No era una parada fácil. Sin embargo, se la jugaron. Y pese a que desde adentro dejaron en claro que no sabían con qué reacción popular podían llegar a cruzarse, lo cierto es que Mauricio Macri salió indemne en lo que fue su primera visita al Conurbano profundo como expresidente. 

Y más allá de que claramente se tomó un tiempo prolongado para poder volver a enfrentar a los vecinos de la región, lo cierto es que hoy Macri se siente liberado. Con ganas de ver cómo se van dando las cosas en su rol como referente del PRO, pero también, en principio, como uno más de los candidatos con los que cuenta el partido amarillo para salir a jugar por la presidencia.

Claro, el exmandatario sabe que no es uno más. Su presencia genera ruidos internos en la coalición. Desde un sector del radicalismo consideran que “ya tuvo su oportunidad”, sin embargo desde un ala interna del PRO cada vez se suben más a la idea de un “segundo tiempo”.

Macri volvió al roce de la mano del intendente de Lanús, Néstor Grindetti, quien lo llevó a Monte Chingolo para visitar a una familia que vive en una casa recuperada del narcotráfico. Hoy el jefe comunal es el principal aliado del exmandatario.

Ambos se juntaron un mes atrás luego de que Grindetti se corriera de su rol como interlocutor con el ejecutivo provincial. “Néstor aprovechó para contarle su proyecto de Provincia y desde ahí empezó un trabajo conjunto con el objetivo de explorar cómo está su imagen en Conurbano”, le contaron a Data Clave fuentes municipales.

Hoy Macri y Grindetti conforman un tándem como aspirantes a la Nación y a la Provincia similar al que tienen Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli; María Eugenia Vidal y Cristian Ritondo; Patricia Bullrich y Javier Iguacel.

Sobre esta última pareja de candidatos, desde un sector del Pro consideran que van a terminar “armando algo juntos” con el expresidente.

“Mauricio estuvo muy receptivo y caminó la calle y se le acercaron a hablar”, le contaron a este medio. Macri siente que, en el marco de una fuerte interna en el PRO, puede colarse. Incluso le mandan mensajes desde el Círculo rojo “alentándolo” y “reconociéndole que antes estábamos mejor”.

Las encuestas mandadas a hacer le dan mejor. Y con eso en mano, el expresidente se mide. No parece fácil. Pese a que su llegada sigue siendo fuerte en provincias como Córdoba y Mendoza, el Conurbano no es solo una foto. 

De ahí la necesidad de contar con un aliado de peso en el Gran Buenos Aires para poder empezar a traccionar. 

Cabe recordar que Grindetti está al frente de Hacemos, la pata peronista con la que el PRO busca sumar justicialistas desencantados con este gobierno y enfrentados al kirchnerismo.