La pelea por el PJ en La Pampa explota y amenaza con romper 40 años de hegemonía peronista
La feroz disputa entre Sergio Ziliotto y Luciano Di Nápoli tensó al máximo al justicialismo pampeano. Impugnaciones, reproches cruzados y acusaciones de proscripción dejaron al partido al borde de una fractura histórica. El trasfondo: las elecciones de octubre y la carrera anticipada rumbo a 2027.
La unidad peronista en La Pampa cruje como nunca antes. La derrota del oficialismo en cuatro provincias el domingo pasado reavivó una interna que venía fermentando en silencio, y que ahora estalló con fuerza. El conflicto entre el gobernador Sergio Ziliotto, respaldado por La Cámpora, y el intendente de Santa Rosa, Luciano Di Nápoli, amenaza con dinamitar el control que el PJ mantiene en el distrito desde el retorno democrático en 1983.
Ziliotto, presidente del Partido Justicialista local, intentó ordenar el tablero con una lista de unidad para renovar las autoridades partidarias. Pero Di Nápoli le pateó el tablero. No solo se negó a acatar el reparto sugerido, sino que presentó una lista alternativa con la mira puesta más allá: las elecciones provinciales de 2027, cuando el actual mandatario ya no podrá reelegir. La tensión escaló rápido.
Di Nápoli —quien supo fundar La Cámpora en la provincia pero se distanció de Máximo Kirchner— encontró eco en otra figura clave: Fernanda Alonso, intendenta de General Pico. Entre ambos municipios concentran el 65% del padrón provincial, y eso los posiciona con fuerza para disputar la sucesión. La decisión del gobernador de llevar como compañera de fórmula interna a María Luz Alonso, una alfil de Cristina Kirchner, terminó de encender la mecha.
La reacción no tardó. La Junta Electoral del PJ impugnó la lista de Di Nápoli con el argumento de que no cumplía con los requisitos legales: faltaban avales en varios departamentos y la candidata a vice no tenía dos años de afiliación. El jefe comunal decidió retirar también a sus candidatos seccionales y se desmarcó con dureza. “No queremos ser parte de un PJ que excluye a los propios afiliados. No hay ‘unidad’ donde unos pocos deciden por todos”, disparó en un comunicado.
El oficialismo no se quedó callado. Desde el entorno de Ziliotto aseguraron que Di Nápoli “nunca quiso competir en serio” y que su jugada fue pura estrategia para victimizarse. “Había errores básicos. Además de no presentar listas en muchos departamentos, ni la candidata a vice cumplía con los años de afiliación requeridos”, replicaron. Aún así, el propio gobernador intentó bajarle el tono: “Yo tengo la responsabilidad de gobernar para todos los pampeanos… El enemigo está fuera del peronismo”, lanzó, sin ocultar su fastidio.
Mientras el conflicto partidario sube de temperatura, todos miran de reojo las elecciones legislativas de octubre. Di Nápoli anunció que su espacio se corría para “dejar las manos libres” a la actual conducción y que el PJ logre al menos retener las dos bancas nacionales en juego. Hoy La Pampa tiene tres diputados nacionales: uno responde a Unión por la Patria, otro al PRO y el tercero a Democracia Para Siempre, la escisión del radicalismo. El intendente capitalino advirtió que la meta ahora debe ser mejorar la cosecha electoral.
Lo que ocurre en La Pampa no es un hecho aislado. La fragmentación del peronismo también fue clave en las derrotas del domingo pasado en Salta, Jujuy, Chaco y San Luis. En Buenos Aires, el acuerdo de Axel Kicillof con los intendentes apenas logró evitar otra tormenta, pero el cierre de listas será otra parada brava. En el caso pampeano, la interna abierta deja heridas y un peronismo partido justo cuando más necesita mostrar fortaleza.
La pulseada por el control del PJ pampeano quedó sin resolución formal, pero la tensión no se disipa. Mientras Sergio Ziliotto acelera la campaña para octubre con el aparato partidario a su favor, Luciano Di Nápoli buscará posicionarse territorialmente con vistas a 2027. El futuro inmediato será clave: el cierre de listas, el reparto de bancas y la dinámica nacional marcarán el pulso de una interna que ya dejó de ser subterránea.