La tensión entre Javier Milei y Victoria Villarruel ya dejó de ser un rumor de pasillo y se transformó en una postal pública que se repite. Este Día de la Bandera, el Presidente no asistirá al tradicional acto en Rosario y, lejos de compartir escenario con su compañera de fórmula, encabezará un evento propio en el Campo Argentino de Polo, en la Ciudad de Buenos Aires.

Según fuentes oficiales, la ceremonia está prevista para las 11 de la mañana en el predio de Palermo, donde se tomará el tradicional juramento a la bandera nacional. En ese contexto, desde Casa Rosada aclararon que Milei no irá a Rosario y que “fue una decisión de él”. También anticiparon que Villarruel no estará en el acto de Palermo. En su entorno, prefirieron el silencio: No tengo información al respecto”, fue la escueta respuesta ante la consulta sobre su presencia.

Este nuevo gesto se suma al desplante ocurrido el 25 de mayo, cuando ambos coincidieron en el Tedéum en la Catedral Metropolitana. En aquella ocasión, Milei evitó saludarla al ingresar a la ceremonia. La vicepresidenta tampoco participó de la caminata habitual desde Casa Rosada hasta la Catedral, una señal más de la distancia que separa a los dos máximos cargos del Ejecutivo.

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La decisión de no asistir al Monumento Nacional a la Bandera, donde el año pasado sí compartieron el acto, terminó de confirmar que la relación está lejos de recomponerse. Esta vez, la ceremonia en Rosario estará encabezada por el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y el intendente Pablo Javkin, quienes lamentaron que desde el Gobierno nacional no confirmaran la presencia de ningún representante.

Desde el inicio de la gestión, hubo señales claras de cortocircuito. En la etapa de armado del Gabinete, se especuló con que Villarruel quedaría al frente de los ministerios de Seguridad y Defensa, pero finalmente Milei se inclinó por Patricia Bullrich y Luis Petri. Ese fue uno de los primeros gestos de desconfianza política.

Más adelante, el propio Presidente fue directo al hablar del rol de su vice: “No tiene ninguna injerencia en la toma de decisiones”, dijo sin rodeos, y agregó que ella “está más cerca del círculo rojo, de lo que ella llama la alta política, y lo que nosotros llamamos la casta”.

Lo cierto es que el fuego cruzado está lejos de apagarse. Milei dio varias entrevistas en las que evitó referirse directamente a Villarruel. “Está enojado, pero no quiere abrir otro frente, al menos públicamente”, contaron desde su circulo cercano.

Mientras tanto, Villarruel cerró aún más su vínculo político con el entorno de Balcarce 50 y mantiene un perfil cada vez más hermético. Quienes conocen el manejo interno aseguran que la vicepresidenta no define nada porque “la limita la falta de respuesta presidencial”. “Se perdió el diálogo ahí. Karina (Milei) la dejó afuera del círculo íntimo hace rato, pero ella tenía trato directo con Milei. Ahora eso se enfrió también”, dicen casi en voz baja, sin animarse a confirmar que el canal de comunicación entre ambos ya está roto.