El asesinato del cabo 1° Mauricio Miñerro sacudió a la localidad de Eldorado, en Misiones. El oficial fue ejecutado de un disparo en la cabeza dentro de la base de la División de Infantería de la Unidad Regional III, ubicada en el kilómetro 11 sobre la calle Andrujovich. Además, los responsables del ataque robaron dos fusiles FAL y dos escopetas 12-70, dejando serios interrogantes sobre las fallas en la seguridad del destacamento.

El crimen ocurrió cerca de las 7:30 del 30 de diciembre. Según fuentes del Ministerio de Gobierno de Misiones, encabezado por Marcelo Pérez, una de las hipótesis más fuertes apunta a la participación de una banda narco con conexiones en Paraguay, dadas las características del hecho y el armamento sustraído. Incluso se sospecha que los atacantes intentaron llevarse una avioneta, aunque no lograron encenderla.

El Fusil Automático Ligero (FAL), una de las armas robadas, es altamente valorado por organizaciones criminales como el Primer Comando de la Capital (PCC), el mayor grupo delictivo de Brasil, conocido por operar en zonas fronterizas paraguayas como Pedro Juan Caballero. Estas bandas suelen usar avionetas para traficar drogas, arrojando cargamentos en puntos estratégicos que luego son trasladados hacia ciudades argentinas como Rosario y el conurbano bonaerense.

Miñerro no vestía uniforme ni portaba su arma reglamentaria al momento del ataque. Estaba solo en el destacamento, una situación irregular que llamó la atención de los investigadores. De acuerdo con las primeras versiones, otros dos efectivos deberían haber estado con él, pero se desconoce si estaban realizando controles o ausentes por razones no aclaradas.

Las autoridades iniciaron un sumario para determinar por qué el cabo quedó desprotegido en una zona considerada de alto riesgo. Además, trascendió que el cuerpo del policía estaba maniatado con precintos, lo que refuerza la hipótesis de un ataque comando.

El gobernador Hugo Passalacqua evitó hacer declaraciones sobre el caso, mientras que el Ministerio de Gobierno provincial emitió un escueto comunicado: “Lamentamos profundamente la pérdida de uno de nuestros miembros y reafirmamos el compromiso de esclarecer este hecho empleando todos los recursos disponibles”.

Por otro lado, las fuerzas de seguridad desplegaron operativos en los accesos principales y realizaron un extenso rastrillaje en busca de los atacantes. Sin embargo, hasta el momento no se identificaron sospechosos. Una versión preliminar sugiere que los delincuentes cruzaron de regreso a Paraguay por pasos clandestinos tras cometer el crimen.

El asesinato de Miñerro expone las falencias en la seguridad de las zonas fronterizas de Misiones. La provincia, que limita con Paraguay y Brasil, es un punto estratégico para el narcotráfico, pero enfrenta graves carencias en recursos y personal para controlar los extensos pasos ilegales.