“Si no queda entre los primeros cinco, prefiero seguir teniéndolo como ministro”. Palabras más, palabras menos, el presidente Alberto Fernández hizo lo posible para imponerse en la puja para que su ministro de Desarrollo, Daniel Arroyo, ocupe uno de los principales lugares en la lista de candidatos bonaerenses rumbo a la Cámara baja del Congreso de la Nación. Pero no lo consiguió. 

“No le quiero bajar el precio”, le aseguraron a Data Clave que fue la frase elegida por el mandatario nacional en la tarde del sábado 24 de julio para tratar de correr al ahora aspirante a diputado que, en definitiva, ocupará el puesto número 12.

El típico roce por el poroteo entre Alberto, Cristina Fernández, Máximo Kirchner y Sergio Massa estaba en el momento más crítico y hasta ese momento el mandatario nacional había decidido conservar a su ministro en funciones y correrlo de la nómina.

Al mismo tiempo, en Hurlingham, el intendente Juanchi Zabaleta se enteraba de esto y molesto con la situación imponía condiciones a nivel local. Sin la posibilidad de tomar la cartera deseada tanto por él como por La Cámpora, decidió cerrar una lista propia sin acordar con los otros referentes locales del peronismo y comunicó que iría al frente como candidato testimonial.

Según pudo saber Data Clave, el jefe comunal aseguró estar “cansado de Máximo” y que era “una vergüenza que le den el quinto puesto a la mujer de un ministro que no hace más que criticar a Alberto”, le cuenta una fuente local a este medio. El funcionario indicado, Sergio Berni; la candidata, Agustina Propato.

Sin intenciones de abrir el juego, y molesto por lo que sucedía en el poroteo nacional, el intendente consignó una nómina completamente propia que, a partir de las 18 del sábado, comenzó a correr en los medios. La comunicación fue clara. Juanchi no quería armar nada con el resto del peronismo local. 

Zabaleta no contestó más el teléfono y el resto de las organizaciones políticas del Frente de Todos local, con La Cámpora a la cabeza, determinó armar su propia lista como respuesta. Las dudas en el sector duro del kirchnerismo estaban en saber si el Presidente estaba al tanto de esta situación. “Fue el propio Alberto quien pidió que se baje esa lista de Zabaleta, que no iba a haber dos y que había unidad en todos lados”, asegura una fuente inobjetable.

Tras esa bajada de línea, el intendente que puja por ingresar al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, accedió a dialogar con las demás organizaciones y a las 24 horas firmó la unidad. Lo que expuso la compulsa fue la difícil relación existente entre el jefe comunal y el resto de los sectores que involucran al peronismo.

Más teniendo en cuenta que, con su salto a Desarrollo, quien se hará cargo de la intendencia, como marca la Ley Orgánica de Municipios, será Damián Selci, primer candidato a concejal en 2019 y referente de La Cámpora, muy cercano a Andrés “Cuervo” Larroque.

Lo que viene

“Zabaleta es un muro de contención contra La Cámpora”, le dicen a Data Clave desde Juntos. “Pero la interna a nosotros nos va a simplificar la estrategia de cara a lo que viene”. En concreto, lo que sigue es una puja que busca consolidar la fuerza local en el HCD local pero que perfila los deseos partidarios de cara al 2023, año en el que, de convertirse en funcionario nacional, Zabaleta podría volver a presentarse más allá de haber sido elegido en dos oportunidades debido al vericueto legal que encontraron los intendentes en la ley que elimina la reelección indefinida.

Selci responde a Martín Rodríguez, número 2 del PAMI, con quien hizo todo su recorrido de militancia. Viene del mundillo intelectual de la política, es autor de dos libros y solo tiene 38 años.

“Nosotros, los militantes del campo popular, no deberíamos pensar la política bajo la lógica de la demanda, en que todo consiste en lo que yo le pido a un político sobre la base del argumento yo lo voté para esto”, aseguró años atrás quien ahora podría quedar a cargo del municipio. En su caso, no fue votado para ese rol. Pero allí estará en el camino que La Cámpora sigue recorriendo, esta vez, rumbo a 2023.

Y es que lo que se pone en juego ahora es la grieta interna que deberá salvar Zabaleta para no tener que volver a pasar por una situación compleja a nivel local como la que ya transitó durante las primarias de 2017, cuando la lista de concejales que por entonces acompañaba a Florencio Randazzo sacó un magro 8 por ciento y quedó relegada al cuarto lugar. 

A partir de entonces, Zabaleta decidió volver al kirchnerismo. El mismo movimiento que, con Cristina Fernández como presidenta y Daniel Scioli como gobernador, en 2013, había jugado muy fuerte para terminar con la presencia de Luis Acuña, entonces intendente de Hurlingham con lazos estrechos con el Frente Renovador.

En 2017, Zabaleta fue uno de los intendentes peronistas que avaló el Pacto Fiscal, algo que el kirchnerismo local no acompañó. Y ya para antes de 2019, había decretado su regreso con fuerza para cumplir con la mentada unidad del PJ. 

“Tenemos una diferencia a favor de tres o cuatro puntos, no estamos para tirar manteca al techo por lo que hay que hacer campaña con la unidad”, aseguran desde el oficialismo. Desde la oposición, en cambio, dan vuelta tortilla y sostienen que están jugando a menos para querer sumar más. “En las últimas elecciones Alberto sacó el 50 por ciento de los votos a nivel local. Si la diferencia termina en menos de 7 puntos a su favor, la nuestra será una buena elección”.

Lo cierto es que antes de que peronismo local vuelva a ponerse en juego frente a la oposición de turno en 2023, Zabaleta y La Cámpora deberán aprender a convivir a distancia. Sino, sin dudas, el pacto quedará roto y surgirá un nuevo actor de peso rumbo a la intendencia municipal.