Creo que el PRO tiene que bajar todas las candidaturas, a todos los cargos y volver a empezar; pensar cuál es la mejor oferta que le tiene que hacer a los argentinos en la Provincia, en la Ciudad y el país y, sobre todo, mostrar su programa de gobierno y las reglas con las que va a competir”. Con estas palabras, la diputada nacional María Eugenia Vidal envió un mensaje directo a toda la dirigencia del partido amarillo

Y agregó: “El PRO se debe una discusión honesta sobre su programa de gobierno y mostrárselo a la sociedad, que lo tenemos, no importa quién gane. Si hay competencia, cuáles van a ser las reglas, porque no todo vale”. En concreto, la exgobernadora bonaerense generó las condiciones para lo que, en definitiva, será su propio anuncio.

Sucede que, como ya contó Data Clave, la diputada nacional dará a conocer a fin de abril cuál será su posicionamiento de cara a las elecciones presidenciales. Y, hoy por hoy, la dirigencia bonaerense del PRO siente que Vidal dará un paso al costado. Es por esto que no se trata de un compendio de declaraciones al paso.

La dirigente del partido amarillo sentó las bases de lo que, en definitiva, podría ser su propio renunciamiento. El puntapié inicial para su propia propuesta: declinar como parte de un armado colectivo. En resumen, una renuncia maquillada para evitar bajarle el precio a una candidatura que nunca terminó explotar sobre todo por la poca llegada que tiene la diputada nacional más allá de la provincia de Buenos Aires y CABA.

María Eugenia quedó en un lugar incómodo por no querer dar la pelea en CABA. Ella pensó que podría ser una síntesis para el PRO en un momento en que la puja interna poco tenía que ver con lo que pasa hoy”, le dice a este medio un diputado bonaerense del partido amarillo. 

Para buena parte de sus dirigentes, la posibilidad de que Vidal salga de la contienda presidencial podría volverse beneficioso ya que pasarían a tener una representación directa a través de Patricia Bullrich, la dirigente con la que el precandidato bonaerense, Cristian Ritondo, mejor comulga. Sin embargo, todavía hay un cierto temor de que la historia viva de más de 20 años de vínculo entre la exgobernadora y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se termina imponiendo.

Pese a que Vidal negó la ruptura, las diferencias existentes hoy entre Larreta y Bullrich ya generaron quiebres internos que, al parecer, no tienen solución más allá de que, llegado el caso, puedan terminan haciendo un acuerdo viable para que el PRO pueda tener un candidato de unidad. La puja de los militantes en el territorio ya superó los límites. Incluso, los principales armadores deben recordar a diario que el rival político es el kirchnerismo.

Del lado de los principales precandidatos presidenciales del partido amarillo descartaron de plano la propuesta de Vidal, quien sin posibilidades de meterse en las encuestas apuesta a un golpe de efecto que le permite reubicarse hacia adentro del partido en medio de la puja entre Larreta y Burllrich.