En la reunión del miércoles con los intendentes de la tercera sección y también en la del jueves, con los de la primera, el gobernador Axel Kicillof se encontró con varias caras largas. No es para menos. El Frente de Todos cayó en 9 de los 24 distritos en los que se ponen en juego más de 7 millones de votos del padrón bonaerense.

Pero no solo eso sino que bajó el piso de votos en todos los distritos en los que ganó con respecto a 2019. En algunos casos por casi el 25 por ciento. El resultado no solo sorprendió sino que significó un golpe certero al corazón del voto peronista.

De esas 9 derrotas hubo cuatro esperables, dos que estaban marcadas con resaltador y tres inesperadas. Sin dudas, el Frente de Todos sabía que en esta elección no podría revertir la situación en Vicente López, San Isidro, San Miguel y Tres de Febrero. Y los resultados lo confirmaron a través de derrotas contundentes. Pero dentro de tanta amargura, en Lanús se consiguió una victoria significativa para un municipio donde el peronismo no es gobierno.

Más allá de esto, la mirada ahora está puesta en tratar de elevar el piso del voto en aquellos distritos donde no se ganó con la clara intención de reforzar el sufragio hacia la primera y la segunda boleta y dar un empujón más a los candidatos que dirimen sus puestos rumbo al Congreso y la Legislatura provincia.

Sin embargo, el principal objetivo es recuperar esos cinco municipios donde el Frente de Todos hoy es gobierno. Y principalmente dos de ellos: Quilmes y Morón. Sucede que allí Juntos ya fue gobierno entre 2015 y 2019 y la estructura opositora quedó armada. Por lo que para el oficialismo es imperioso volver a quedar al frente en dos bastiones con un gran poder de voto territorial ascendente.

Claro, no son los únicos. Tigre, Ituzaingó y San Martín son los otros tres teledirigidos donde la Provincia, pero sobre todo la Nación, pondrá su mirada. Y tiene sentido. Se trata de distritos pertenecientes a aliados de la primera línea presidencial.

En Tigre, Sergio Massa tiene demasiados intereses en juego para dejar caer en manos de Juntos el control municipal al que aspira poder tomar en 2023 con Malena Galmarini, su mujer, como intendenta.

En San Martín, Fernando Moreira quedó a cargo de un distrito que, se sabe, el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, sigue manejando a distancia y que, a la vez, de no revertir, dejaría todavía más expuesta a la figura del presidente. Mientras que en Ituzaingó, Alberto Descalzo también juega para el mandatario nacional.

Nosotros deseamos que haya un proyecto que tenga gestión para crecimiento del trabajo, la demanda en los lugares más humildes de la sociedad argentina”, con estas palabras, Descalzo aprovechó la reunión que los intendentes de la primera mantuvieron ayer con Kicillof para tirar un tiro por elevación.

Y es que los intendentes lo que esperan es una serie de acciones concretas en relación a la reactivación económica para poder salir a convencer a los vecinos. “Si desde Nación no ponen el pie en el acelerador, no podemos asegurar más votos. Estamos ligados y comprometidos, pero no podemos quedarnos en la pelea interna. Es un mensaje equivocado para el pueblo. Hay que bajar políticas claras para el bolsillo de la gente”, le dice a Data Clave un jefe comunal que ayer también participó del encuentro con el gobernador.

Sin embargo, más allá de lo que pueda poner en marcha tanto Nación como Provincia, los intendentes saldrán a jugar su propia elección. Enfocando mucho más el trabajo realizado a nivel local, haciendo eco de los logros obtenidos en el territorio para poder volver a ganar la confianza de quienes los eligieron en 2019.

No vamos a borrar ni al presidente ni al gobernador. Eso lo hizo la oposición en 2019 y no les tembló el pulso. Nuestra apuesta está en que hicimos las cosas muchas cosas positivas nivel local en medio de la pandemia económica que nos dejó Juntos y de la sanitaria. Nuestro voto está, solo hay que salir a buscarlo con más intensidad”, agrega.

Lo que dejan en claro en el oficialismo es que Juntos ganó distritos con el voto de la interna en sumatoria y que, como se sabe, eso no se mantendrá así en las generales. “No todos los que votaron al candidato de la UCR van a pasar su voto al PRO. Podrán no venir a nosotros, pero sin dudas pueden pasar a otras fuerzas”.

Al igual que pasó en la Ciudad, con el voto en favor de Javier Milei, que bajó el piso histórico del PRO, desde los oficialismo creen que en las generales se verán fortalecidos algunos frentes que pasaron el corte de las primarias y, de esa manera, bajar el caudal de votos para Juntos.