Ni bien se conoció el resultado electoral del pasado 14 de noviembre, el ejecutivo bonaerense celebró aquello que había sido el principal objetivo de Axel Kicillof: la gobernabilidad. A partir del 10 de diciembre, el Frente de Todos contará con 23 senadores en la Cámara alta. La misma cantidad que Juntos. Y quien tendrá a cargo la obligación de desempatar será la presidenta del cuerpo legislativo, Verónica Magario.

De esta manera, la vicegobernadora subirá el perfil de manera considerable. Y no es para menos. Es que aquellas iniciativas del ejecutivo bonaerense que no cuenten con la venia de la oposición se decidirán bajo su voto.

Hasta el momento, Magario realizó un trabajo de hormiga. De esos que no aparecen en los medios pero que de seguro marcan la diferencia de manera interna. Y es que, hasta el momento, no la tuvo fácil.

En sus dos primeros años como referente del poder legislativo, la ex intendenta de La Matanza tuvo en contra el Senado por lo que debió adoptar un tono conciliador en busca de generar los consensos necesarios para poder avanzar en los pedidos del gobernador.

Además, claro está, no descuidó su actividad en La Matanza. Es que, más allá de que hoy gobierne Fernando Espinoza, la vice sabe que el oeste siempre estará cerca. Y para eso es necesario consolidar el poder local.

Pero hay más. Con el objetivo de lograr el triunfo finalmente alcanzado con la boleta del medio, y en comparativa con lo que fueron las elecciones de 2017, Magario inició un recorrido por las diferentes secciones electorales donde se votaron senadores con el fin de poner la cara ante los vecinos, atender los reclamos, juntarse con los intendentes y apuntalar a los candidatos. El trabajo, al fin y al cabo, dio sus frutos. Y desde diciembre, el Frente de Todos contará con una ventaja ajustada, pero ventaja al fin, en la Cámara alta.

En PBA comienza una nueva etapa, la del renacer y la reconstrucción. La producción, la inversión, el empleo, la educación, la salud y la recuperación del salario frente a la inflación serán los protagonistas”, sostuvo horas después del triunfo.

Pese a que su nombre cobrará más fuerza con el correr de las semanas, Magario por el momento no cambia su perfil. La vicegobernadora porta el sello de la gestión. Y es a lo que apunta. Es por eso que más allá de convertirse en la llave de la gobernabilidad de Kicillof, la vice no quiere dejar de recorrer ni de transitar la provincia.

Verónica tiene un perfil claro de consenso. Acompañó a Axel justamente para agregarle esa cuota de apertura y diálogo a la gestión. No vas a encontrar un senador que diga que la presidente del cuerpo no lo escucha o no lo recibe. Tiene una sensibilidad política que la lleva a querer buscar siempre el territorio”, le dice a Data Clave un dirigente pejotista.

Lo que resta por saber es de qué manera se plantará la vicegobernadora en este rol trascendental que tendrá por delante.