La última jugada de Cristina Fernández de Kirchner en el Senado, donde dividió al bloque del Frente de Todos en dos espacios con el fin de quedarse con un lugar en el Consejo de la Magistratura, generó un fuerte revuelo político en una oposición que salió con los tapones de punta a denunciar "maniobra sucia" en los medios y que, por estas horas, evalúa una inmediata judicialización del caso.

Pasadas las 23 horas del martes, el bloque oficialista anunció una fragmentación del espacio y se terminaron dividiendo en dos bloques. Por un lado, José Mayans y otros 20 senadores, vinculados al entorno del Presidente y al representado de los gobernadores, conformaron el espacio "Frente Nacional y Popular"; por el otro, la legisladora cristinista Juliana Di Tullio y otros 13 legisladores crearon el patio "Unidad Ciudadana".

La primera sospecha del arco político y de toda la opinión pública fue que se trataba de un nuevo capítulo en la interna del Gobierno nacional. Sin embargo, con el correr de los minutos, una catarata de senadores, entre ellos el mendocino Alfredo Cornejo, denunció que este movimiento político se trata de una "maniobra vergonzosa" para que el oficialismo se quede con un lugar en el Consejo de la Magistratura.

La jugada fue a contrarreloj y a pocas horas de que la Corte Suprema de Justicia le tomara juramento hoy a las nuevas integrantes del Consejo, que tendrá a Horacio Rosatti como nuevo presidente y una ampliación del cuerpo a 20 miembros, una medida que rigió hasta el 2006 y que el órgano ordenó volver a establecer por la falta de acuerdo político para la reforma de sus integrantes.

Desde la oposición hablaron de "jugada sucia" y de "inconsistencia legal" para avalar este movimiento de Cristina Kirchner. Sin embargo, las "primereadas" y las maniobras al borde del marco legal no son nuevas y tiene antecedentes que fueron utilizados por ambos bandos de la grieta.

En el último tiempo, oficialismo y oposición jugaron sus cartas para retener o ampliar su poder en el órgano jurídico. En 2015, en plena asunción del Gobierno de Cambiemos, Anabel Fernández Sagasti, exdiputada que pasó a ocupar una banda en la Cámara Alta, tuvo que dejar su lugar como consejera en el órgano. Ante esto, la coalición opositora utilizó un artilugio para que esa banca se la quedara su espacio. Emilio Monzó, entonces presidente de la Cámara de Diputados, recibió una propuesta para conformar el denominado "interbloque" que hoy mantiene Juntos por el Cambio con la Unión Cívica Radical (UCR) y la Coalición Cívica.

En una hábil jugada que también tuvo en sus filas a Nicolás Massot, en ese entonces titular del bloque PRO, la coalición opositora jugó al filo del reglamento y entendió que tres de esos representantes a consejeros debían ser designados por la mayoría o por la primera minoría, y no por el "bloque mayoritario" o el "bloque que constituya la primera minoría". Y tras una distracción del kirchnerismo, la oposición consiguió los 110 votos necesarios para sumar como consejero a Pablo Tonelli.

Sin embargo, en 2018 existió un pase de facturas y la oposición en su conjunta le terminó arrebatando un lugar en el Consejo a un debilitado Cambiemos al que ya no le era sencillo acordar con los espacios opositores, en especial por la crisis económica.

¿Cómo fue esa maniobra? En una especie de presagio, el kirchnerismo llegó a un acuerdo con el Frente Renovador y otros bloques federales, sumado a otro espacio que presidía el excanciller Felipe Solá, para lograr que el peronismo se quedara con dos lugares, dejando a Cambiemos con una sola silla.

Los consejeros designados fueron en ese entonces el actual ministro del Interior, Eduardo 'Wado' de Pedro, y la diputada Graciela Camaño. El oficialismo de ese entonces nombró nuevamente a Tonelli, por lo que terminaron dejando afuera al jefe del interbloque radical, Mario Negri.

Son varias las interpretaciones sobre la última jugada que llevó adelante Cristina Kirchner, pero el principal movimiento opositor fue criticar a viva voz y advertir una presentación judicial en la limitada brevedad. ¿Por qué limitada? Porque esta noche la Corte Suprema le toma juramento a las nuevas autoridades del Consejo.

La misión del interbloque Frente de Todos será la de aceitar todos los mecanismos para que se de un nombramiento a toda velocidad, evitando así que Juntos por el Cambio pueda trabar las designaciones por vía judicial. El nuevo Consejo tendrá quorum con doce miembros y deberá elegir nuevamente las autoridades de las cuatro comisiones: Disciplina y Acusación; Selección de Magistrados; Administración; y Reglamentación.