“No está en condiciones esta defensa de poder seguir adelante”. Eran las seis de la tarde cuando un abogado le pidió a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 25 que den un cuarto intermedio para comer “algún refrigerio”. La audiencia por el homicidio de Lucas González empezó cerca de las 10:30 pero prácticamente no tuvo pausas, debido a que debía empezar a las 9. 

Los humores no fueron los mejores: el retraso en la llegada de los 14 policías que son juzgados despertó malestares en los abogados, que estaban desde las 8 de la mañana en el edificio de Comodoro Py. Al ser tantas partes las involucradas y por la cantidad de público que se esperaba, el Tribunal se mudó para Retiro a pesar de que sus juicios los suele hacer en una de las salas del edificio de Paraguay al 1500.

A lo largo de las casi diez horas de audiencia, hubo varios cruces entre defensas y las partes acusadoras. El primero llegó cuando el abogado que representa a los tres policías que están acusados de disparar y asesinar a Lucas pidió directamente la nulidad de los testimonios de los tres amigos que iban en el auto con el juvenil de Barracas Central. La fiscalía y Gregorio Dalbón, representante de la familia del futbolista, se opusieron rápidamente y el Tribunal no hizo lugar.

“A estos villeritos hay que darle un tiro en la cabeza a cada uno”, fue una de las frases que los policías les repitieron, de acuerdo a lo que contaron los amigos de Lucas. Sus declaraciones, por ser menores de edad, fueron tomadas en Cámara Gesell, algo que también fue cuestionado en el juicio. El abogado Fernando Soto, defensor de los tres policías acusados de homicidio, tampoco se mostró conforme con la presencia de la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación en su rol de “amicus curiae”, es decir, de amigo del tribunal. Justamente los jueces le tuvieron que reiterar que ya habían dicho cómo sería la función de la Secretaría: van a poder observar el debate y antes del veredicto podrían dar su opinión.

No obstante, no dejó de sorprender que Soto (el mismo que defendió a Chocobar) mostrara tan rápido su estrategia. Sus tres representados son el inspector Gabriel Alejandro Issasi, el oficial mayor Fabián Andrés López y el oficial Juan José Nieva, que prestaban funciones en la División Brigadas y Sumarios de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad y son los acusados de asesinar a Lucas. Los tres declararon lo mismo: hablaron de cumplimiento del deber, de legítima defensa y de que no cometieron ningún delito.

La legítima defensa y el exceso en el cumplimiento fueron las dos situaciones principales del caso Chocobar, el policía que fue condenado por haber asesinado a un ladrón y cuya sentencia no está todavía firme. Hasta ahora, esos dos conceptos no habían sido mencionados de esa forma en el expediente por el caso de Lucas, lo cual hace prever hacia donde virará la estrategia.

Otro de los momentos más álgidos se vivió con la defensa del comisario de la Comuna Vecinal 4A, Rodolfo Alejandro Ozán. Él es uno de los protagonistas de un audio que se viralizó donde hablaba del “mocazo” que se habían mandado los policías. La defensa no quería que se escuchara y la fiscalía insistió, ya que en la declaración indagatoria el propio Ozán había hecho referencia a ello. “Esa es mi forma de hablar”, se excusó.

En las indagatorias que se leyeron (ya que la mayoría de los 14 implicados se negó a declarar), los policías diluyen su responsabilidad. Nadie se acercó a Lucas, todos trataron muy bien a los otros chicos. Muy lejos de las hipótesis que tuvieron fiscalía y querellas en la investigación. 

"Se pasaban de fuero a fuero sin hacerse cargo”, dijo Roberto Inca, un subcomisario acusado de fraguar la causa para proteger a Issasi, López y Nieva. La declaración intentó ser la explicación de por qué demoró tanto el operativo e intentó trasladar la responsabilidad al fuero de menores, al de instrucción y al de la Ciudad de Buenos Aires.

Dentro de diez días, el próximo 28 de marzo, serán los tres amigos de Lucas los que se acerquen a Tribunales para dar su testimonio. Sus palabras durante la investigación fueron muy duras. Hablaron de que fueron tratados como “villeritos”, de los maltratos recibidos durante la detención y de que se reían los policías del estado de Lucas.