La sesión por las jubilaciones destapó la crisis interna que el PRO no puede seguir escondiendo
La bancada que responde a Cristian Ritondo se quebró otra vez en la votación por las jubilaciones. Hubo abstenciones, fugas anunciadas y un expresidente que mira de lejos. Mientras tanto, el oficialismo sigue pescando dirigentes amarillos para su causa.
La votación por el aumento a los jubilados y la continuidad de la moratoria previsional dejó al desnudo lo que ya era evidente: el PRO está partido, sin rumbo ni conducción clara. El bloque que encabeza Cristian Ritondo mostró una vez más sus fracturas internas y expuso las tensiones entre los distintos sectores que todavía conviven bajo el mismo paraguas. En números, 22 diputados votaron en contra del proyecto, nueve se abstuvieron y uno lo apoyó. La geometría política amarilla ya no cierra por ningún lado.
La bancada sigue siendo un cóctel de macristas, bullrichistas y larretistas que estiran una convivencia que parece tener fecha de vencimiento. Ritondo, desde su silla de mando, intenta contener las diferencias mientras se sienta a negociar con La Libertad Avanza por el armado bonaerense. Su jugada fue clara: defender al Gobierno de Javier Milei y alinearse con el oficialismo, aun a costa de pagar el precio político de votar en contra de los adultos mayores.
Pero no todos lo siguieron. Nueve legisladores del PRO eligieron la abstención: entre ellos están María Eugenia Vidal, Silvia Lospennato, Luciano Laspina, Germana Figueroa Casas y Ana Clara Romero. Todos con un punto en común: orbitan cerca del universo de Mauricio Macri, ese que hoy está en modo fantasma. ¿Fue una advertencia al Gobierno? ¿O una estrategia para no pagar el costo político de oponerse a los jubilados sabiendo que Milei iba a vetar la ley? Nadie lo sabe del todo, pero el mensaje quedó claro: hay fisuras que ya no se pueden disimular.
El caso más ruidoso fue el de Héctor Baldassi, quien rompió filas y votó a favor. El cordobés, vinculado a Horacio Rodríguez Larreta, se convirtió en el único diputado amarillo que acompañó el proyecto. A él se le podría haber sumado Álvaro González, otro larretista, pero estuvo ausente. La postal recuerda el episodio de los senadores del PRO que en 2024 también respaldaron una propuesta similar y terminaron siendo desautorizados públicamente por el propio Macri, quien entonces salió a bancar el veto presidencial.
Mientras tanto, el exmandatario se mantiene en silencio. Tras haber dejado físicamente el país y regresar sin definiciones, solo se limitó a dar su visto bueno a un acuerdo con Milei. Pero no mucho más. El Macri que soñaba con una candidatura en octubre hoy observa cómo su partido se desangra y cómo el Gobierno le sigue birlando dirigentes sin hacer demasiado esfuerzo. Su figura parece cada vez más lejana del día a día político.
La desorientación amarilla no es exclusiva del PRO. En la misma sesión por los jubilados, los radicales también protagonizaron una escena similar. Julio Cobos, Fabio Quetlas, Natalia Sarapura y Roberto Sanchez votaron a favor, mientras que otros nueve eligieron abstenerse, bajo la conducción de Rodrigo De Loredo. La lógica fue casi calcada: para qué exponerse si igual Milei va a vetar todo. Pero los efectos internos no se hicieron esperar.
En medio de esta tormenta, Cristian Ritondo sigue haciendo equilibrio para sostener una unidad que ya es más formal que real. Busca cerrar acuerdos con La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires para las elecciones de septiembre y octubre. Pero los gestos internos son cada vez más contradictorios. El salvese quien pueda está a la orden del día, y la falta de liderazgo lo agrava todo.
En números, el bloque del PRO tiene hoy 32 integrantes. La fragmentación en la votación por los jubilados muestra que más de un tercio ya no responde a la estrategia de acompañamiento al Gobierno. Mientras tanto, en Casa Rosada celebran la dispersión del bloque opositor que alguna vez fue oficialismo. Y en el Congreso, los votos de los jubilados dejaron algo más que una definición legislativa: dejaron en evidencia que el PRO ya no es lo que era.