Las elecciones provocaron un cimbronazo dentro del Frente de Todos. El resultado de las PASO puso en evidencia las diferencias existentes dentro de la coalición peronista del ejecutivo nacional y del bonaerense.

Fue tan fuerte el impacto del voto que en ambos gobierno se llevó a cabo un cambio de cara para el gabinete con el fin de poder presentarse de otra manera ante el electorado en las generales de noviembre y dar vuelta los resultados.

Los golpes pegaron de lleno en los municipios, donde los intendentes recibieron el rechazo nacional y, en menor medida, según los propios jefes comunales, provincial. Los alcaldes sienten que la baja del porcentaje local y las derrotas son responsabilidad directa de “arriba”.

Ante esta situación, dos alcaldes expusieron la situación concreta y, de no conseguir respuestas favorables, podrían pegarle un portazo al Frente de Todos en busca de sostener el territorio a su favor y no ser víctimas de lo que llaman "voto descendente”.

Tal es el caso de Ariel Sujarchuk (a cargo de Escobar) y de Julio Zamora (Tigre). Según le dijeron a Data Clave fuentes cercanas al primero, “en esta semana definirá si sigue o se va. Lo está evaluando. Es una posibilidad”. Y a la hora de saber las razones, sostuvo: “No son uno o dos. Son varios los motivos”.

Para empezar, la lista local de Sujarchuk bajó del 64 por ciento de las generales de 2019 a un 41 por ciento. Una caída de 23 puntos en la comparativa. El intendente siente en peligro su distrito y no quiere quedar preso del voto completo de una lista que, puestas adentro, sienten que resta.

Pero no solo eso. Sujarchuk, que fue anfitrión el pasado 24 de julio de la presentación de las listas del Frente de Todos en un acto junto a la plana mayor del Frente de Todos, se sintió ninguneado al no ser tenido en cuenta para ocupar algunos de los cargos que se pusieron en juego tanto a nivel nacional como provincial. Y ahora presiona para obtener una respuesta a su favor que lo convenza de seguir la línea de apoyo.

Por su parte, desde Tigre, Zamora aseguró en una entrevista con Página 12 que “perdimos veinte puntos con una buena gestión, obras, iluminación, infraestructura en salud y en educación, da bronca”. Y agregó que “hay disconformidad a nivel país producto de la pandemia y hay responsabilidad a nivel provincia”.

Zamora se enfrenta a un dilema de difícil resolución. Y es que tras perder las PASO por 5 puntos, ahora deberá remontar una elección que, a la vez, tiene una fuerte interna en su pago chico. Sucede que en la conformación de la lista que encabeza su mujer, Gisela Zamora, tiene una representatividad compartida con su enemigo y actual socio político, Sergio Massa, quien tiene grandes planes para que Malena Galmarini se haga cargo del distrito en 2023.

Por ende, soltar o no soltar. Esa sería la cuestión a resolver. Y que, al parecer, en ninguno de los casos lo llevaría a buen puerto.