“Vi durante siete años cómo mi familia, hijos, compañeros fueron víctimas de una persecución sistemática del poder político, la prensa, gran parte del Poder Judicial", dijo Lázaro Báez el 30 de diciembre del año pasado cuando tuvo la oportunidad de decir sus últimas palabras. Los medios no estaban muy concentrados en lo que pasaba en ese juicio (realizado íntegramente por zoom debido a la pandemia): esa misma madrugada se había aprobado la ley de aborto legal, seguro y gratuito.

La instancia de “últimas palabras” es la última parte que atraviesa un juicio antes de la sentencia. Es el momento en que los acusados pueden explayarse más allá de los hechos estrictamente relacionados con la causa. Según nuestro ordenamiento jurídico, el mismo día en que hay últimas palabras, debe haber condena. Pero en casos que tienen múltiples imputados, la regla se desdibuja un poco: se “parten” en grupos y puede haber varios días de últimas palabras.

Eso es justamente lo que está sucediendo en este causa, que empezó en octubre de 2018. Esta semana, fue Martín Báez el que le habló a los jueces que integran para este caso el Tribunal Oral Federal 4: Néstor Costabel, Gabriela López Iñiguez y Adriana Palliotti. “No cometí ningún delito, pero tengo la vida destrozada y ya estoy socialmente condenado”, resaltó. Sus hermanos (Leandro, Melina y Luciana) ya habían anticipado que no querían decir nada.

Este miércoles 10 las chances de que haya sentencia son muchas. No está confirmado aún porque todavía queda un grupo de imputados con la posibilidad de dar sus últimas palabras. Si por algún motivo el Tribunal quisiera partir esto, la decisión pasaría para el 17 de febrero. En debates extensos, el momento de dictar el veredicto (condenatorio o absolutorio) suele tener estos retrasos: el trabajo de las vocalías (los empleados que trabajan directamente con cada uno de los jueces) es intenso. Hay recolección de testimonios, repaso de ciertas cuestiones, análisis de los informes que se exhibieron durante el juicio.

Los papeles dicen que una vez que el último de los imputados dice sus últimas palabras (o desiste de hacerlo), los magistrados se van “a deliberar” y ponen un horario donde se conocerá el veredicto. Las malas lenguas en Tribunales dicen que es el momento de comer porque, básicamente, todo está definido desde antes. En muchos casos puede que sea así pero en otros realmente se discute los términos de la condena: cuantos años, qué delito, ¿hay detención inmediata?

En este caso, los tres jueces deben definir qué sucede con los 27 implicados en esta trama extensa y compleja. La Ruta del Dinero tiene múltiples aristas: la investigación que tuvo a su cargo el juez Sebastián Casanello habla de una estructura jurídica, societaria y bancaria tanto en Argentina como en otros países para canalizar, transferir, vender y poner en el mercado fondos de procedencia ilícita. La suma que se investiga es cercana a los 60 millones de dólares. 

Cuando se acusa a alguien de lavado de dinero, se debe tener lo que se denomina como “delito precedente”. Es decir, si tengo que blanquear plata es porque de algún lado ilegal saqué ese dinero. En el caso de la Ruta del Dinero, la acusación habla, entre otros aspectos, de la causa Vialidad, donde además de Lázaro Baéz está imputada y en juicio Cristina Fernández de Kirchner. Allí la acusación es por haber conformado entre mayo de 2003 y diciembre de 2015 “una asociación ilícita destinada a cometer delitos para   apoderarse ilegítimamente y de forma deliberada de los fondos del Estado Nacional asignados a la obra pública vial”.

En los ambientes tribunalicios siempre juegan las apuestas. Casi nadie cree que el Tribunal vaya a absolver a Lázaro (los pedidos de pena de las querellas y de la Fiscalía fueron contundentes), por más esfuerzo que haya hecho su defensa en el último tramo de la causa. Apuntar hacia el lado más flojo de la acusación puede ser interesante para un futuro planteo en Casación: el rol de Fariña, a quién el sistema judicial parece haber apadrinado prácticamente.

No obstante, la apuesta de casi segura condena guarda una incógnita sobre el futuro: ¿qué pasaría si la causa Vialidad naufraga y termina en absoluciones? ¿Qué pasaría con el delito precedente? El juicio por Vialidad tendrá un año plagado de testimoniales y no se avizora ni siquiera una fecha cierta de alegatos. ¿Y Hotesur y Los Sauces, que aún ni siquiera tienen fecha de inicio? Estos dos casos (ahora bajo el mismo paraguas) también fueron señalados como pata generadora de las ganancias ilícitas que en parte fueron ocultadas tras el supuesto fraude fiscal.

Una vez que se conozca el veredicto, el Tribunal dirá también cuando estarán los fundamentos de su decisión, el documento donde explican por qué condenaron (o no) a los imputados. Ese fallo debe ser, por supuesto, revisado en Casación que suele tomarse sus tiempos para dar su opinión. Mientras tanto, el tiempo pasa: la causa arrancó en 2013, fue elevada a juicio en 2017 y tendrá sentencia en 2021. Lázaro Báez espera esta primera resolución desde un domicilio que sigue en reserva, luego de estar más de cuatro años en prisión preventiva en una cárcel.