nahuel Huapi y otras 4.100 hectáreas en el Parque Nacional Lanín.
Los incendios no solo destruyen ecosistemas, sino también ponen en riesgo a las comunidades locales. En muchas zonas afectadas, los vecinos se organizan para combatir el fuego ante la falta de respuesta estatal. La situación se agrava por la expansión de especies exóticas, como los pinos, plantados desde los años 60 sin un manejo adecuado, lo que aumentó la disponibilidad de material combustible y facilitó la propagación del fuego.
El director de la Fundación Vida Silvestre, Manuel Jaramillo, advirtió sobre la gravedad de la situación: "No podemos seguir reaccionando cuando el fuego ya está fuera de control. La crisis climática exige un cambio de enfoque: necesitamos estrategias integrales que prioricen la prevención y la restauración de las áreas incendiadas".
El marco legal para combatir los incendios en Argentina existe, pero su aplicación es deficiente. La Ley de Presupuestos Mínimos Ambientales creó en 2013 el Sistema Federal de Manejo del Fuego, que establece la planificación y coordinación entre provincias y la Nación. Sin embargo, la falta de un Plan Nacional de Manejo del Fuego ha dejado la prevención en manos de pautas anuales y objetivos operativos sin una estrategia integral.
A fines de 2024, el Gobierno de Javier Milei dispuso que la administración del Sistema Nacional de Manejo del Fuego pase del Ministerio de Ambiente a la cartera de Seguridad, dirigida por Patricia Bullrich, quien hasta el momento no se hizo presente en el lugar. En sus redes sociales, a raíz de los incendios, la Ministra aprovechó para declarar a la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) como terroristas y denunciar a Facundo Jones Huala. La decisión generó controversia, ya que los incendios forestales son una problemática ambiental más que de seguridad. Sin un plan nacional, la respuesta sigue siendo insuficiente.
Mientras el fuego sigue arrasando la Patagonia, la incertidumbre crece. Las autoridades locales intentan coordinar esfuerzos con brigadistas y voluntarios, pero la magnitud del desastre supera las capacidades disponibles. La llegada de ayuda se demora y la desesperación aumenta entre quienes han perdido todo o están en riesgo de hacerlo.
Según un informe de la WWF, el 75% de los incendios forestales en el mundo son causados por la actividad humana, ya sea de manera intencional o por negligencia. En Argentina, la situación se agrava con la crisis climática: 2024 fue el año más cálido de la historia y los eventos extremos, como sequías y olas de calor, son cada vez más frecuentes. Mientras el fuego sigue arrasando la Patagonia, las comunidades afectadas esperan respuestas concretas del Gobierno.
El avance del fuego y la falta de respuestas dejan al descubierto una problemática que se repite año tras año: la fragilidad de las políticas públicas en materia de manejo del fuego y protección ambiental. Mientras tanto, la comunidad sigue resistiendo, enfrentando la crisis con sus propios medios y exigiendo soluciones que, hasta el momento, no llegan.