Mucho vivo, poco voto: el streaming fue escenario de campaña pero no garantizó un solo escaño
Lula Levy, Alejandro Kim y Ramiro Marra fueron figuras repetidas en los streamings políticos, pero no alcanzaron el mínimo de votos para entrar a la Legislatura. Mucha cámara, poco respaldo. La sorpresa fue Caruso, que en tres semanas de campaña se quedó con 24.000 sufragios.
Hay algo que quedó claro tras el recuento de votos: los streamings no ganan elecciones. Aunque sus caras estuvieron en todos lados —en Twitch, en YouTube, en entrevistas relajadas o debates amigables—, Ramiro Marra, Lula Levy y Alejandro Kim no lograron romper la barrera del 3% para llegar a la Legislatura. Les sobraron cámaras, pero les faltaron votos.
Blender, Cenital, Gelatina. Plataformas con aire joven, progresismo a veces explícito, otras veces disfrazado de ironía o impostura millennial. Ahí se cocinan discursos, se curten personajes, se celebran frases que después se convierten en clipeos para redes. En ese ambiente de guiños compartidos, Marra, Levy y Kim fueron habitués. Simpáticos, cancheros, con manejo de cámaras y códigos. Pero del otro lado de la pantalla, la ciudadanía no compró el acting.
La candidata radical Lucille "Lula" Levy encarnó un perfil pensado para captar a la juventud universitaria. Con su estética de clase media alta y una campaña que mezcló spots caseros desde su departamento en Recoleta con apariciones constantes en los streamings, pareció encontrar un nicho cómodo en ese microclima digital. Se mostró como una figura transparente, educada en la ORT y en la UBA, y se desenvolvió con soltura frente a los micrófonos. Pero en las urnas sacó apenas el 2,29%. Ni toda la buena onda del streaming ni la frescura alcanzaron.
Más llamativo aún fue lo de Alejandro Kim, el "coreano peronista" apadrinado por Guillermo Moreno. Su campaña tuvo momentos bizarros, como los carteles de "Viva Pelón", pero también mucha rosca. Con una sonrisa constante y una narrativa original, se presentó como la versión simpática del peronismo clásico. "El peronismo me apoya", dijo el día de la elección. Cuando le preguntaron por Santoro, remató: "No, Santoro es radical". Más allá del acting, los votos no lo acompañaron: Principios y Valores apenas superó el 2% y se quedó afuera.
Lo de Ramiro Marra fue aún más evidente. Sin el respaldo de La Libertad Avanza —expulsado por Karina Milei— intentó surfear la ola del mileísmo con su vieja bandera: redes sociales al palo, provocación y discursos extremos. Su plataforma rozó lo delirante: multas para personas en situación de calle, detectores de metales en las villas, y una retórica donde lo fascistoide era norma. Aún así, no le faltaron micrófonos. De Neura a Blender, lo invitaron todos. Pero con el 2,61% de los votos quedó en sexto lugar.
La elección dejó algo en claro: el algoritmo no milita. Lo que funciona en redes no siempre se traduce en votos. La audiencia que aplaude en Twitch no necesariamente es la que baja a votar. Y los candidatos que viven frente a cámara, pueden terminar lejos del recinto.