Mauricio Macri no se quedó a ver los escombros. Apenas pasaron cinco horas desde que el PRO sufriera su primera gran derrota en la Ciudad de Buenos Aires tras casi dos décadas de hegemonía, cuando el ex presidente decidió tomar distancia, literal y políticamente. A las 23.30 del mismo domingo, abordó un vuelo privado rumbo a Madrid, en compañía de su esposa Juliana Awada, el empresario energético Alejandro Macfarlane y su pareja Clara Echevarrieta Gowland.

El avión Dassault Falcon 900EX partió con escala técnica en la isla de Espargo, en Cabo Verde, y puso proa hacia España. En la capital ibérica, Macri participará de un homenaje al escritor Mario Vargas Llosa, una actividad que ya tenía agendada, pero que terminó funcionando como excusa perfecta para desaparecer del radar político justo cuando su partido más lo necesitaba. El exmandatario planea seguir viaje por Medio Oriente y no volvería al país por al menos dos semanas.

Mientras el líder amarillo descansa a miles de kilómetros, el PRO arde por dentro. La magra elección de Silvia Lospennato, que terminó tercera detrás de Leandro Santoro y del vocero presidencial Manuel Adorni, desató una ola de reproches y pases de factura. En el partido no solo culpan a Macri, también apuntan contra el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, por haber empujado el adelanto electoral y buscar municipalizar la contienda. El resultado fue catastrófico: Adorni duplicó en votos a la candidata del PRO.

La bronca también alcanza al consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubí, señalado como estratega de la campaña y con un historial poco feliz en el país: "Perdió con Cristina en 2017, con Massa en 2023 y ahora con nosotros", deslizó con ironía un dirigente del PRO. Gutiérrez-Rubí fue uno de los que apoyó el adelantamiento electoral que terminó de dinamitar la estrategia porteña.

Las internas también golpean hacia adentro de la gestión. Muchos dirigentes apuntan contra César “Tuta” Torres, secretario de Atención Ciudadana y hombre de confianza de Jorge Macri, al que acusan de haber hecho un trabajo territorial flojo. En ese escenario, surgió el rumor de que María Eugenia Vidal podría sumarse al Gabinete para intentar calmar las aguas, aunque desde su entorno ya salieron a desmentirlo.

Este martes, Jorge Macri intentó apagar el incendio interno con una frase que no ayudó demasiado: “El resultado de la elección fue darle el crédito al Presidente de que el camino emprendido es el correcto”. Además, confirmó que no habrá cambios en su Gabinete, aunque las presiones internas siguen creciendo.

Mientras tanto, los puentes con La Libertad Avanza se empiezan a cruzar sin disimulo. El encargado de pilotear las negociaciones en la provincia de Buenos Aires es Cristian Ritondo, que mantiene un vínculo aceitado con Sebastián Pareja, armador libertario bonaerense, y con Santiago Caputo, uno de los cerebros del oficialismo. En ese esquema, no faltan cenas ni asados para aceitar la convivencia política.

Diego Santilli es otro de los nombres del PRO que se entusiasma con la idea de pegar el salto. Desde hace meses viene buscando acercarse a los libertarios y, junto a Ritondo, participó de reuniones con Karina Milei y Pareja. El lunes siguiente a la elección, el Gobierno se reunió para definir su estrategia bonaerense. Karina, junto a Eduardo “Lule” Menem, su primo Martín Menem y Pareja, dejó en claro que solo aceptarán incorporaciones individuales al espacio: "No hay alianzas, el que quiera venir, que se pase al partido violeta".

En ese esquema de pases y fracturas, algunos intendentes del PRO ya se posicionaron. Entre los más cercanos a La Libertad Avanza figuran Guillermo Montenegro (Mar del Plata), Ramón Lanús (San Isidro) y Pablo Petrecca (Junín). En cambio, otros como Soledad Martínez, de Vicente López, buscan resistir. “La fuerza del PRO sigue teniendo peso propio en muchos municipios, no tiene sentido diluirla”, repiten en su entorno.

La elección desdoblada en la provincia de Buenos Aires, prevista para el 7 de septiembre, será un termómetro clave para medir fuerzas entre los amarillos que quieren mantenerse como marca propia y los que ya están mirando de reojo a los libertarios. Mientras tanto, Mauricio Macri sigue en el aire. Literalmente.