El Gobierno dio avales en las últimas horas a Máximo Kirchner como candidato a presidir el PJ en la Provincia de Buenos Aires y eso causó un estruendo entre los líderes territoriales bonaerenses. La conducción actual del partido se la alternan Fernando Gray y Gustavo Menéndez, dos jefes comunales de distritos importantes a nivel poblacional como Merlo y Esteban Echeverría, que luego de recibir la noticia ya preparan una barrera de contención frente al avance del sector alineado con el líder camporista.

La división entre los intendentes es marcada y anticipa una batalla que muchos quisieran dar hacia afuera, pero que se dará al interior del partido. Con la definición de las autoridades del PJ nacional por delante, postergada por la pandemia y con la posibilidad de que el propio Presidente Alberto Fernández conduzca al justicialismo en los próximos años, en la Provincia las cosas parecen estar más calientes. Hay un rechazo habitual desde los municipios a que un dirigente de la política nacional se haga cargo sin gobernar territorio, pero además existen resistencias sobre los procedimientos: exigen que se respeten los tiempos, los reglamentos y los cargos vigentes hasta diciembre de 2021 y comparan la situación con el PJ a nivel país, donde ya hay mandatos vencidos y la renovación se haría en marzo luego de las elecciones.

Del otro lado, un grupo de intendentes más cercanos al cristinismo se alinea en la moción de que Máximo asuma -pronto- el liderazgo del partido en Buenos Aires. Encabezados por Martín Insaurralde, quien ya manifestó abiertamente su apoyo luego de que el presidente del bloque de Todos en Diputados recibiera la venia presidencial, allí están Mayra Mendoza, de Quilmes, Federico Achaval, de Pilar, el sucesor de Jorge Ferraresi en Avellaneda, Alejo Chornobroff, Mariano Cascallares de Almirante Brown y jefes comunales de distritos como San Vicente, Monte Hermoso, Villa Gesell y otros. La corriente propone un adelantamiento de las elecciones a partir de la convocatoria a un congreso que las apruebe y acelere los procesos para la llegada de Kirchner a la conducción.

En la resistencia a la jugada de los cercanos a Máximo preparan un repertorio de argumentos para plantar batalla: exigirán respetar la carta orgánica y harán hincapié en “la historia del partido justicialista” para decir que la iniciativa va a contramano de los valores del tradicional movimiento. Además, cuentan que para que se haga concreta la decisión del oficialismo “deberán renunciar 49 consejeros y sus suplentes, deberá renunciar mucha gente”. Dirán que no es un problema en la agenda de los vecinos bonaerenses y que existen otras prioridades: el empleo, la asistencia social, la pandemia. Y exhortarán a quienes quedaron, intencional o circunstancialmente, en el otro bando, a “focalizar en los problemas de hoy” y respetar los tiempos del calendario electoral pejotista.

En ese grupo aparecen nombres conocidos como Alberto Descalzo, de Ituzaingó, Julio Zamora, de Tigre y Juanchi Zabaleta, jefe distrital de Hurlingham cercano a Alberto Fernández pero que acompaña los reclamos de la conducción provincial actual. Los intendentes reconocen las virtudes políticas de Máximo Kirchner, hablan de un diálogo más esporádico en las últimas semanas y también asumen que puede haber cierta represalia sobre quienes pongan frenos a la estrategia que nace desde el Ejecutivo.

Sostienen que “es algo inédito” y admiten que es una posibilidad concreta en el corto plazo. Es por eso que prefieren, en principio, manifestar las razones del rechazo adentro y no exponerse demasiado cuando todo está por definirse y existen tensiones en todos los niveles del partido. Sin embargo, en la Rosada cuentan que la postura de Fernández es “dejar correr” y que el debate se dé desde adentro. "Alberto no se va a meter. Es más, es bueno que estén todos adentro", dicen desde Balcarce 50.

En la conducción actual, a priori, no habría renuncias anticipadas. A la espera de lo que pueda ocurrir de cara a febrero y en vísperas de un verano con intensidad en el ajedrez político, evalúan alternativas y delinean la estrategia de defensa a esgrimir. Esperarán la oficialización de la candidatura para sentar posturas. Hay 70 intendentes peronistas de los cuales 12 ya se pronunciaron abiertamente en favor de la línea de Máximo, pero otros -de ambos bandos en la contienda- prefieren la discreción y evitar el desgaste de subirse al ring, al menos en estos días de disputa naciente.