“No les quería escribir las cosas porque estas chicas siempre salen con los teléfonos y muestran todo” dijo, con mucha liviandad, el médico Aníbal Lotocki cuando dio explicaciones de porque sus pacientes no tenían siquiera el detalle de qué les iba a hacer en sus cuerpos. El “cirujano de las famosas” fue condenado ayer a cuatro años de prisión con una inhabilitación para ejercer la medicina durante cinco años. 

Si algo quedó evidenciado durante el juicio es que Lotocki no tiene una especialización en cirugía plástica, a pesar de que se presentaba como un experto en la materia. Mencionó una supuesta especialización en “cirugía cosmética”, algo que no existe en nuestro país y de lo que tampoco se presentaron mayores precisiones. A pesar de eso, se vendió como un experto ante todas las personas que pasaron por su consultorio, entre las que estuvieron Gabriela Trenchi, Silvina Luna, Stefanía Xipolitakis y Pamela Sosa, querellantes en la investigación.

El médico, en pos de defenderse, arremetió contra las cuatro denunciantes. Contó detalles de sus historias clínicas, de sus problemas de salud, de los pedidos que le hacían al respecto de su figura, con el objetivo de amedrentarlas. El fiscal Sandro Abraldes -que pidió para Lotocki una condena de siete años y nueve meses de prisión- calificó la situación como una especie de “tortura” a las víctimas: el acusado buscaba revelar cualquier detalle que pudiera avergonzarlas.

Todas coincidieron en algo: cuando iban a verlo, él siempre les agregaba alguna cosa más para “hacerse”. “Él se consideró el hacedor de mujeres perfectas”, lo describió el fiscal. Tanto así que a una de las víctimas -que le había pedido un procedimiento en particular- le terminó realizando otra cosa. 

Si bien en la causa se habló de la utilización de microesferas de polimetil metacrilato (PMMA), una sustancia que debe utilizarse en ciertas zonas del cuerpo y con ciertos cuidados, no quedó probado que Lotocki utilizara siquiera la versión del producto que se comercializaba en ese momento. ¿Qué significa esto? Se sospecha que el médico directamente “fabricaba” su propia sustancia. 

En ese punto, la acusación recordó el testimonio de Sosa, quien tuvo un vínculo afectivo con Lotocki y dijo que el médico fabricaba su propio “Metacrill”. La mujer contó que primero compraba el polímero, que lo mandaba a “esterilizar” y que lo mezclaba después con un líquido para luego inyectarselo a los pacientes. De acuerdo a la víctima, Lotocki le decía que “era lo mismo que comprar el producto” y que así ahorraba dinero, ya que el producto original cotizaba en dólares.

“Los estudios médicos practicados a las querellantes dan cuenta de que la cantidad de producto colocado es elevadísima y que eso no coincide con lo que les cobró ni con la cantidad de producto supuestamente aplicado”, explicó la Fiscalía. 

La causa estuvo muy cerca de prescribir, debido al tiempo que se tardó en que el juicio se lleve adelante. Los reclamos contra Lotocki no fueron únicamente los que se presentaron en el fuero penal: en la justicia civil hay por lo menos una docena de causas impulsadas por pacientes que eligieron esa vía para ir contra el médico. En esos casos, lo hacen responsable por los daños y los perjuicios que sufrieron.

Las consecuencias que sufrieron las personas que se operaron con Lotocki son “irreversibles y progresivas”. Pamela Sosa contó que tiene problemas todos los días con su cuerpo. Silvina Luna mostró que desarrolló una hipercalcemia e insuficiencia renal después de los procedimientos. Xipolitakis reveló que vive con un dolor crónico y que hay días en los que ni siquiera puede dormir. Trenchi, por su parte, estuvo internada en grave estado. Todas coincidieron en lo mismo: operarse con Lotocki fue la peor decisión de sus vidas.

La estrategia del médico apunta ahora a desarmar la condena que dictó el juez Carlos Rengel Mirat. Una vez que se conozcan los fundamentos -algo que sucederá la próxima semana-, la defensa de Lotocki irá a la Cámara de Casación para conseguir que se revierta un fallo que, de quedar firme, lo llevará detenido.