Los sindicatos aeronáuticos se preparan para subir la temperatura del conflicto con el Gobierno nacional, justo antes del arranque del receso invernal. Este jueves 10 de julio, las cinco organizaciones más importantes del sector (APLA, UPSA, APA, Aeronavegantes y ATEPSA) se reunirán en un plenario conjunto para definir un plan de acción gremial, con medidas que podrían escalar en los próximos días.

El motivo central de la bronca es lo que los gremios definen como una "desregulación salvaje" impulsada por el ministro Federico Sturzenegger, sumado al “vaciamiento sistemático” de empresas públicas estratégicas como Aerolíneas Argentinas, Optar y la potencial privatización de Intercargo. Según remarcaron en un comunicado, las reformas en marcha implican “un proceso de entrega planificada” del sistema aeronáutico, con impacto directo en las condiciones laborales y la seguridad de vuelo.

El primer golpe sindical está previsto para el viernes 11 de julio, cuando ATEPSA, el gremio que nuclea a los controladores aéreos, pondrá en marcha un cronograma de acciones que apunta a frenar despegues en todos los aeropuertos del país a partir del mediodía. Las medidas incluyen no recibir ni transmitir planes de vuelo durante los horarios establecidos, aunque excluyen las operaciones de emergencia, sanitarias o humanitarias.

Desde el sindicato advirtieron que “llevamos más de 10 meses sin respuesta” a los pedidos de aumento salarial por parte de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), la ANAC y la Subsecretaría de Transporte Aéreo. Luego de una audiencia con las autoridades el pasado 4 de julio, en la que el Gobierno buscó frenar el plan gremial alegando su inviabilidad durante una etapa de alta demanda turística, la respuesta sindical fue tajante: “la autoridad aeronáutica continúa presentando informes tendenciosos y argumentos infundados, buscando deslegitimar las medidas y obstaculizar el legítimo derecho constitucional a la huelga”.

El núcleo del conflicto no se agota ahí. El sindicato de pilotos (APLA), que conduce Pablo Biró, ya votó por unanimidad un paro nacional como respuesta al Decreto 378/2025, que modifica los márgenes de horas máximas de vuelo y recorta los tiempos mínimos de descanso del personal. La fecha de la huelga aún no está definida, pero estará en discusión en el plenario de este jueves. Para los pilotos, este cambio normativo representa “un ataque directo a la seguridad operacional y a las condiciones laborales de las tripulaciones”, y podría derivar en riesgos por fatiga y situaciones críticas en vuelo.

Aunque el Gobierno suspendió por 90 días la entrada en vigencia del decreto, a pedido de las aerolíneas, la resolución sigue firme. Desde el ministerio que encabeza Sturzenegger insisten en que la reforma apunta a modernizar el régimen laboral y reducir costos, en línea con los parámetros de la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos.

El conflicto tiene además una dimensión internacional. En junio, los gremios presentaron una denuncia ante el Comité de Libertad Sindical de la OIT, cuestionando la decisión del Ejecutivo de declarar la actividad como “servicio esencial”, lo que restringe el derecho a huelga. El punto vuelve a escena justo cuando se avecina la temporada alta del turismo de invierno.

El documento conjunto que se difundirá en el plenario señala que “no hay margen para la indiferencia. Está en juego el futuro de la aviación argentina”. Denuncian falta de inversión, pérdida de personal calificado y una gestión “improvisada”. En ese marco, prometen una respuesta “colectiva, contundente y organizada” en defensa de la soberanía aérea, el trabajo y la seguridad de los vuelos.

Mientras se define la modalidad de las próximas protestas conjuntas, ATEPSA ya ratificó un plan de 10 días de medidas durante julio, que, salvo que haya una respuesta del Gobierno, afectará los servicios aeronáuticos en los días más calientes del calendario turístico. “Se agotaron todas las instancias administrativas”, señalaron desde el gremio técnico, que reclama desde hace meses sin éxito.

Desde el frente gremial no descartan que el conflicto escale en bloque si no hay señales concretas del Ejecutivo. Y aunque cada sindicato encara su disputa con tiempos distintos, la consigna parece clara: la pelea está en el aire.