La tropa de Karina que suena para cruzar a CFK en la madre de todas las batallas bonaerenses
El desembarco de Cristina Kirchner en la Tercera Sección obliga al oficialismo nacional a barajar nuevos candidatos. Aunque aún no hay definiciones, los libertarios debaten entre nombres propios, viejos conocidos y aliados del PRO. Todo se resolverá en la Casa Rosada y la tensión política no para de escalar.
Cristina Kirchner decidió meterse de lleno en la pelea electoral en la provincia de Buenos Aires y ese movimiento descolocó por completo a La Libertad Avanza. Hasta hace unos días, los libertarios no creían posible que la ex presidenta decidiera encabezar la lista de diputados provinciales por la Tercera Sección Electoral, una región que abarca 19 municipios del sur del Conurbano y concentra a casi 5 millones de votantes. El escenario cambió de forma abrupta y ahora el oficialismo busca desesperadamente un candidato competitivo para enfrentar a la dirigente peronista.
La reacción en las filas del oficialismo fue inmediata. Aunque no hay nombres confirmados, la decisión final no pasará por los armadores de territorio como Sebastián Pareja o el referente del PRO Cristian Ritondo, sino que será tomada en la mesa chica del poder, integrada por el presidente Javier Milei, su hermana y titular del partido a nivel nacional, Karina Milei, y el principal estratega del oficialismo, Santiago Caputo.
Hasta ahora, la idea original de Pareja y Karina Milei era que un libertario puro encabezara la lista en ese distrito. El PRO, en cambio, apostaba por incluir a alguien con más conocimiento del territorio. "Ellos perdieron en la Ciudad y se tienen que limitar a acompañar", retrucaban desde el entorno de Pareja. En tono irónico, agregaban que si los macristas querían aportar nombres, bien podían ofrecer a Diego Santilli, a modo de sacarlo de la discusión por la lista nacional donde compite con José Luis Espert.
Pero ahora todo está abierto. En el radar aparecen varios nombres posibles. El propio Sebastián Pareja, que tiene mayor influencia en la Tercera que en otras zonas, no se descarta. También asoma su mano derecha, Carlos "Charlie" Curestis, aunque no tendría el aval de Caputo, con quien arrastra tensiones. Por el lado del asesor presidencial, gana terreno Nahuel Sotelo, actual secretario de Culto y militante de la agrupación Las Fuerzas del Cielo, con base en Quilmes, el distrito que gobierna la kirchnerista Mayra Mendoza, una rival que los libertarios disfrutan confrontar.
Diego Santilli, que pretendía liderar la boleta nacional en octubre, también podría redirigirse hacia la Tercera. Su nombre no está descartado, sobre todo por su buena imagen en la Provincia y su experiencia electoral en 2021. Desde el PRO ven a este movimiento como una catapulta que serviría de para una futura candidatura a gobernador en 2027.
En el entorno de Santiago Caputo hay una idea fija: confrontar a Cristina con una figura que represente todo lo opuesto. Una cuenta de X que se le adjudica al asesor presidencial publicó: “A una señora mayor, comunista y condenada hay que ponerle enfrente un pibe, libertario, irreprochable. La elección más fácil de la Historia”. Esa lógica aún sin nombre propio apunta a una confrontación directa de modelos, como ya hicieron los libertarios en la Ciudad: kirchnerismo o libertad.
Desde el oficialismo admiten que, hoy por hoy, perder en la Tercera es probable. Pero perder con dignidad también suma. No sería la primera vez que un dirigente de peso acepte una candidatura a regañadientes: ya le pasó a Manuel Adorni, que prefería quedarse en la Secretaría de Comunicación y terminó encabezando una lista porteña. El mismo destino podría correr cualquiera de los nombres que están en danza.
La elección bonaerense del 7 de septiembre será la primera parada electoral del año, pero con posibles efectos en cadena. En octubre se pondrán en juego 35 bancas nacionales y el equilibrio de poder en el Congreso, una prioridad para Milei. Además, una victoria peronista en septiembre podría reordenar al PJ y complicar los planes libertarios a nivel nacional. Por eso, en la Casa Rosada la elección en la Tercera dejó de ser un trámite para convertirse en un dolor de cabeza que aún no tiene nombre propio.